“Hay que Tener Cuidado de ser Amantes del Culto”
Por Benny Díaz

Juan Espinoza Jiménez (Foto: Facebook Diócesis de Aguascalientes/ Correo Diocesano)
Como “indignante” calificó Juan Espinoza Jiménez, obispo de la Diócesis de Aguas- calientes, que haya “líderes religiosos que no sean buenos samaritanos”, porque ser discípulo de Jesús no es sólo “encerrarse en el templo y ser indiferentes hacia quienes necesitan de ayuda espiritual o material cuando son despojados de sus cosas y se ven en la necesidad de irse sin nada y con miedo a todo, incluso a perder hasta la vida”.
Ejemplificando el pasaje del Evangelio del buen samaritano, donde un hombre fue asaltado en el camino, quedó herido y sin pertenencias, y mientras yacía en ese estado, un sacerdote y un levita pasaron de largo, “porque pensaban que el servicio a Dios venía de ritos y habían ofrecido sacrificios y rezado para no caer en impurezas, pero ven al herido y cierran los ojos ante aquel hombre al borde del camino”.
Sin embargo, el buen samaritano, conmo- vido, “tuvo compasión y sin preocuparse, interpuso la ley del amor y fue desinteresado en lo personal y lo llevó a que le curaran las heridas, lo subió a su montura para trasla- darlo y fuera de manera más cómoda hasta el mesón en donde lo cuida y no le importa que sea un extraño. Eso debe de hacer un ser humano y ese es el prójimo del que habla Jesús”.
El jerarca católico invitó a los fieles a “reflexionar sobre tantas personas que son despojadas de sus pertenencias y deben salir al extranjero experimentando una actitud fría, desinteresada, indiferente de quien está a cargo de velar por el bien común.
Esa indiferencia genera impotencia en estas personas, esos vecinos y familias que tienen que sufrir heridas físicas y morales y así tienen que avanzar sin vendas ni bálsamos para seguir su camino”.
Hay quienes se dicen discípulos de Jesús y desean llegar a Dios “esquivando al prójimo, ese es el gran riesgo de la religión en donde dicen que tienen línea directa y sin interferencias humanas en su relación con Dios. Hay que capacitarnos y ver al hermano necesitado con compasión y no ser ni como el sacerdote ni como el levita que en el camino encontraron a Dios y no fueron capaces de reconocerlo, mientras que el buen samaritano sí lo hizo.
“La Iglesia debe ser samaritana y hay que tener cuidado de ser amantes del culto, pero cuando la vida nos pone en situaciones humanas comprometidas, se da un rodeo y se refugia en el templo ignorando la compasión. Hay quienes no militan en ninguna religión, pero son personas espléndidas en valores humanos y esa es la parábola; hay que tener una actitud de ayuda hacia los necesitados, cercanía con los que sufren”.
Eso es lo que pretende hacer en el Quinto Plan Diocesano de Pastoral: “Jesús nos dice: anda, ve y haz tú lo mismo. Eso implica trasladarse hacia donde hay necesitados y ensuciarte las manos, la ropa con impurezas, porque a veces estamos llenos de prejuicios y Jesús no sólo hablaba, actuaba y estuvo cerca de los enfermos, tristes y hasta los muertos”.