“No voy a Descansar Hasta que Renuncies”, la Amenazó “El Comandante Tigre”

Por Benny Díaz

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Óscar Eduardo Moreno Redin “El Comandante Tigre”

Narcisistas y psicópatas integrados están en todos los sectores de la sociedad y no sólo tienen como víctimas a su familia o parejas amorosas, también ejercen daño en todas las áreas en las que se desenvuelven, como el ámbito laboral, en donde si se les da algo de “poder” pueden llegar a causar serias afectaciones psicológicas, emocionales y hasta económicas a sus subalternos.

Este es el caso de María del Carmen López Reyes, quien hasta hace unos días se desempeñó como policía en la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM) y fue despedida por no ceder a los caprichos de un jefe policiaco.

La mujer relató a esta Casa Editorial su historia, víctima de acoso laboral por parte de Óscar Eduardo Moreno Redin “El Comandante Tigre”, quien además de misógino es racista, porque además de dirigirse de forma irrespetuosa hacia las mujeres, a los hombres de piel más oscura que la de él, de “prietos”, “inútiles” y “buenos para nada” no los baja.

Moreno Redin, quien el pasado 17 de diciembre fue reconocido por el alcalde Leonardo Montañez Castro, con el “Mérito Policial 1ª. Clase, por acciones heroicas”, se desempeña de manera diametralmente opuesta, pues a María del Carmen la acosó laboral y sexualmente, y al no lograr que ella cediera a sus insinuaciones y que le permitiera quedarse en su casa, le armó un caso penal por supuesto robo y al correrla la insultó y la humilló: “¡Como mujer no vales ni 50 centavos, no eres digna de portar el uniforme de policía, eres una basura de persona!”, rugió Moreno Redin.

De Cámaras a Jefe Operativo

Este caso que comenzó con expresiones peyorativas y misóginas y que condujo a un “infierno” laboral –incluyendo juicios penales y laborales y que desembocó en el despido de María de Carmen, quien lo califica de injusto–, inició en 2023 cuando Óscar Moreno Redin fue sacado del área del C4, donde estaba a cargo de las cámaras, para convertirlo en jefe operativo de la delegación Pocitos.

“El día que llega a la delegación se presentó con todos, pero hacia las mujeres lo hizo de la siguiente forma: ‘Soy casado desde hace años y no he venido por unas nalgas. Todos van a trabajar por igual, las mujeres no van a tener privilegios por andar de putas de cabronas’”.

Antes de desempeñarse en el C4, Óscar fue encargado de turno de la delegación Terán Sur y en ese tiempo el comisario Antonio Martínez Romo lo tuvo que remover porque los elementos hicieron paro laboral, “principalmente las mujeres, nadie quería trabajar hasta que lo quitaran o reacomodaran por sus malos tratos.

Lo mandaron a cámaras, pero luego Gonzalo Pérez Zúñiga (ahora comisario de la SSPM) lo rescató y se puso en la delegación Pocitos”.

Con el paso de los días, Óscar les informó a las mujeres policías que sí había necesidad de hacer algún traslado o se ocupara de un permiso se lo tenían que solicitar “en presencia de su esposa, ella trabajaba en la delegación Pocitos, se llama Alejandra, era patrullera, pero había una relación muy tóxica y lo digo no porque se dijera en los pasillos, nosotros llegamos a presenciar golpes y empujones entre ellos en los patios de la delegación al grado que la última vez que vimos a la compañera, se golpearon entre los dos, dejaron un desastre en la oficina y Pérez Zúñiga cambió a Alejandra a la delegación Terán Sur.

También fue de conocimiento entre los compañeros que ella interpuso denuncias contra Redin y le impusieron una orden de restricción por la violencia que ejercía contra ella”.

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María del Carmen López Reyes denuncia el acoso sexual y laboral que sufrió a manos del “Comandante Tigre”

María del Carmen señala que los escoltas que le asignan no lo aguantan y le renuncian constantemente porque es una persona inestable y trata con insultos a sus subordinados, no tiene empacho en discutir sus temas conyugales en la patrulla y en una ocasión, hace poco, luego de una de esas peleas se aventó “de la patrulla en movimiento”, pero no le pasó nada, pero el elemento que iba manejando se llevó el susto de su vida.

