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Otto Granados Roldán
…exgobernador de Ags…
José Luis Morales Peña
…la “Víbora” Morales…

UNA, DOS Y… ¡TRES! ¡COMENZAMOS!
28 AÑOS 28…

Hace 28 años, apareció un nuevo Dia­rio en Aguascalientes: Página 24, y las lengua viperinas, que nunca faltan, alucinaron al decir que el nuevo pe­riódico era propiedad del gobernador en turno: Otto Granados Roldán: recuerde el lector que “el león piensa que todos son de su condición”.

Y desde entonces perdí un “gran ad­mirador”: José Luis Morales Peña, sí, la ahora famosa “Víbora” Morales, quien, igual que su señor padre, “don Viborón”, vio en Página 24 un com­petidor más.

No era así con TRIBUNA LIBRE, pues para los tres diarios de enton­ces: El Sol del Centro, El Heraldo de Aguascalientes e Hidrocálido, éramos algo así como “moneda de cambio”, pues callaban los temas rele­vantes contra el gobierno en turno que publicaba esta su TRIBUNA LIBRE, a cambio de más publicidad o favores de diferentes tipos, normalmente eco­nómicos.

Entonces, para esos tres tristes tigres del diarismo, TRIBUNA LIBRE era un buen negocio al callar lo que TRIBUNA LIBRE publicaba, pero, al nacer Página 24 lo vieron como un competidor muy fuerte que iba a menguar sus ingresos.

Y así fue que nos ganamos la ani­madversión de los directores, dueños de los diarios, en especial del socio del exgobernador Rodolfo “El Güero” Landeros Gallegos: Agustín Morales Padilla y su vástago José Luis Mora­les Peña, quien veía en mí a su ídolo a seguir.

Recuerdo una ocasión en que el licen­ciado Moisés Rodríguez Santillán, por segunda ocasión procurador gene­ral de Justicia del Estado, invitó al gre­mio a una cena en un restaurante –no recuerdo su nombre en este momento– cercano al hotel Fiesta Americana, y José Luis Morales, ya a “medios chi­les”, se reventó con la canción Libro Abierto, se acercó a mí, en el momento de la estrofa… “tú si escribes bien bo­nito”; de ese tamaño era su admiración que luego –reitero– perdí al nacimiento de Página 24 que el pasado lunes 18 de marzo –fiesta nacional–, cumplió la friolera de 28 años y, como dice el clásico, “¡vamos por más!”.

¡Salud, pues por esos 28 años y como dijo Juan Sabines, gobernador de Chiapas, en su momento: “¡Chinguen a su madre los rateros!”.

DE CURAS PEDERASTAS…

“No hijos, el mundo está de la tizna­da, muy cabrón, los valores se perdie­ron: hay curas borrachos, parranderos, mujeriegos, putos, violadores sexuales, pero los que más me encabronan son los curas pederastas, fíjense: yo nunca me he cogido ni siquiera a una mu­jer, pero hay sacerdotes que se cogen hasta a los monaguillos y los obispos los encubren, son chingaderas, por eso mucha gente ya no va ni a misa”, dice el conocido sacerdote católico, José Alfredo Gallegos Lara, mejor conocido como “El Padre Pistolas”, párroco del templo de San Nicolás de Tolentino, situado en la comunidad de Chucándiro, Michoacán.

El llamado “Padre Pistolas”, que no deja el arma ni para dormir, es muy claridoso y no se muerde la lengua para bañar de improperios no sólo a sus feligreses y feligresas “que se portan mal y andan de putas poniéndole los cuernos a su maridos”, y en los sermo­nes es cuando más se revienta, contra ellas, los políticos rateros y sus colegas de sotana de todos los niveles, sólo se salvan los papas, pero de ahí para aba­jo, los trae fintos a todos, bueno, ni San Nicolás de Tolentino, cuyo nombre lleva la iglesia que administra, se salva, pues era –afirma– “medio pendejo”.

Querido por unos y odiado por otros, pero su iglesia siempre está a reventar, por lo que no es raro que oficie misa afuera del templo y reciba a feligreses de otros estados de la república e, in­cluso, del extranjero, pues afirma curar el cáncer con yerbas no sólo originarias de México, sino del extranjero que son muy caras, dice, “hasta 20 mil pesos por kilo”.

