Investigador de la UAA Cuestiona el Paralelismo Urbano

La investigación, enfocada en América Latina y el Caribe, busca identificar factores específicos para el desarrollo de políticas públicas precisas que aborden el impacto ambiental en segmentos clave de la economía urbana
En lo que va del proyecto se ha encontrado que existen ciudades que crecen en economía del conocimiento, pero a la par incrementan la presión sobre el ambiente y recursos naturales.
Una investigación en curso de la Universidad Autónoma de Aguascalientes analiza la compleja dinámica entre el crecimiento económico y las condiciones ambientales en algunas ciudades de América Latina y el Caribe, desafiando la idea de una transición automática a la sostenibilidad.
El doctor Luis Enrique Santiago García, profesor investigador del Centro de Ciencias del Diseño y de la Construcción (CCDC) y adscrito al Departamento de Urbanismo de la UAA, encabeza el proyecto titulado: “Indicadores económicos e indicadores de calidad ambiental: ¿tendencia convergente en el sector servicios de las ciudades de América Latina y el Caribe?”.
Iniciada en 2024 y con conclusión prevista para finales de este mismo año; la investigación se centra en analizar si la transición de las economías urbanas hacia sectores basados en el conocimiento, la tecnología y los servicios (denominados “capital intelectual”) se traduce de manera paralela en una mejora de los indicadores ambientales, como un menor consumo de agua y energía, menor generación de residuos, incremento de áreas verdes y reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
A diferencia de la hipótesis de una causalidad sencilla, donde un mayor desarrollo basado en el conocimiento conduciría automáticamente a un mejor ambiente, la investigación del doctor Santiago García desafiaba esta lógica inicial. Sus análisis preliminares demuestran que no hay una relación lineal directa entre estas variables, revelando una complejidad inesperada y un fenómeno mucho más complicado de lo que se había supuesto.
“Hay ciudades que avanzan notablemente en su economía del conocimiento, volviéndose más innovadoras y culturalmente atractivas –como Querétaro–, pero que, al mismo tiempo, incrementan la presión sobre sus recursos naturales y generan más contaminación debido al mismo desarrollo”, explicó.
Inversamente, algunas ciudades económicamente rezagadas están mostrando mejoras en sus condiciones ambientales.
“Pensé que era algo muy sencillo, pero abrí la caja de pandora”, señala el doctor Santiago. La investigación ha identificado una diversidad de factores que influyen en esta relación, desde las políticas públicas, los patrones de consumo y el nivel educativo de la población.
En cuanto a la metodología y alcance, el estudio ha logrado categorizar tres conjuntos de ciudades con dinámicas diferenciadas, utilizando diversas fuentes de información oficiales. Para lo referente a Latinoamérica, el investigador ha recurrido al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y, para México (87 ciudades), los datos se han obtenido del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Gracias a la colaboración con estas instituciones se han podido analizar de manera conjunta indicadores económicos, medioambientales, sociales y de estructura urbana.
El doctor Santiago García explicó que el principal valor de su trabajo de investigación radica en la conjunción de tres apartados clave: ciudad, medio ambiente y economía.
“Esta investigación tiene una orientación muy clara hacia el desarrollo de políticas públicas, los resultados pueden permitir a los tomadores de decisiones identificar factores que están generando presión ambiental en segmentos específicos de la economía urbana”, comentó.
Asimismo, señaló que los resultados finales aportarán información relevante para el desarrollo de políticas públicas precisas y diferenciadas, aplicables a la realidad de cada grupo de ciudades. “En realidad no hay una misma medida para todas, pero quiero, con este estudio, hacer un llamado a la reflexión sobre las decisiones individuales de consumo y movilidad que, en su conjunto, determinan la sostenibilidad de las ciudades. “Como individuos podemos vivir en una ciudad avanzada, pero tomamos decisiones diarias que influyen en cuestiones ambientales; consumimos mucho, usamos más el vehículo, etcétera”.