Por Adrián Gerardo Rodríguez Sánchez*

Claudia Sheinbaum Pardo (Foto: Archivo/Cuartoscuro)
MUCHOS ANALISTAS se han preguntado desde meses atrás ¿para qué Morena quiere todo el poder? Aluden a los triunfos del partido-movimiento en la mayoría de los ámbitos institucionales: ejecutivo, legislativo, judicial (con la reforma), los gobiernos estatales, los municipios, pero también a la desaparición de los órganos llamados “autónomos”, etcétera.
DESDE SU ámbito académico, de escritorio, estos analistas ven “el poder” como el instrumento irracional que despierta los ámbitos primitivos del ser humano; una fuerza incontrolable que lleva a la destrucción. Pero su opinión también emana de ese sempiterno “odio a la democracia”, de la que habla Jacques Ranciere. Es decir, el odio a la multitud, a las masas, en detrimento del poder de las instituciones.
ANTE ELLO, la opción de estos analistas es ponerle “al poder” una camisa de fuerza, pero no transformarlo de fondo. Sin embargo, la pregunta es pertinente, porque puede develar la lógica detrás de esa aparente irracionalidad que envuelve al fenómeno ¿Por qué Morena quiere todo el poder?
PROPONEMOS DOS respuestas, con datos concretos, que podemos resumir en lo siguiente: 1) Para ampliar derechos y mantener la justicia social, y 2) para renovar la esencia política: los llamados “cuadros”, las personas que hacen política.
CON EL primer punto, nos referimos a los programas sociales de carácter universal que inició el presidente Andrés Manuel López Obrador. Concentrémonos en el programa de Becas Rita Cetina, propuesto por la Presidenta Claudia Sheinbaum, que consiste en la entrega de una beca bimestral a todos los alumnos y alumnas de nivel secundaria. En términos numéricos, con cifras del Sistema Educativo Nacional del ciclo escolar 2023-24, se calcula que en este momento la beca está llegando a más de seis millones de estudiantes de secundarias generales, técnicas y telesecundarias. Sin embargo, se busca ampliar la beca de manera progresiva en los próximos años a nivel primaria y preescolar: estamos hablando de incorporar un universo de más de 17 millones de estudiantes.
AL IGUAL que otros programas universales, la Beca Rita Cetina parte de un acto de justicia social, en el ámbito económico. Si se considera que la corrupción –como lo sugiere Enrique Dussell en su texto Hacia una nueva Cartilla Ética-político– sucede cuando las instituciones se quedan para sí mismas lo que es de todos, los programas llevan a cabo una redistribución del ingreso nacional entre grandes segmentos del cuerpo social. Con el objetivo de crear y fortalecer un mercado interno de consumo: que la gente cuente con presupuesto para gastar. Aunado a esto, tales programas podrían generar con el tiempo la sana costumbre de mantener encendida la conciencia social de los derechos ciudadanos.
POR OTRA parte, todo el poder a Morena le permite renovar la esencia de la política, la forma de hacerla, en el sentido de reestructurarla, con nuevas personas con otra concepción de la misma. Dos acciones van encaminadas en este sentido. Por un lado, la afiliación masiva emprendida por Morena busca sumar a nuevos cuadros para ocupar las dirigencias en los estados, y superar ese monstruo que asoma dentro del partido-movimiento, donde familias y compadrazgos quieren ser los únicos en tomar las decisiones. En otras palabras, Morena busca curar su democracia interna con más democracia: la participación multitudinaria de nuevos ciudadanos. Sin duda, esos cuadros saldrán de entre los diez millones de personas que se propuso el partido afiliar como meta.
POR OTRO lado, las elecciones del Poder Judicial del 1 de junio, animarán a las personas juzgadoras (más de 800 cargos están en juego en todo el país), a salir de su metro cuadrado (tan idolatrado por el emprendedurismo individualista) para entrar a un terreno amplio de acción, para darse a conocer, valorar desde otra óptica su labor, usar otro lenguaje; en otras palabras, las personas juzgadoras se volverán ahora en actores políticos, del dominio público, sin simulación. De alguna manera, se convertirán en nuevos cuadros en un tablero político renovado, desconocido quizá para ellos, pero necesario.
LA REESTRUCTURACIÓN de las relaciones políticas que nazcan de estas dos acciones, darán oxígeno a nuestra democracia, la profundizarán al abrirla a la participación de las multitudes, a las masas. Para esto, entre otras cosas, Morena quiere todo el poder.
*Historiador.