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Juan Espinoza Jiménez (Foto: David Julián Torres Martínez)

Menos Fiesta y más Reflexión

EL OBISPO Juan Espinoza Jiménez, en su homilía de Navidad, invitó a los presentes a dejar de pensar en cuánto van a gastar para recibir el Año Nuevo y, en lugar de recurrir a supersticiones como ponerse prendas interiores de diversos colores para atraer lo que desean, re􀃀exionar sobre lo que hicieron de bueno durante este año y plantear propósitos para el próximo que no se reduzcan a buscar amor o dinero fácil, sobre todo efectivo.

EL PURPURADO, en su papel de pastor de los católicos, pidió que vivan lo que es el Evangelio y se alejen de tonterías. Señaló que la mejor forma de celebrar la Navidad y ganar indulgencias es acudir a Catedral y hacer una buena confesión, ya que el año jubilar termina el próximo domingo.

JUAN ESPINOZA no habla al tanteo: sabe que el mundo anda de cabeza y que ahora se normaliza tener esposo, novio y amante al mismo tiempo, bajo el argumento de que si los hombres son infieles, las mujeres también deben “destaparse” y empoderarse, con todo lo que termine en “arse”.

PERO DESDE el punto de vista moral eso se llama degenere y, desde lo personal, fuera de creencias, existe algo que se llama respeto por sí mismo.

Y MUCHAS otras cosas peores debe conocer el obispo cuando se dedica a confesar, pues insiste una y otra vez en que se acerquen a hacerlo “sin miedo”, que se quiten la vergüenza, porque si se confiesan sólo de las cosas “light” y por pena callan lo más grave, esa confesión no vale; incluso, es peor el pecado.

POR ESO el obispo recuerda que Dios es amor y siempre perdona, siempre y cuando exista arrepentimiento sincero por las barbaridades cometidas.

Y EL OBISPO está en su papel: dice lo que debe. Ya quien quiera hacer caso y tener una conversión adecuada que lo haga; si no, que sigan en lo suyo: unos aparentando ser católicos y causando más daño con lo que dicen que una serpiente con todo su veneno; los rezanderos que creen que con eso se les quita lo alimañas que son. Pero acercarse a confesarse “sin miedo” parece cosa de valientes… y de lobos vestidos de oveja. (BDR).