{"id":100230,"date":"2017-10-22T07:44:48","date_gmt":"2017-10-22T12:44:48","guid":{"rendered":"http:\/\/localhost\/wordpress\/?p=100230"},"modified":"2017-10-22T07:44:48","modified_gmt":"2017-10-22T12:44:48","slug":"entre-letras-23","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/aguascalientes.pagina24.com.mx\/2017\/10\/22\/columnas\/entre-letras-23\/","title":{"rendered":"Entre Letras"},"content":{"rendered":"<p><span style=\"text-decoration: underline;\">Memorias y An\u00e9cdotas de una Vida<\/span><\/p>\n<p>Por Carlos Alberto S\u00e1nchez Villegas*<\/p>\n<div style=\"width: 860px\" class=\"wp-caption aligncenter\"><img decoding=\"async\" class=\"size-full\" src=\"https:\/\/cdn.pagina24.com.mx\/content\/images\/2017\/10\/22\/local\/c1.jpg\" alt=\"Oto\u00f1o de Bristol, de Leonid Afremov\" width=\"850\" \/><p class=\"wp-caption-text\">Oto\u00f1o de Bristol, de Leonid Afremov<\/p><\/div>\n<p><strong>SENTADO EN<\/strong> la banca de aquel parque el viejo recordaba todos los pasajes de sus 78 a\u00f1os, los largos caminos que recorri\u00f3 y las decisiones que alg\u00fan d\u00eda hab\u00eda tomado.\u00a0Como una rutina inquebrantable hab\u00eda visitado ese parque cada tarde desde hace cinco a\u00f1os.\u00a0No ten\u00eda mucho que hacer, nadie lo esperaba en su casa, ten\u00eda d\u00e9cadas que viv\u00eda solo, pero eso fuera de entristecerlo le hac\u00eda la vida m\u00e1s sencilla.<\/p>\n<p><strong>\u00a0AMABA LA<\/strong> singularidad de las cosas peque\u00f1as, para \u00e9l cada detalle por m\u00e1s min\u00fasculo que fuera contaba.\u00a0A diferencia de otros hombres de su edad no hab\u00eda perdido el h\u00e1bito del sue\u00f1o, disfrutaba despertar ya entrada la ma\u00f1ana y beber su caf\u00e9 con el mediod\u00eda, no necesitaba de lentes para leer su peri\u00f3dico diario, ni alg\u00fan p\u00e1rrafo o verso que se desprendiera de sus libros.\u00a0Era un hombre pulcro y serio que enga\u00f1aba a la vejez en muchos aspectos.<\/p>\n<p><strong>\u00a0SOBRE SU<\/strong> escritorio se encontraba una peque\u00f1a libreta roja donde anotaba los sucesos m\u00e1s importantes de sus d\u00edas o alg\u00fan recuerdo suelto de sus memorias, nunca cultiv\u00f3 la poes\u00eda o el verso, aunque disfrutaba mucho leerlos, no, para \u00e9l todo se limitaba a sus memorias y vivencias, dejaba la belleza de las letras para otra persona con m\u00e1s sentido de la est\u00e9tica.\u00a0Era un hombre de extraordinaria, lo \u00fanico que lamentaba era que con su muerte alg\u00fan d\u00eda todo se perder\u00eda.<\/p>\n<p><strong>\u00a0CUANDO EL<\/strong> sol comenzaba a caer tomaba su sombrero y su reloj de mano y se dirig\u00eda a la calle, a unas cinco cuadras se encontraba ese parque p\u00fablico que tanto visitaba, siempre el mismo camino, siempre la misma banca alejada de las dem\u00e1s, incluso de aquellos de su misma edad que tambi\u00e9n frecuentaban y se reun\u00edan en el parque por las mismas horas.\u00a0Prefer\u00eda el ruido de la soledad, la complejidad de la naturaleza.\u00a0En su juventud siempre fue juzgado por sus acciones, nunca fue entendido por aquellos que m\u00e1s quer\u00eda, sus padres y sus hermanos, por eso a esta edad prefer\u00eda estar solo y estar rodeado tan solo de aquello que no pod\u00eda juzgarlo.<\/p>\n<p><strong>\u00a0TODO LO<\/strong> anterior tampoco convert\u00eda a nuestro personaje en un ermita\u00f1o ni en un ser antisocial.\u00a0En ocasiones nuestro amigo recib\u00eda visitas en aquel jard\u00edn, en su mayor\u00eda j\u00f3venes y ni\u00f1os a los que les causaba cierta curiosidad por su seriedad, tal vez en su interior sent\u00edan alg\u00fan pesar como el viejo lo sinti\u00f3 de joven, de cualquier manera, \u00e9l les regalaba lo \u00fanico que ten\u00eda a su alcance, trozos de su memoria.<\/p>\n<p><strong>\u00a0EN ESTAS<\/strong> pl\u00e1ticas y conversaciones aquel viejo encontr\u00f3 una peque\u00f1a manera de que sus historias y an\u00e9cdotas vivieran mediante otras personas.\u00a0Personas llenas de malas decisiones, personas que se sent\u00edan solas encontraban algo de paz en aquellas historias, sobre todo, hallaban una especie de consuelo e identificaci\u00f3n.\u00a0Eso llenaba sus d\u00edas, su existencia, o lo que quedaba de ella.<\/p>\n<p><strong>\u00a0D\u00cdA TRAS<\/strong> d\u00eda las tardes de pl\u00e1ticas se suced\u00edan, cada noche regresaba a su casa agotado pero satisfecho de poder transmitir todo aquello que vivi\u00f3 al final del d\u00eda solo lo esperaba su taza de caf\u00e9 y alguna que otra lectura pasajera y la sensaci\u00f3n de que en cualquier momento pod\u00eda partir sin el miedo de quedar enterrado por el olvido.<\/p>\n<p><em>\u00a0*Historiador, escritor y columnista.\u00a0Egresado de la Universidad Aut\u00f3noma de Aguascalientes.<\/em><\/p>\n<p>&nbsp;<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"<p>Memorias y An\u00e9cdotas de una Vida<\/p>\n<p>Por Carlos Alberto S\u00e1nchez Villegas*<\/p>\n<p>SENTADO EN la 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