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¡A gastar!

Mercantilismo

A CUALQUIER lado donde se vaya en estos días, a lo que invitan es a gastar y gastar como si no hubiera un mañana. Y no sólo del Buen Fin, sino ya está la parafernalia de la Navidad y los diseños de “moda” para el árbol y también aquello de que se compre sin parar para regalarle a todos.

Y COMO ya hay quien trae dinero porque se adelanta parte del aguinaldo, caja de ahorro, bonos y cuanto manden y gusten, es un martirio ir a cualquier centro comercial, aunque haya quienes sólo acudan a comprar la despensa.

LO PEOR es que de todo eso que difunden de Navidad, la realidad cruda y dura es que el sentido de la misma se ha perdido por completo.

SON POCOS los que la viven como se hacía tradicionalmente, y eso de las posadas ya no incluyen los rezos y cantos… ahora es embriagarse, hablar del prójimo y enojarse si no les toca el mejor regalo.

PERO BUENO, ya se entró en la temporada donde todo es aparente felicidad hasta el 31 de diciembre, porque en enero les llega la cruda realidad y a muchos les dura meses. (BDR).

Proponen Programas de Prevención Temprana de Enfermedades Mentales y Seguimiento a la Depresión.

 LA DIPUTADA María Teresa Ealy Díaz, de Morena, propuso una iniciativa que adiciona las fracciones XIII a XVII al artículo 73 de la Ley General de Salud, para implementar programas de prevención temprana de enfermedades mentales y seguimiento a la depresión, así como su reconocimiento de posible causa de discapacidad psicosocial.

LA REFORMA establece que la Secretaría de Salud, las instituciones de salud y los gobiernos de las entidades federativas, en coordinación con las autoridades competentes en cada materia, fomentarán y apoyarán programas específicos para la prevención, detección temprana, tratamiento integral y seguimiento de la depresión y otros trastornos mentales comunes, con especial atención a las mujeres, personas cuidadoras y grupos en situación de vulnerabilidad.

TAMBIÉN, EL reconocimiento de la depresión y otros trastornos mentales como posibles causas de discapacidad psicosocial, garantizando el acceso a servicios de atención integral, rehabilitación y acompañamiento comunitario, sin discriminación ni estigmatización.

ADEMÁS, LA incorporación de la corresponsabilidad social y familiar en los cuidados como eje transversal de las políticas de salud mental, promoviendo el autocuidado, la distribución equitativa de las tareas de cuidado y la prevención del agotamiento emocional derivado de dichas responsabilidades.

AGREGA LA capacitación obligatoria con perspectiva de género, derechos humanos y discapacidad psicosocial para todo el personal médico, psicológico, de enfermería y de trabajo social que brinde atención en salud mental y adicciones, y la inclusión del enfoque de género y de discapacidad psicosocial en todos los programas, servicios, campañas y políticas públicas en materia de salud mental, con especial énfasis en la eliminación de estereotipos, estigmas y barreras institucionales.

EL DOCUMENTO, turnado a la Comisión de Salud, menciona que la depresión no puede seguir tratándose como un padecimiento individual desvinculado de su contexto social, pues representa un síntoma colectivo de las desigualdades, por lo que se debe reconocer como un problema de salud pública con implicaciones de discapacidad psicosocial.

PUNTUALIZA QUE reformar la Ley General de Salud en esta materia permitirá avanzar hacia un sistema de atención más humano, incluyente y equitativo, que garantice el derecho de todas las personas, en particular de las mujeres, a una vida digna, libre de estigmas y con plena salud mental.

MENCIONA QUE la depresión constituye actualmente una de las principales causas de discapacidad en México y en el mundo, ya que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2023), más de 280 millones de personas padecen depresión, la cual representa la primera causa de años vividos con discapacidad a nivel global.

EN EL CONTEXTO nacional, la Encuesta Nacional de Evaluación del Desempeño 2002–2003 evidenció una prevalencia de episodios depresivos en la población adulta del 4,5 por ciento, con 5,8 por ciento en mujeres y 2,5 por ciento en hombres. (Cámara de Diputados).

 

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