“Es Cosa del Sistema”, le Dicen

Por Benny Díaz

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Abuso de cobros en MIAA (Foto: David Julián Torres Martínez)

Juana María Terán Jiménez, mujer de la tercera edad, vive de su pensión, con la cual debe cubrir todos sus gastos, incluido el pago de servicios. En dos ocasiones ha sido víctima de lo que considera un abuso, que también se le puede llamar robo, por parte de MIAA, ya que le han cobrado doble el mes por no “llevar el recibo del mes correspondiente”.

Los motivos han sido que se le olvida o no encuentra el recibo, por lo que ha optado por llevar uno anterior, esperando que el personal de la oficina de MIAA, ubicada cerca del Hospital General de Zona 1 del IMSS, realice la consulta en el sistema para verificar su nombre y el monto a pagar.

En entrevista con esta Casa Editorial, la afectada, quien hizo llegar su inconformidad por correo electrónico y posteriormente fue contactada vía telefónica, relató que la primera vez fue atendida por una mujer que le dijo que no se podía realizar el movimiento sin el recibo correspondiente, ya que “para eso deben llevar el recibo que deben pagar para ver la calidad exacta y que así se lo arroja el sistema”.

Debido a su estado de salud –padece cáncer y artritis reumatoide– no puede desplazarse con facilidad, lo que le impide cumplir con las exigencias burocráticas sin fatigarse.Esa vez pagó más de 300 pesos, ya con el “descuento” aplicado por ser de la tercera edad.Hace unos días, la historia se repitió.En esta ocasión, quien la atendió lo hizo con malos modos y casi a gritos, como parece requisito en algunas dependencias, diciéndole que era su responsabilidad llevar el recibo correspondiente, y que no era obligación del personal “andar buscando en el sistema”.

Tras negarse a escuchar sus razones, le indicó que “si quería pagar”, el sistema arrojaba que debía cubrir el monto del recibo anterior más el actual, por un total de 389 pesos con 50 centavos. Para rematar, el cobro fue “redondeado” a 390 pesos, ya que “las monedas de 50 centavos ya no se usan”.

La señora Terán afirma que se retiró del lugar, y como esta vez reclamó más tiempo el abuso, el encargado, “un hombre gordo”, le dijo algo a otra mujer, y “los dos me voltearon a ver y se rieron en mi cara”.

Ante estos atropellos, Juana María decidió denunciar su caso en esta Casa Editorial, porque en el Miércoles Ciudadano, además de la tardanza, le dieron la misma respuesta: “que es cosa del sistema”.

Al pedir hablar con algún superior, como Jesús Vallín Contreras, le fue imposible. Y si con él es difícil, no quiere imaginar cuántos burócratas tendría que sortear para llegar a Leonardo Montañez Castro, quien como solución la remitiría nuevamente con Jesús Vallín, en un círculo interminable de burocracia y sin respuestas.