“Hay que Aceptarlo”, Truena el Obispo Juan Espinoza

Por Benny Díaz

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Juan Espinoza Jiménez (Foto: Facebook Diócesis de Aguascalientes/Correo Diocesano)

“Aquí en Aguascalientes nos dicen las autoridades que no pasa nada, pero vemos la realidad y hay violencia, inseguridad, empleos mal remunerados, falta de oportunidades justas para los jóvenes que egresan de las universidades y no encuentran trabajo, son realidades que van minando el equilibrio de la seguridad y hay que aceptarlo”, mencionó Juan Espinoza Jiménez, obispo de la Diócesis de Aguascalientes.

El purpurado mencionó que en ocasiones cuesta entender el Evangelio porque una de las expresiones es que se habla del fuego que simboliza purificar lo destinado al reino de Dios y la fuerza del Espíritu Santo, también se habla de división y esto quiere decir que Jesús quiere la paz, pero no a cualquier precio, porque hay que decidirse si seguirlo a él o no, y esa decisión trae consecuencia.

“Cuando Jesús habla de fuego parece contradictorio, porque por un lado alumbra e ilumina y por otro consuma y es que quien habla de paz, pero de forma pasiva y ausente es egoísta y en la vida se debe estar a favor o en contra del mal, porque la indiferencia es igual a ser tibio y Jesús no quiere a los tibios”.

En el mundo actual en donde “lo que permea es la injusticia y la maldad hay que decidir si hay compromiso con el estilo de vida y se debe comenzar desde la familia, defendiendo el amor, misericordia y bondad de Dios y que lo que hagamos sea lo correcto y hay que tomar postura porque no se puede ser tibio, hay que permitir que el fuego purifique las conciencia, pero no que queme lo que vaya en contra de Dios y los hermanos, que destruya y deshumaniza.

Los discípulos de Jesús no se pueden conformar con vivir tranquilos en su zona de confort indiferentes a las injusticias que son contrarias al Evangelio, Cristo nos quiere resueltos y decididos, no a que maquillemos los problemas de la injusticia social”.

Aquellos que se dicen creer en la verdad y la justicia “luchan por ellas, aquellos que viven con criterios del mundo manejados a caprichos individuales y se dejan seducir por placeres que dan felicidad pasajera no toma partido por el bien y no hay que hacer concesiones ni alianzas con el mal y son indiferentes a acoger la palabra de Jesús y vivir a modo de hacernos indiferente”.

También habló sobre aquellos que predican y “gritan anunciando éxitos, cuando Jesús muestra la cruz y hay que estar conscientes de aceptar la voluntad de Dios y hacerlo con conciencia de que no debemos caer en tentación de dulcificar el Evangelio: que nos quede claro que Jesús vino a predicar con fe y a que nos convirtiéramos, es poderoso y no es violento, pero sí apasionado de que nos esforcemos a ser cristianos completos y eso implica denunciar mentiras, atropellos en contra de la dignidad humana”.