“Curemos las Heridas Causadas por el Crimen Organizado”

Por Benny Díaz

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Juan Espinoza Jiménez (Foto: David Julián Torres Martínez)

Juan Espinoza Jiménez, obispo de la Diócesis de Aguascalientes, hizo un llamado a la sociedad a reconocer la situación de violencia que se vive en el país y en la entidad: “No ocultemos la realidad, la violencia existe en todo México y también aquí en nuestro estado, la violencia causa estragos por todos lados y no temamos, no ocultemos la realidad en favor de un proyecto, Jesús nos pide que cuidemos a las ovejas que son nuestros hermanos”.

Recordó que en el Evangelio, Jesús dejó y pidió varias cosas, entre ellas curar a los enfermos, “que fue una de sus prioridades y actualmente nos sigue invitando a hacerlo y no sólo se trata de los enfermos del cuerpo, sino de esas heridas que tantas personas tienen y que siguen sangrando porque conducen al resentimiento, odio y deseo de venganza.

Curemos las heridas porque se siguen multiplicando en la gente y son causadas por el crimen organizado con las desapariciones forzadas, el levantamiento de inocentes y es un dolor que no desaparece en sus familiares”.

Afirmó que todos los discípulos tienen el deber de proclamar el proyecto de Jesús: “Nunca ha sido sencillo porque hay lobos rapaces que impiden que haya paz en algunas comunidades porque causa malestar en las autoridades o algunos grupos a los que les molesta que estemos bien”.

Advirtió que sí se habla de paz, pero “sólo es pretendida y no proviene de Dios, es efímera, ficticia y no es duradera. En este mundo tan agitado, azotado por tantos que son malos, hay que definir si somos de los discípulos que deben misionar la palabra de Jesús y eso empieza por la casa, ahí debemos llevar el mensaje de paz y tener la misión de ser generadores de paz en la familia evitando  gritos, pleitos y reconciliando a quienes están enojados.

Debemos crear un ambiente más bonito en la familia, empecemos por poner un granito de paz porque nos hace falta en la sociedad y hay que ser auténticos misioneros, no sólo de acudir a misa”.

Para ello, dijo, es necesario enfrentar “a los lobos que ven afectados sus intereses cuando escuchan proclamar el Evangelio y esto puede acarrear persecuciones, incluso la muerte, como ocurrió con Jesús”.

A pesar de ello, “envió a sus corderos a predicar en medio de los lobos y también indicando la forma de seguirlo y hacerlo no significa ir haciéndolo por fama, poder y dinero, que son cosas materiales. Al contrario, él mostró a los 12 que lo acompañaban a dejar todo lo material, incluso hasta sus familias, para ser realmente libres y confiar en la misericordia de Dios y de la gente, porque hay que ser misioneros y librar a quien vive esclavo del pecado”.

Finalmente, pidió apoyar al papa León XIV, “a quien le corresponde dirigir la barca (Iglesia) pero está siendo zarandeada por vientos contrarios y necesita de todo para mantenerla a 􀃀ote, nosotros no podemos permitir que se hunda”.