Si el lector no lo ha visto, métase a YouTube, le aseguro se desternillará de risa y aprenderá algo nuevo, sobre todo se enterará “cómo masca iguana” en la curia católica, “nido de presbí­teros borrachos, mujeriegos, putos, violadores sexuales y pederastas”, a decir del propio párroco José Alfredo Gallegos Lara, a quien por cierto le gusta mucho cantar y echarse dos que tres tequilas, sin llegar a la embriaguez “como otros sacerdotes”.

Eso sí, reitero, saca a balcón a mu­chos curas y obispos gandallas como Juan Sandoval Íñiguez, el desapa­recido Onésimo Cepeda y el nuncio Norberto Rivera Carrera, entre otros, y habla maravillas del carde­nal Juan José Posadas Ocampo, “a quien el ratero más grande del mundo, Carlos Salinas de Gortari, lo mandó matar”, dice recio y quedito, el “Padre Pistolas”.

LA DIFERENCIA…

Y si el llamado “Padre Pistolas” no deja de ganar adeptos, la gran decep­ción aquí en Aguascalientes, es el obis­po de la Diócesis, el michoacano Juan Espinoza Jiménez, quien se estrila feamente porque los reporteros de la fuente le preguntan en torno al párroco del templo de San Martín de Porres, su tocayo Juan Antonio Ávila Salas, a quien procesan penalmente por violar sexualmente a dos monaguillos:

“No hablen de pederastia en un lugar santo, mejor hablen de lo bueno que hacen los más de 300 sacerdotes de la Diócesis de Aguascalientes”, respuesta que dejó perplejos a los reporteros, entre ellos, la compañera Benny Díaz, Jefa de Información de esta Casa Edi­torial.

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José Alfredo Gallegos Lara
…el “Padre Pistolas”…

¡Qué diferencia entre un sacerdo­te indignado por los excesos de sus colegas y un obispo tapadera de los crímenes de sus subordinados!, por eso monseñor Juan Espinoza ha estado perdiendo muchos adeptos, comen­zando por los padres de los dos niños monaguillos violados por el párroco de la parroquia de San Martín de Porres, Juan Antonio Ávila Salas que, increí­blemente, no se halla en prisión como debería de estar.

EL OTRO CURA PEDERASTA…

Cuando la memoria falla, siempre es bueno consultar esta su TRIBUNA LIBRE, porque nos la refresca (la memoria, indudablemente) o ¿acaso el lector no había olvidado a otro cura pederasta, de nombre Flavio Ibarra Pedroza?

Para recordar pelos y señales me su­merjo en la hemeroteca de de esta su TRIBUNA LIBRE, corre video:

El sacerdote Flavio Ibarra Pedroza fue condenado a 32 años y nueve me­ses de prisión por los delitos de viola­ción, atentados al pudor y corrupción de menores, en contra de un niño, de quien era su guía espiritual.

El cura daba bebidas alcohólicas al menor y se lo llevaba al cine para hacerle tocamientos lascivos, informó la Fiscalía General del Estado (FGE) durante una audiencia de juicio oral.

El clérigo de 44 años de edad, ejercía su ministerio en el templo de María Reina de Todas las Familias, de la colonia Haciendas de Aguascalientes, en donde fue detenido el 4 de diciem­bre de 2018.

Durante el juicio, la FGE señaló que el 8 de diciembre de 2013 el sacerdote condujo al menor al cine, ubicado en el Bulevar Zacatecas, en el que le realizó tocamientos.

“Durante el periodo (diciembre) de 2013 hasta julio del 2017, Flavio se reunía frecuentemente con el ofendido, a quien en diversas ocasiones y mo­mentos agredió sexualmente”, precisó la fiscalía.

Además, en el periodo de enero del 2012 a septiembre de 2017, el ahora sentenciado hizo que el menor ingirie­ra bebidas embriagantes en diversas ocasiones.

Influyó para que la víctima tomara alcohol o cervezas en la temporada de la Feria Nacional de San Marcos y en su domicilio particular.

