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Una turba de malandros, pagada por el PAN, causó destrozos en Palacio Nacional, provocó 120 personas heridas y ofendió a la presidenta de México Claudia Sheinbaum, el pasado 15 de noviembre
UNA, DOS Y… ¡TRES! ¡COMENZAMOS!
EL PAN DE ANTAÑO…*
Conocí al PAN de antaño, cuando el azul se financiaba rifando automóviles, pues los “orgullosos panaderos” le hacían “fuchi” al dinero del gobierno para no “corromperse” y perder su independencia.
Eran los tiempos románticos en que luchaban por “una patria libre y generosa”, hasta que llegó “El Maquío” y el PAN comenzó a despegar ganando gubernaturas y curules al por mayor: las vacas flacas engordaron, pero fue un “priísta con credencial” el ganón: Felipe González González, un abarrotero en bancarrota, que resurgió gracias a que el PAN lo arropó y lo llevó a Palacio de Gobierno:
“Dejo los negocios para ir a la política, no voy a la política a hacer negocios”, fue su principal promesa de campaña, que a las primeras de cambio quebrantó:
En Puerto Vallarta, Jalisco, en zona turística, el abarrotero convertido en gobernador “compró 500 hectáreas de tierra a 10 centavos el metro cuadrado”, dándose cuenta que siendo gobernador las oportunidades de hacer grandes negocios -como sucedió- le llovían.
Hombre “enamorado” de familia, hizo otra con una de sus ahijadas: Virginia, con la que procreó dos hijos: “la parejita”.
A meses de entregar el poder, el pique con el entonces gobernador electo, Luis Armando Reynoso Femat, se acentuaba, fue entonces que Felipillo habló con Vicente Fox y éste se lo mandó a Santiago Creel, como subsecretario de Gobernación, salvándose así de no parar en prisión por todas las transas que hizo en Palacio de Gobierno, mudo testigo de sus aventuras extramaritales, lo que provocó formar una nueva familia -eso sí muy cristiana, pero escondida- con su ahijada Virginia, a la que le hizo dos hijos (la parejita), a la que según las lenguas de doble filo, dejó sin herencia para evitar habladurías de la gente. ¿Por qué le platico esto al lector? Porque a “don Felipe” pretenden elevarlo a los altares como “El Patrono de los Abarroteros”, tal vez como reconocimiento a sus kilos de 850 gramos o vaya usted a saber lo que ese grupo de “minis” pretende hacer con la figura del “abarrotero con las nalgas al revés”, famoso por convertir manteca vegetal en manteca de puerco: trituraba chicharrón y lo revolvía en la manteca vegetal, convirtiéndola así en manteca de cerdo.
PERO RECORDABA AL PAN DE ANTAÑO…
El de Ramiro Pedroza, Gastón Guzmán Díaz, doña Nico, ¡cómo la quería la gente!, doña Lilia Palomino Topete, panistas (+) de cepa, orgullosos con su Azul; tiempos aquellos cuando a golpes de calcetín corríamos de un lugar a otro para cubrir las ruedas de prensas, destapes y demás.
Los aniversarios de TRIBUNA LIBRE, cuando a los reporteros de prensa de Gobierno del Estado les tenía prohibido “El Polivoz” Granados (+) asistir a los bailongos de aniversario, siendo la Güera Lety López la primera reportera en ser despedida de Palacio… ¡Ah, tiempos aquellos, que enfrentamos a “Barbarazo”, como le decíamos al gobernador Miguel Ángel Barberena Vega: de esas pachangas fenomenales nomás los recuerdos quedan.
En fin: ya viene diciembre y celebraremos nuestro 42 aniversario… y nosotros tan tranquilos como el güisqui aquel.. ¡Salud!
PERO…
Recordábamos los tiempos “románticos” del PAN, cuando los panaderos pasaban las de Caín para sacar adelante al partido, pues se negaban a recibir el billete que por ley les correspondía, hasta que llegó “El Maquío”, perdieron el pudor y los billetes cayeron como agua y desde entonces andan bien bañados y perfumados con hartos millones.
Tantos que hasta contratan a pandilleros juveniles, a quienes les entregan millones para acudir a Palacio Nacional a golpear policías e insultar a la Presidenta de México.
¿Dónde chingaos quedó la decencia panista?
Y CON ESTA ME DESPIDO…
Yo creo que los panaderos deben de reflexionar y cambiar de táctica, no es con insultos ni con denuestos y menos con agresiones como pueden recuperar palacio nacional, hoy por hoy más lejos que nunca.
¡Gobiérnense, carajo!
(*Columna publicada inicialmente en el semanario hermano TRIBUNA LIBRE el pasado jueves 20).
