Demanda Supera Oferta de Vivienda Social en Zonas Urbanas
Por Benny Díaz

Luis Rafael Pérez Jaled (Foto: David Julián Torres Martínez)
“En seguridad hay que ser responsables, no hay un dato oficial puesto sobre nuestro escritorio con cifras reales de los trabajadores de la construcción que sean reclutados por el crimen organizado. Lo que podemos decir es que hay una línea de denuncia anónima y, si alguien es víctima, que se denuncie, pero no hay un dato oficial”, manifestó Luis Rafael Pérez Jaled, presidente nacional de la Cámara Nacional de la Industria de la Construcción (CMIC).
Según los testimonios de quienes han logrado escapar de ese tipo de reclutamientos, a esos campamentos llegan todo tipo de personas, no sólo quienes se dedican al ramo de la construcción –como albañiles, pintores, etcétera–, sino también personas con formación universitaria que, en su desesperación por no encontrar empleo, caen en esas ofertas engañosas. El empresario cambió de tema y abordó otra situación que afecta a muchas personas en México: la gentrificación.
Explicó que “la población de menos ingresos no accede a vivienda digna, ya sea porque no tiene un trabajo formal y su ingreso es tan bajo que no califican para un crédito y la oferta institucional debe dar las mismas oportunidades para la demanda de vivienda social y que el desarrollo urbano sea ordenado, y que no haya consecuencias por vivienda en donde hay proliferación de asentamientos humanos irregulares y el crecimiento expansivo desordenado”.
La vivienda vertical, señaló, debe realizarse con una planeación urbana rigurosa, en la que se integren personas de todos los estratos sociales para evitar el fenómeno de gentrificación, como sucede en la Ciudad de México, “en donde en los últimos 20 años ha aumentado el precio de la vivienda 20 veces.
Si antes costaba 500 mil pesos, ahora tiene un valor de cinco millones de pesos, y el aumento del salario no está incrementando de la misma manera. Lo que está sucediendo es que, al construir en suelos baratos, están expulsándose a varias personas que son las que dan vida a estas colonias de vivienda asequible para todas las partes”.
Otra realidad, añadió, es que actualmente el 80 por ciento de la población vive en áreas urbanas, mientras que hace 30 años era el 50 por ciento. Este cambio demográfico también está transformando las necesidades habitacionales, ya que “cada vez hay menos matrimonios, pero más divorcios, y en lugar de ocupar una casa, se necesitan dos. La población del país se está haciendo vieja y eso hace que se necesite más vivienda”.
Hoy en día se requieren 36 millones de viviendas y para 2030, la demanda será de 55 millones. Si continúa el proceso de gentrificación, como ya ocurre en Guadalajara y Monterrey, donde el suelo empieza a encarecerse, la posibilidad de comprar un departamento será prácticamente imposible.
“Por eso necesitamos cambiar las políticas para que las personas que viven en zonas urbanas no sean expulsadas y puedan adquirir vivienda. Los desarrolladores deben tener la capacidad de que, si hacen un fraccionamiento, estamos hablando de que el 30 por ciento sea vivienda social y el resto de otro tipo, para que todos convivamos en la misma esencia”.