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Juan Espinoza Jiménez

Sanar

ES LO QUE predica el obispo Juan Espinoza Jiménez que debe ocurrir con quienes creen en Dios, porque no hay nada como sanar las heridas para ser funcionales primero como personas, luego en la familia y posteriormente en la sociedad.

HAY QUIENES desgastan su vida en problemas estériles, en donde lo único que hacen es agrandar el rencor hacia quienes en algún momento les hicieron daño, pero eso no lleva a nada benéfico, ni para quien lo siente ni para los demás.

SI LA PERSONA sana y el resto no, ya es problema de los demás el no seguir esos pasos de recuperación de lo que vale la pena en la vida: tener familia, porque lo peor es la soledad, y eso no significa vivir acompañado, sino esa que se siente aun estando rodeado de personas.

ESOS PADRES o madres de familia que siguen descargando sus traumas en sus hijos lo único que provocan es que ese espacio esté contaminado y no sea el mejor para el desarrollo de los niños, que al crecer repiten patrones.

POR ESO hace hincapié en que hay que sanar primero en lo individual y luego tener paciencia y caridad a prueba de fuego, para dar oportunidad de creer en el cambio a quienes conviven con nosotros. De esa manera se puede regenerar la convivencia en los hogares y evitar a toda costa la violencia, empezando por los gritos.

Y AHÍ ESTÁ: el obispo tardó más en hablar de los Herodes que están en contra de la vida que en llegar los policías a la Plaza de Armas para retirar la manifestación de los provida.

¿CASUALIDAD? QUIÉN sabe, pero los mal pensados aseguran que fue demasiado evidente que no pasara mucho tiempo entre que el obispo hablara y que actuaran los “súper policías” de Aguascalientes, que se mostraron bravos ahí sí, no como cuando tienen que enfrentar los balazos y a los delincuentes con armas blancas. En esos casos, una de dos: se quedan de espectadores o piden un titipuchal de refuerzos para entrarle y sofocar los verdaderos problemas, y no a unas rezanderas provida. Esa doble moral es la que muchos vomitan.

POR CIERTO, el obispo salió a dar la misa enfermo, afónico totalmente, pero su mensaje fue más que claro. (BDR).