Con esa inmadurez le dieron el poder para “cuidar a los ciudadanos de Aguascalientes”, señala María del Carmen, a quien Óscar empezó a hacer menciones ofensivas hacia e ella: “En un momento dado empieza a relacionarme con mi hermano, Alfonso López Reyes y con mi primo, Pedro de Jesús Romo Reyes, al hacer comentarios durante la formación asegurando que había cariñitos entre ellos y yo”.

Cuando María del Carmen le reclamó su proceder, pidió “la fatiga (información) y se dio cuenta que eran mi hermano y mi primo. Yo le dije que sus comentarios podrían generar malos entendidos en las tres familias, tenemos convivios y no dejamos de ser familia”.

Como también Pedro de Jesús le hizo un reclamo por esa situación y su forma altanera de conducirse con ellos, “lo cambia de servicio y lo manda a otro lado.

Otro compañero, de apellido Vital, le reclamó la forma en que nos trataba durante la formación a las mujeres, ya que se refería a nosotras (sólo eran dos) como ‘nalgas’ o ‘putas’, y al día siguiente no supimos de ese elemento, si lo cambiaron a (área) comercial u otro servicio porque nos decía que él tenía el poder de realizar cambios con todo aquel que se atrevía a levantar la voz”.

Varios de los subordinados fueron con Gonzalo Pérez Zúñiga y le mostraron audios de la forma en que trataba a las mujeres y a los hombres los retaba golpes y lo que siguió fue que a unos los cambió “a comercial, a una compañera la mandó a la delegación Insurgentes, que es la que la queda más lejos de su casa y a mi me fija en custodias de forma reiterada y eso es estar parados en inmuebles que asegura la Fiscalía”.

 Oportunidad Fallida

A María del Carmen se le presentó la oportunidad de que la incorporaran al servicio metropolitano, en donde se brinda seguridad al área de Aguascalientes, Jesús María y San Francisco de los Romo, con elementos de las tres corporaciones.

Eso fue un respiro para ella, quien recuerda que trabajó muy tranquila tanto con sus compañeros como con los mandos y que esa oportunidad se la dio el encargado de turno, Osvaldo Magallanes.

Entonces el acoso de Óscar Moreno Redin fue diferente: la estrategia fue llamarle por teléfono a altas horas de la noche, en sus momentos de descanso, para decirle tonterías como “no se le olvide que mañana entra a tal hora o no se le olvide el uniforme”.

El argumento era que “usted no deja de ser policía las 24 horas del día”, pero la mujer asegura que eso lo tenía claro, pero también, como todo ser humano, tiene derecho a horas de descanso para estar en capacidad física y mental para realizar su trabajo. Un día de descanso, al encontrarse en su domicilio, su hija le avisó que afuera estaba una patrulla.

La sorpresa de María del Carmen fue que en el interior estaba su jefe Óscar, quien justificó su presencia de esta forma: “vengo a contarle que tengo problemas con mi mujer, me pelee con ella, me corrió de la casa y vengo a ver si usted sabe de alguna casa que renten o algo que allá por aquí”.

María del Carmen, sorprendida por el cambio de actitud, le dijo que no, que ella tenía poco tiempo de vivir en esa colonia y carecía de esa información. Entonces, Moreno Redin dejó ver sus verdaderas intenciones con la siguiente petición: “Permita que me quede en su casa por hoy”.

La respuesta fue un rotundo “no”. La mujer, para tratar de contener la previsible molestia del acosador, le señaló “que tenía pareja, no era verdad, pero no podía ayudarlo y que además estaba sentida con él por el trato en el trabajo y que no quería que se malinterpretara si le daba asilo”.

La respuesta no dejó satisfecho a Óscar, pues al día siguiente “me dice el encargado que qué le hice al comandante Tigre, porque esa es su clave, porque llegó de malas diciendo que no me quería ver ni en pintura”.

En los tres meses que la afectado estuvo en el área metropolitana, el encargado le señaló que querían que ella se quedara en el puesto de forma permanente, y que inclusive pediría que la junta respectiva lo aprobara, pero Moreno Redin se negó y la mandaron nuevamente a fungir como custodia.

 Comienza “El Infierno”: “No voy a Descansar Hasta que Renuncies”

Si las cosas ya estaban mal, entonces para María del Carmen comenzó lo peor al volver como custodia porque “fue el infierno.

Me negó alimentos y hasta ir al baño, a donde estaba iba y me tomaba fotos como ‘supervisión’, cuando no es así porque eso consiste sólo en pasar y ver que no hay novedad”.

