“Hay que Pedirle Mucho a Dios Para Generar la paz”
Por Benny Díaz

Juan Espinoza Jiménez (Foto: Facebook Diócesis de Aguascalientes/Correo Diocesano)
“La violencia cada vez es más grande y el crimen organizado ha invadido todos los terrenos, no sólo está pasando en todo México, también por las guerras de Israel, Irán, Ucrania y Rusia; hay que pedirle mucho a Dios para generar la paz desde el corazón y algo que no debemos dejar de hacer es rezar el rosario”, manifestó Juan Espinoza Jiménez, obispo de la Diócesis de Aguascalientes.
El purpurado manifestó que “es importante ser generadores de la paz, desde el lugar donde estemos. Jesús es el rey de la paz, nunca provocó violencia y maldad, siempre hizo las cosas bien y los que somos seguidores de Jesús hay que soportar las cruces que nos toquen cargar.
Hay que hacer caso y meditar al rezo del ángelus que hizo el papa en donde invita a todos, especialmente a los países generadores de la guerra, que dejen de hacerlo por invadir espacios que no les corresponden o aprovecharse de recursos que no les corresponden, porque parece que lo que buscan es mostrar músculo para ver quién es más fuerte y quedarse con todos los recursos y si los recursos que utilizan para la guerra esos grandes países los dedicaran para ayudar a los más pobres, los que tienen menos posibilidades de estudio y trabajo, el mundo sería muy diferente”.
Con estos actos se le da la espalda a Jesús, quien “para muchos sigue siendo un desconocido, para otros, es alguien que ya tuvo su tiempo y ahora es fácilmente ignorado en una sociedad secularizada y entre los cristianos Jesús no tiene espacios, para muchas personas Jesús no debe interferir en sus vidas o decisiones, en pocas palabras, no debe importar, sólo cuando necesitamos algo o tenemos algún problema entonces sí se busca una respuesta de su parte y lo desean de manera como si fuera mágico y que nos responda en la inmediatez.
“Como cristianos debemos responder esa pregunta de quién es Jesús para nosotros, debemos ser honestos con nuestras respuestas y no recitar lo que aprendimos en el catecismo o lo que escuchamos en las homilías, tenemos que dar una respuesta personal y que sea sostenida con testimonio de vida”.
Por todo esto, el que de verdad quiera seguir a Jesús “debe hacer una elección valiente, libre; porque lo hace quien quiera, nadie está obligado a hacerlo y Jesús sabía que no iba a traer un gran cortejo, quien lo haga lo hace por una información personal y comprometida”.
Y seguirlo no es sencillo, porque entre más se le conoce, Jesús más exige, y por eso “hay que estar dispuestos a cargar la cruz y esto es la soga de lo cotidiano, afrontar todos los riesgos y problemas que enfrenta la vida diaria con las preocupaciones, disgustos, incomprensiones, pequeños sacrificios en el trabajo, todo lo monótono que se vuelve pesado y hacer las cosas de ayudar al prójimo en lo privado, no para llamar la atención y mucho menos en público. A Dios hay que responderle con hechos, con entrega, compromiso, siendo personas responsables y dando testimonio”.