Justicia y Votos: lo que Está en Juego

Por Arlette Luévano Díaz

EL PRÓXIMO 1 de junio, por primera vez, votaremos para definir la nueva composición del Poder Judicial. Esto obedece a la implementación de la reforma constitucional en materia judicial aprobada en septiembre de 2024, que transforma radicalmente la manera en que se eligen jueces, magistrados y ministros.

EN TOTAL, son 881 cargos judiciales federales los que estarán en juego: 9 ministras y ministros de la Suprema Corte, magistraturas del Tribunal Electoral, del Tribunal de Disciplina Judicial, así como más de 800 juezas y jueces de circuito y de distrito. Además, en 19 estados, Aguascalientes entre ellos, también se renovarán poderes judiciales locales.

ESTAMOS HABLANDO de quienes resolverán disputas laborales, conflictos familiares o juicios penales. Sus decisiones tendrán un impacto directo en la vida cotidiana de millones de personas. Es una jornada vasta pero, sobre todo, es una jornada histórica.

Sin Partidos, sin Pretextos

A DIFERENCIA de otros procesos, aquí no hay partidos. Las candidaturas son independientes y se financian con recursos propios. Es decir, no hay campañas millonarias, ni spots pagados, ni acarreados. El INE habilitó una plataforma llamada ¡Conóceles! donde pueden consultarse sus perfiles: qué han estudiado, dónde han trabajado, qué ideas tienen sobre la justicia.

ES CIERTO, lo más posible es que no conozcamos ni a una pequeña parte de quienes serán votados. Pero la información está ahí. Y con algo tan delicado como elegir a quien puede condenar o absolver, incluso unos minutos de lectura hacen la diferencia. Porque el sistema de justicia no cambiará con desdén ni con tuits. Cambiará (para bien o para mal) con lo que hagamos o dejemos de hacer.

El Poder de un Voto Solo

LA REFORMA judicial ha despertado sospechas y resistencias. Hay críticas fundadas: se teme por la autonomía del Poder Judicial, se alerta sobre el riesgo de populismo judicial, se cuestiona la falta de filtros rigurosos. Pero también hay una certeza: la reforma es ya un hecho constitucional. Su aplicación es inminente. No participar no la detiene; simplemente deja que otros decidan en nuestro lugar.

EL MECANISMO de elección tiene una particularidad importante y no suficientemente compartida: basta con un solo voto válido para otorgar legitimidad. Si nadie más vota, ese único sufragio basta para que una jueza o juez asuma el cargo. En este contexto, el silencio no es protesta; es cesión. Y la abstención se convierte en el terreno fértil para que grupos organizados (políticos, corporativos o incluso delincuenciales) se impongan sin contrapeso.

POR ESO no se trata de estar a favor o en contra de la reforma. Se trata de participar. Porque cuando dejamos vacío el lugar, alguien más lo ocupa.

Votar Como Forma de Defensa

NO HAY que idealizar una reforma que aún está en construcción. Pero tampoco hay que ceder el espacio a quienes buscan convertirla en botín. El riesgo de populismo judicial está ahí. Pero incluso con esas dudas, hay algo que no cambia: vamos a tener que elegir. Y ante eso, votar se vuelve una forma de defensa. Una forma de decir: no me da igual quién juzgue. No me da igual quién interpreta la ley. Porque el derecho no es abstracto, se encarna en decisiones que pueden afectarnos profundamente.

ADEMÁS, CONVIENE observar con atención quiénes se oponen con mayor virulencia a la reforma. Hay resistencias legítimas, sí, pero también hay rechazos que delatan intereses. No todo cuestionamiento es lucidez democrática. A veces, lo que incomoda a ciertos sectores revela con claridad el miedo a perder privilegios.

Informarse También es Resistir

EL INE ha dispuesto herramientas para facilitar el voto: seis boletas de colores distintos, una por cada tipo de cargo. Puedes practicar desde casa con el simulador en practicatuvotopj.ine.mx, y revisar perfiles en candidaturaspoderjudicial.ine.mx. Están ahí para quien quiera ver. Lo que no está garantizado es el interés. Eso corre por nuestra cuenta. Y sí, es un proceso complejo. Pero también es histórico. Podemos quejarnos después, pero lo mínimo es llegar con conocimiento previo.

NO TODO se resuelve votando. Lo sabemos. Pero si la justicia está en disputa, más vale estar ahí, no como espectadores, sino como ciudadanas y ciudadanos capaces de decidir.

PODEMOS DESCONFIAR. Podemos dudar. Pero si no elegimos, otros lo harán por nosotros. En este caso, no votar es rendirse sin dar batalla.