Después de desahogar las diversas etapas procesales, donde se analiza­ron a detalle los elementos de prueba aportados por el agente del Ministerio Público, un juez dictó sentencia conde­natoria al religioso.

Le impuso 20 años 3 meses de prisión por el delito de violación, 8 años por el de corrupción de menores y 4 años 6 meses por delito de atentados al pudor.

El sacerdote permanecerá recluido en el Centro de Readaptación Social para Varones.

En diciembre de 2018, la diócesis de Aguascalientes suspendió a Ibarra Pedroza de su ministerio sacerdotal como medida cautelar y tramitó ante la Santa Sede la dimisión definitiva del estado clerical, sin que a la fecha se haya emitido una resolución.

Hasta aquí la bochornosa y crimi­nal historia de otro cura pederasta de Aguascalientes; mención aparte mere­ce el famoso y extinto sacerdote Anto­nio Aguiñaga Barrientos, con fama de mil amores que obligaba a sus amantes a abortar el fruto de sus amoríos, por los cuales armó tremenda revolución con sus ovejas que lo defendieron a capa y espada no sólo para evitar ir a prisión sino ser expulsado por el obispo Rafael Muñoz Núñez, con quien se enfrentó de tú a tú frente a cientos de feligreses del templo ubicado en la cer­canía de la colonia España, en aquellos años cuando desgobernaba Aguasca­lientes el marinero originario de Espa­ña, Miguel Ángel Barberena Vega, quien consiguió un acta de nacimiento falsa en la oficina del Registro Civil de Jesús María que decía era originario de ese municipio: Los Cuartos, hacienda propiedad de su padrastro que lo aco­gió recién llegado de Madrid, donde nació el 4 de agosto de 1928, para cubrir el indispensable requisito que antes ordenaba la constitución local para ser gobernador de Aguascalientes: haber nacido en este estado.

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Juan Sabines Gutiérrez
…“chinguen a su madre”…
Carlos Lozano de la Torre
…el gran traidor…

De no haberlo logrado, el candidato natural era nada menos que Miguel Romo Medina, quien años después tuvo otra oportunidad,cuando Carlos Lozano de la Torre terminó su sexe­nio, pero la ganadora fue Lorena Mar­tínez Rodríguez, a quien como Judas a Cristo traicionó, y Carlos negoció la gubernatura con Martín Orozco San­doval a cambio de impunidad, pues “el gringo” creyó iría a la cárcel si Lorena ganaba la gubernatura, pues ella tenía documentada todas las transas come­tidas por el nacido en Bakersfield, California, Estados Unidos, por lo que Carlos Lozano pactó impunidad con Martín Orozco Sandoval.

Pero deje el lector le recuerdo que Carlos “El Patrón del Mal”, no sólo traicionó a Lorena Martínez, sino a otro aspirante legítimo: el entonces senador Miguel Romo Medina, en cuya historia está el haber salvado de prisión a Carlos Lozano de la Torre, cuando Miguel Ángel Barberena era gobernador de Aguascalientes, y tenía un listado todas las trapacerías cometi­das por “El Gringo”.

La policía ya estaba en la casa de Carlos Lozano de la Torre, quien angustiado llamó a su amigo Miguel Romo Medina, visitador de la PGR, por lo que con sus influencias y el apo­yo de su gran amigo, Sergio García Ramírez, procurador general de la Re­pública, logró rescatar a Carlos de las garras vengativas de Barberena Vega.

Pero, desgraciadamente, llegado el momento, no agradeció el gran apoyo que le dio Miguel Romo en aquellos años.

Carlos cambió radicalmente cuando la diosa fortuna le sonrió, pues a otro de sus amigos también le hizo gran jugarreta: Óscar López Velarde que siempre lo apoyó incondicionalmente: el llamado “Coyotito” quería jugársela para presidente municipal, pero “El Gringo” le dio la espalda a su “ami­go” y apoyó con todo al advenedizo Paco Chávez Rangel, por quien llegó hasta la ignominia para garantizar su triunfo, ante Juan Antonio Martín del Campo, a quien “El Torturador de Aguascalientes”, el perverso y es­quizofrénico Felipe Muñoz Vázquez, entonces fiscal de Aguascalientes, acusó de tener ligas con el cártel de la Familia Michoacana, pero su gente se “apendejó” y, en lugar de sembrar pro­paganda de Toño Martín del Campo, sembró propaganda del PRI, por lo que se le volteó el chirrión por el palito y el electorado llevó al panista a la presi­dencia municipal de Aguascalientes y así fue cómo el PRI comenzó a perder todas sus canicas por culpa de “El Pa­trón del Mal”.

