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Juan Espinoza Jiménez

Razón

EL OBISPO Juan Espinoza Jiménez habló con toda razón sobre el ruido exagerado que hubo en la Plaza de Armas ayer por la mañana: música, altavoces, gritos, juegos… de todo lo que pudieron y quisieron.

PERO COMO es el 450 aniversario de la ciudad y también la rodada en bicicleta que organizaron por el día del cáncer, aquello era un hervidero de personas y de contaminación no sólo visual, sino auditiva.

Y AHÍ NO aplica el derecho que tienen los feligreses de escuchar la misa en santa paz, porque primero está el jolgorio.

EL JERARCA, que si algo bueno tiene es que no se anda con rodeos, dijo como en su momento algunos –porque no fueron todos los vecinos y que pregunten cuando quieran–, fueron a quejarse amargamente y llorar como la zarzamora con las autoridades municipales para que las campanas del templo del Encino no repicaran, no fuera siendo que se quedaran sordos.

Y LES HICIERON caso más rápido que inmediatamente.  Ojalá así fueran de buenos cuando se les habla cuando se inundan las casas con aguas negras o que vengan a tapar los hoyos que tienen en la calle Granjenito desde hace meses, que vinieron a hacer que dizque para reparar la tubería y nomás nada.

Y JUAN Espinoza Jiménez dejó claro que andan “infiltrados” haciendo de Aguascalientes algo que no es, porque andan gastando en festejar “a la ciudad”, cuando dejan que haya inseguridad, falta de servicios y hasta falta de escuelas.

ESA ES una verdad y que ni salgan con que el obispo a lo que le corresponde, porque el que se lleva se aguanta y empezaron ellos con prohibir que se toquen las campanas de un templo católico en un barrio tradicional.

LOS VECINOS, eso sí la gran mayoría, también exigen que en noviembre no vayan a salir con sus permisos para hacer negocio redondo con su vacilada de Trianada, porque eso si molesta, y mucho, a los que tienen décadas viviendo en tan emblemático barrio y si tantos les interesa los festejos religiosos en honor del Cristo Negro, que no mantengan a la fuerza encerrados a los vecinos, mientras andan con becerros corriendo por las calles y con venta de alcohol y paella, porque aunque se sientan muy castizos, son más mexicanos que el nopal.  (BDR).