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Por Alain Lu\u00e9vano D\u00edaz*<\/p>\n
* Una Pensi\u00f3n Para Jes\u00fas Contreras<\/i><\/b><\/p>\n
CORR\u00cdA EL<\/strong> a\u00f1o de 1881. El militar Pedro Ciro Contreras recibi\u00f3 la orden incontrovertible: deb\u00eda seguir prestando su servicio a las armas nacionales en la Ciudad de M\u00e9xico. La noticia le habr\u00eda causado de inmediato la duda de partir solo a la capital o llevarse a la familia a la aventura.<\/p>\n TRASLADARSE<\/strong> a cientos de kil\u00f3metros al sur ten\u00eda sus riesgos. Era abandonar a los seres queridos, a los amigos y la apacible Aguascalientes y arriesgar la seguridad econ\u00f3mica, aunque sus ingresos eran apenas justos. Adem\u00e1s, estaba el asunto del viaje: aunque los caminos eran m\u00e1s seguros que anta\u00f1o, lat\u00eda la posibilidad de ser v\u00edctimas de los salteadores, que hab\u00edan actuado impunemente durante d\u00e9cadas e incluso a\u00fan corr\u00edan historias de sus sanguinarios actos.<\/p>\n PERO DON<\/strong> Pedro no ten\u00eda opci\u00f3n: su honor militar indicaba que deb\u00eda ir s\u00ed o s\u00ed a la Ciudad de M\u00e9xico llev\u00e1ndose a los suyos. Ya se hab\u00eda apartado de su amada Mar\u00eda Luz Ch\u00e1vez en los aciagos a\u00f1os de la guerra fratricida y de la intervenci\u00f3n francesa, y le punzaba a\u00fan en el coraz\u00f3n la p\u00e9rdida de sus v\u00e1stagos Jes\u00fas y Pedro. No quer\u00eda ni imaginarse la vida sin su mujer y los sobrevivientes hijos, Baudelio, de 19 a\u00f1os, y el segundo Jes\u00fas, de 15.<\/p>\n COMENZARON LOS<\/strong> \u00a0preparativos para dejar Aguascalientes. No era necesario mudar la casa entera ni mucho menos: era un lujo que s\u00f3lo pod\u00edan permitirse los millonarios y adem\u00e1s ser\u00edan recibidos en la vivienda 20 de la calle del Hospicio, con familiares de Mar\u00eda Luz, por lo que bastaba juntar la ropa y algunos utensilios, libros y documentos, nada que hiciera pesado el viaje en diligencia.<\/p>\n UNA CUESTI\u00d3N<\/strong> asaltaba a don Pedro en esos d\u00edas: el futuro de Jes\u00fas. Sab\u00eda que ten\u00eda inteligencia y talentos innatos, como lo hab\u00eda demostrado en las aulas, en especial con el profesor Francisco Santini y en el taller del maestro artesano Pl\u00e1cido Jim\u00e9nez, quienes hab\u00edan ponderado su agilidad mental y destreza manual, ya que resolv\u00eda problemas pr\u00e1cticos con facilidad y sus manos se desenvolv\u00edan con naturalidad para dibujar o modelar figurillas de ornato.<\/p>\n Pedro Ciro Contreras |\u00a0Jes\u00fas F. Contreras<\/p><\/div>\n DON PEDRO<\/strong> no quer\u00eda que su hijo se perdiera en la bulliciosa y licenciosa vida en la capital, pues ya hab\u00eda dado muestras de cierta inclinaci\u00f3n al relajo y deb\u00eda asegurar que se enfocara en sus estudios, que potenciara sus habilidades para asegurar el porvenir. Entonces no dud\u00f3 en pedir una pensi\u00f3n al Congreso de Aguascalientes: el 15 de marzo de 1881, tras realizar un borrador, con esmerada caligraf\u00eda redact\u00f3 el documento al que fij\u00f3 en la parte superior un timbre de 50 centavos con la efigie de Melchor Ocampo.<\/p>\n EL ESCRITO,<\/strong> hasta hoy in\u00e9dito, dice textualmente: \u201cPedro Contreras, ciudadano del Estado, ante S. H. respetuosamente comparezco a exponer: Que estando actualmente al servicio militar del Supremo Gobierno de la Uni\u00f3n, tengo necesidad de fijar mi residencia en la capital de la Rep\u00fablica, para donde marcho en uni\u00f3n de mi familia.<\/p>\n \u201cENTRE ELLA<\/strong> se encuentra un hijo menor de quince a\u00f1os, adolescente que recibe a\u00fan la instrucci\u00f3n primaria en esta ciudad, y quien est\u00e1 ya en aptitud para pasar ya a la instrucci\u00f3n secundaria, a fin de procurarse alguna carrera profesional.<\/p>\n \u201cMIS RECURSOS,<\/strong> Se\u00f1or, no me bastan para expensar del todo los gastos de la ense\u00f1anza secundaria que pretendo dar a este ni\u00f1o, llamado Jes\u00fas, y en tal virtud me he determinado a ocurrir a S. H., suplic\u00e1ndole que se digne acordarle una pensi\u00f3n que me ayude a proporcionarle en M\u00e9xico la instrucci\u00f3n secundaria que ya necesita.