“Apostadores no Guían a la Iglesia”

Por Benny Díaz

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Juan Espinoza Jiménez

“Dios creó al hombre del barro y luego, por la nariz, sopló el aliento de vida y así sucedió con la iglesia primitiva y hubo un soplo de vida para los apóstoles para que se hiciera en comunidad, se mantuviera viva y fuera peregrina para llevar esperanza, paz y reconciliación por el mundo”, señaló en su homilía dominical el obispo Juan Espinoza Jiménez.

Todos los discípulos de Jesús, que son todos los bautizados, “tenemos la obligación de infundir esperanza, consuelo y con el Espíritu Santo no se mantiene cerrada ni estática y en este día de Pentecostés analizamos que el Espíritu Santo sigue derramando sobre nosotros, hombres y mujeres, que formamos la iglesia tenemos el compromiso de seguir infundiendo vida ante la pérdida de valores en un mundo en donde en este país se vive una situación de violencia y muerte, debemos permitir que Jesús sople su aliento de vida en un mundo marcado por la anticultura de la muerte, deshumanizada que divide y destruye”.

El purpurado también resaltó la fiesta litúrgica que es Pentecostés y “pidamos al  Espíritu Santo derribe las puertas de la indiferencia, conformismo, la realidad violenta, injusta y evangelizar ante dificultades, pero no debemos descansar y hay que seguir mirando hacían las comunidades y parroquias, participar en grupos evangelizadores y no dejarnos llevar por el miedo”.

Invitó a que se viva el Pentecostés “abriéndonos al espíritu de vida y dejemos los miedos y una prueba de eso es que después de que falleció el papa Francisco hubo quienes desarrollaron quinielas para la elección del próximo papa y ya lo tenemos, es León XIV y con eso los grandes apostadores perdieron dinero y queda claro que quien verdaderamente guía la iglesia no son los apostadores, es el Espíritu Santo y es que el papa, los obispos y los sacerdotes son de paso, quien realmente permanece para guiar es el Espíritu Santo que es quien sana el corazón, renueva la vida y debemos cumplir la voluntad de Dios”.

Insistió en que los seguidores de Jesús “estamos llamados a abrir las puertas y vivamos sembrando esperanza porque desde el bautizo, ninguno debemos permanecer estáticos y tenemos la obligación de llevar el Evangelio a nuestros hermanos, hay que comenzar por nuestra familia, luego ir extendiendo esa buena noticia hacia nuestro trabajo, la parroquia y la diócesis”.