Todo por culpa de “El Gringo” que llegó a la gubernatura gracias a sus amigos, pero ya en el poder pactó con sus enemigos y mandó a sus amigos al carajo, pero además cometió su más grande perversidad: perseguir a quien no sólo lo hizo candidato del PRI, al gobierno de Aguascalientes, sino que le entregó la gubernatura en charola de oro: Luis Armando Reynoso Femat, quien lo apoyó con toda la fuerza del estado y con varios millones de pesos para derrotar a su entonces odiado ri­val, Martín Orozco Sandoval, ironías de la vida, pues Carlos no lo podía ver ni en pintura porque “el hijo de la chingada me robó la presidencia muni­cipal”, decía al borde del llanto.

Cosas curiosas: Carlos y Felipe González llegaron a odiarse a muer­te: presidente estatal del PRI, Carlos conocía al dedillo “vida y milagros de Felipe”, a quien tildaba de hambreador no sólo por dar kilos de 800 gramos, sino por almacenar alimentos de la canasta básica para, amafiado con sus compinches a nivel nacional, provocar su escasez hasta lograr su aumento de precio y entonces sí vaciar sus bodegas; el lector debe debe de recordar aquellas revolcadas que “El Gringo” le daba al Felipillo, quien en un evento social se encontró a Carlos y abrió chicos ojotes al verlo y se dirigió a él: “Si me sigues chingando te voy a partir tu madre”, le dijo enfurecido, palabras más, palabras menos, me comentó.

Y tú –le dije– ¿qué le contestaste?

-Nada, es el gobernador (sic); se le frunció el cutis, seguramente.

Al paso de los años, Felipe llegó al senado y Carlos al gobierno del estado y a las primeras de cambio recibe la visita de Felipe González en su des­pacho de Palacio: ¿cómo fue que lo recibiste y que te dijo?, le pregunté y contestó con evasivas; ¿qué ya olvi­daste las amenazas y los insultos que te dijo en aquella ocasión? Me cambió la plática y fue ahí donde noté el cambio de Carlos Lozano.

En una plática que sostuve con el ingeniero Luis Armando Reynoso Femat, me comentó que Carlos no le contestaba sus llamadas; sabedor de la amistad que tenían con él, me pidió de favor que le gestionara una entrevista para aclarar cualquier desmentido.

Así lo hice. “Dile que arregle sus broncas con su partido, yo no quiero problemas, y en la primera oportunidad hablamos, pero que no sea aquí sino en la Ciudad de México y tú como testi­go”, pero nunca se dio esa oportunidad y sí lanzó a su perro rabioso, Felipe Muñoz Vázquez, contra el ingeniero: fueron seis años de persecución brutal y dos encarcelamientos, que el inge­niero Luis Armando soportó estoica­mente.

¿Por qué Carlos se le volteó a sus amigos y se agachó con sus enemigos, en cuánto llegó al poder? Es esa la gran pregunta, que hasta hoy no sé la respuesta.

De dos cosas estoy seguro: gracias a Miguel Romo Medina, Carlos se salvó de ir a prisión, y gracias a Luis Armando Reynoso Femat, Carlos llegó a Palacio de Gobierno, esas son dos grandes verdades, como también lo son el haber ordenado el encarcela­miento de cuatro periodistas inocentes, a los que su perro fabricó falsa relación con el narco y lo inexplicable: avalar con disimulo y valemadrismo, el robo de los títulos de TRIBUNA LIBRE y Página 24, que su perro diabólico ha estado conduciendo desde 2008, con total impunidad, pero…

Hoy celebramos el 28 aniversario de Página 24 Aguascalientes.

¡Salud! Y como dijo Juan Sabines

* (Columna publicada inicialmente en el semanario hermano TRIBUNA LIBRE el pasado jueves 20).