<\/p>\n \u201cTODOS LOS<\/strong> dignos miembros de S. Honorabilidad me conocen, y por lo mismo saben y les consta los servicios que, aunque insignificantes, he prestado al Estado, principalmente en la \u00e9poca azarosa de su revoluci\u00f3n reformista y liberal.<\/p>\n \u201cPOR TANTO,<\/strong> y conociendo el empe\u00f1o de S. H. por proteger a los hijos de escasa fortuna del Estado, foment\u00e1ndoles su noble deseo de instruirse, a S. H. ocurro, suplic\u00e1ndole que tomando en consideraci\u00f3n lo expuesto, se digne decretar de conformidad con mi solicitud, en lo que recibir\u00e9 merced y gracia\u201d.<\/p>\n LA PETICI\u00d3N<\/strong> tomar\u00eda algunos d\u00edas en resolverse. El 22 de marzo, cuando los Contreras Ch\u00e1vez ya estaban en la gran ciudad, la Comisi\u00f3n de Hacienda se reuni\u00f3 y el asunto de don Pedro se zanj\u00f3 con rapidez: como los fondos p\u00fablicos eran exiguos, no hab\u00eda manera de ayudar al joven Jes\u00fas. El pleno de la c\u00e1mara respald\u00f3 la decisi\u00f3n hasta el 4 de junio.<\/p>\n \u201c…LAS AZAROSAS<\/strong> circunstancias por las que atraviesa el erario en estos momentos no permite absolutamente recargar el presupuesto con esta clase de concesiones…\u201d, ley\u00f3 con disgusto Pedro e hizo a un lado el papel, sin interesarse por concluir puesto que era verborrea burocr\u00e1tica. Estaba frustrado porque a\u00fan cre\u00eda que sus compa\u00f1eros liberales premiar\u00edan sus sacrificios, pero la realidad le mostraba de nueva cuenta que la lealtad no siempre se pagaba con metal.<\/p>\n DE CUALQUIER<\/strong> manera, no todo estaba perdido ni mucho menos para Pedro. Las primeras semanas en su nuevo hogar no fueron malas, la hospitalidad de los Ch\u00e1vez y el orden que imperaba en la din\u00e1mica urbe, tan distinta a la recoleta Aguascalientes, daban la sensaci\u00f3n que ah\u00ed hab\u00eda un futuro promisorio, siempre y cuando se trabajara con ah\u00ednco. Adem\u00e1s, Jes\u00fas ya hab\u00eda visitado la Escuela Nacional de Bellas Artes y al echar el joven una simple mirada en el fascinante mundo de pintores, grabadores, escultores y arquitectos, decidi\u00f3 sin duda que era su destino.<\/p>\n AL POCO<\/strong> tiempo, en julio de 1881, Jes\u00fas lograr\u00eda ser admitido en la instituci\u00f3n, comenzando a andar el camino que lo llevar\u00eda a ser el afamado escultor del Porfiriato. Don Pedro alcanz\u00f3 a disfrutar los primeros \u00e9xitos de su diestro cachorro, hasta que el tifo se lo llev\u00f3 a la tumba el 20 de febrero de 1893.<\/p>\n Fuentes <\/strong><\/p>\n Archivo Hist\u00f3rico del Estado de Aguascalientes, Fondo Poder Legislativo, caja 34, expediente 12.<\/p>\n Mart\u00ednez Delgado Gerardo y Vicente Agust\u00edn Esparza Jim\u00e9nez, \u201cEl sello artesanal. Familia y ciudad en los primeros a\u00f1os de Jes\u00fas F. Contreras Ch\u00e1vez\u201d, en Jes\u00fas F. Contreras, pasi\u00f3n y poder escult\u00f3rico [en imprenta].<\/p>\n P\u00e9rez Walters, Patricia, Alma y bronce. Jes\u00fas F. Contreras 1866-1902, Aguascalientes, Instituto Cultural de Aguascalientes, 2002, pp. 28-37. Agradezco a Luciano Ram\u00edrez su pr\u00e9stamo.<\/p>\n \u201cProyecto de Ley Org\u00e1nica de la Instrucci\u00f3n P\u00fablica en el Distrito Federal\u201d, en El Minero Mexicano, Ciudad de M\u00e9xico, 5 de mayo de 1881, tomo VIII, n\u00famero 10, pp. 117-119.<\/p>\n Ram\u00edrez Hurtado, Luciano y Alain Lu\u00e9vano D\u00edaz, \u201cOtros aprendizajes del joven Contreras en Aguascalientes: El Esfuerzo y la Escuela de Ni\u00f1os N\u00famero Uno\u201d, en Jes\u00fas F. Contreras, pasi\u00f3n y poder escult\u00f3rico [en imprenta].<\/p>\n Fotograf\u00eda de Pedro Ciro Contreras: Biblioteca P\u00fablica Central Bicentenario Centenario, Archivo Alejandro Topete del Valle, clasificaci\u00f3n 1Ft4-47 a9. Proporcionada por Vicente Agust\u00edn Esparza Jim\u00e9nez. Fotograf\u00eda de Jes\u00fas Fructuoso Contreras: Tomada de P\u00e9rez Walters, Op. Cit., p. 21<\/p>\n * Historiador y atlantista.<\/em><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" * Una Pensi\u00f3n Para Jes\u00fas Contreras<\/p>\n CORR\u00cdA EL a\u00f1o de 1881. El militar Pedro Ciro Contreras recibi\u00f3 la orden incontrovertible: deb\u00eda seguir prestando su servicio a las armas nacionales en la Ciudad de M\u00e9xico. 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