Ante esto, le solicitó que no siguiera fotogra fiándola, pero no sirvió de nada. Buscó una cita con Óscar Eduardo Carranza Ávila, quien es el responsable de estado mayor de la SSPM y que también tiene señalamientos por tortura, pero no hubo respuesta hasta que por un tercero, de apellido Floriano, consiguió que la recibiera a ella y otros compañeros que también tenían problemas con Moreno Redin.

Llegaron, Óscar los escuchó y en el caso de María del Carmen le preguntó a dónde quería irse y ella le respondió que “a donde sea, si es a Centauros, no sé andar en motocicleta, pero en una semana aprendo o a K9, no importa que cuide a los caninos y haga la limpieza en sus jaulas, pero quíteme de Pocitos por mi salud mental”.

La respuesta es que se iban a tomar cartas en el asunto y que lo haría de conocimiento de Gonzalo Pérez Zúñiga, secretario de Seguridad Pública Municipal, pero lo que ocurrió fue “una traición”.

“Al día siguiente me mandan llamar de con Redin y al llegar me preguntó que si había ido con Óscar y le dije que no, por miedo. Me respondió que sí había ido, que tenía mi grabación porque nos había grabado a todos los que fuimos a quejarnos y que ‘ahora las reglas cambian: no tienes descanso, sus servicios van a ser varios como en línea, tianguis y custodias, no voy a descansar hasta que renuncies. Pensaste que Óscar iba a hacer algo, pero vino y me dijo ‘Gonzalo es mi primo’, así que tienes dos opciones: te vas (renunciando) o te corro’”.

Ante este estado de indefensión, María del Carmen acudió con el Observatorio de Violencia Social y de Género y a la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Aguascalientes, a asuntos internos de la SSPM y “extrañamente cinco días más tarde me dan una unidad (patrulla), pero el encargado de turno, Osvaldo Magallanes, me dijo que tuviera mucho cuidado y que si tuviera que intervenir que me esperara a que llegaran más compañeros”.

María del Carmen, para tener testigos de cualquier intervención que tuviera que realizar, pidió una escolta, porque si “soy oficial de proximidad social, no puedo omitir el auxilio o hacerme la ciega y la sorda si ando en una patrulla”, y le mandaron como compañera a María Guadalupe Torres.

 La Trampa

En un día de diciembre de 2024, a las 4:00 de la madrugada, María del Carmen y María Guadalupe, recibieron una llamada de Moreno Redin ordenándoles que se acercaran a la esquina de bulevar Luis Donaldo Colosio y avenida Independencia, alegando que había personas sospechosas desde las 11:30 de la noche.

Llegaron y encontraron a una mujer en el asiento de copiloto de un vehículo con los pantalones a media pierna. Le pidieron su identificación, cotejaron su nombre y placas en la plataforma y todo estaba en orden.

En la cajuela encontraron un paquete envuelto en cinta canela, le preguntaron qué era y la sospechosa respondió que estaba nerviosa y que no era legal esa revisión; sin embargo, al revisar el susodicho paquete no había nada ilegal.

La persona les dijo que esperaba a alguien que había entrado a un cercano casino bar y que no había salido. Le cuestionaron si le habían dado alguna bebida, consumido alguna sustancia o estaba enferma, porque estaba temblando y la fémina dijo que sólo estaba nerviosa porque estaban ahí.

Se retiraron sin novedad del lugar “porque no podíamos entrar el casino porque estábamos uniformadas y armadas”, justo ahí está “el pulpo (cámaras) y nos fuimos”.

Eso fue el sábado y el miércoles siguiente “me mandaron al taller por una unidad y me hablan para que me acerque al destacamento y ahí estaba mi compañera y nos encontramos a la señora del auto, la saludamos, pero no nos contestó.

Iba con otra mujer, eran las 12:30 del día y saludaron a Redin de abrazo y él nos ordenó que esperáramos”.

Primero entró María Guadalupe y cuando le tocó el turno a María del Carmen enseguida la encerraron e incomunicaron y Redin le decía a la mujer que estaba en el automóvil esa madrugada que “la viera bien, que era ella”.

La mujer no atinaba a decir nada congruente, porque se limitaba a decir que “era la que traía ojos de botella (sic)”. María del Carmen no usa lentes.

 Proceso Penal

La situación condujo a un proceso penal plagado de irregularidades, ya que la denuncia fue presentada únicamente contra María del Carmen. En la Fiscalía, cuando revisaron las cámaras, se dieron cuenta que había otra oficial y entonces le fincaron responsabilidades a María Guadalupe.

En la carpeta de investigación una mujer acusa que María del Carmen le robó ocho mil 600 pesos que se encontraban en los asientos traseros desde dos días antes del evento.

Que entró al casino bar desde las 11:30 de la noche porque fue a cobrar a las empleadas del lugar por las colchas y lencería que les vende en abonos y que le regalaron boletos para una rifa que habría ese día y que por eso salió hasta las 4:50 de la madrugada.

Afirmó que dejó a la amiga en su coche porque la había llevado a una revisión médica luego de que sufrió una crisis de mal de Parkinson. Después de eso, ambas mujeres visitaban con frecuencia la oficina de Redin, donde solían encerrarse a beber café. María del Carmen señala que esta investigación repleta de incongruencias fue realizada por el propio Moreno Redin y que incluye “videos de celular y no hay un celular en resguardo para la cadena de custodia.

La demandante asegura que dejó su coche cerrado y con seguros puestos, ¿entonces cómo pudimos sacar el dinero que dice?” Las mujeres que las denuncian fueron al Miércoles Ciudadano a quejarse y “presuntamente dicen que hablaron con el presidente municipal Leo Montañez, quien de su cartera sacó 10 mil pesos y les pagó”.

En el expediente la dueña del auto pide que le paguen 10 mil pesos, cuando en la carpeta de investigación se “comprueba” que en los asientos traseros había ocho mil 600 pesos con una cantidad asentada en la hoja de una libreta.

 El Despido

Tras este proceso plagado de irregularidades, a María del Carmen le informaron que quedaba fuera de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, ordenándole que entregara sus uniformes y las llaves de la patrulla.

La justificación fue que tenía un oficio donde “ella renuncia”, mismo que evidentemente no le muestran asegurando que “está en custodia”.

López Reyes, quien no entregó ni firmó nada, se presentó al día siguiente a trabajar, pero la sacaron del lugar con la amenaza de fincarle responsabilidades “por allanamiento a propiedad privada, siendo que son las instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal en la delegación Pocitos”.

Ante eso dejó de asistir a trabajar, interpuso una denuncia y en febrero la juez ordenó a la SSPM que la reinstalara en su puesto, logrando además que le pagaran el aguinaldo y quincenas que le fueron retenidas. Sin embargo, la pusieron a hacer custodias totalmente expuesta, sin patrulla, además de impedirle comer e ir al baño.

El 8 de marzo la citaron a las 2:00 de la tarde para la marcha del 8M, cuando a sus compañeras tenían la orden de presentarse a las 5:00 de la tarde; luego de ese evento la mandaron en una patrulla a hacer custodia a un inmueble asegurado por la FGR: “Yo andaba enferma, tengo receta médica, andaba en mis días (menstruando) y el cansancio hizo efecto. Me recargué en el asiento de la patrulla, cierro los ojos un momento y siento que me están tomando fotos, era Redin”.

Esa foto la hizo circular en la SSPM y ordenó un arresto por 36 horas, algo que, sostiene María del Carmen, es desproporcionado.

El 5 de junio le avisan que por orden de la juez sexto de distrito está dada de baja porque no se puede volver a contratar a alguien que “ya había renunciado”, siendo que a ella el juzgado no le había notificado para atenerse al derecho que le asiste de interponer un recurso.

 Los Daños

María del Carmen es el sostén de su familia, tres hijos dependen económicamente de ella. Uno necesita de operaciones y terapias de rehabilitación luego de sufrir un accidente en motocicleta, y los otros dos han dejado de acudir a la escuela porque no tienen dinero. Lo que quiere es “justicia, que no haya impunidad. Limpiar mi nombre y apellidos que han arrastrado como han querido.

Soy una persona con derechos y que mi caso les sirva a otras compañeras para que sepan que no hay que quedarse calladas cuando son acosadas y violentadas en un trabajo, no vale la pena y en la policía no se pierden de mucho”.

Asegura que sí volvería a trabajar como policía porque su hijo necesita de una intervención quirúrgica de emergencia y en su momento le pidió ayuda a la gobernadora Tere Jiménez Esquivel por todo esto y lo único que le respondieron por redes sociales “es que le iban a dar seguimiento al caso, pero hasta ahora no se han comunicado”.