“Hay que Dedicarle Tiempo Diario, no Sólo Cuando Necesitamos”

Por Benny Díaz

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Juan Espinoza Jiménez (Foto: Ernesto Martínez Reyes)

“Dios no es mágico, como muchas personas creen, hay que dedicarle tiempo diario y no sólo pedirle y arrodillarse ante él cuando necesitamos su ayuda en algo, cualquier situación difícil que se nos presente y que nos rebase como humanos, porque somos frágiles”, fueron las palabras que Juan Espinoza Jiménez, obispo de la Diócesis de Aguascalientes, dedicó a los feligreses que acudieron a la Catedral a la misa de las 12:00, en donde se bendijo e impuso la ceniza.

El purpurado resaltó que “vamos al encuentro de Dios en esta Cuaresma, porque él siempre nos busca y se acerca a nosotros para mostrarnos el camino que hay que recorrer en la vida. Iniciaremos un signo con la ceniza con la frase de: ‘arrepiéntete y cree en el Evangelio o recuerda que polvo eres y al polvo volverás’”.

Jesús muestra “que la vida es hermosa, pero difícil, aunque también hay momentos de alegrías y bendiciones.

La vida pasa rápido, es fugaz y caduca. Eso es lo que la ceniza significa y es tomar conciencia de todo eso para llevar a la humanidad a ser humildes, sencillos, no dejarnos llevar por el orgullo y la soberbia, porque todo en la vida termina y ¿para qué tanta soberbia? Hay que llevar una vida humilde y sencilla, unidos a Dios”.

Es tiempo de conversión y eso significa “un cambio radical en la vida de todos nosotros. Al iniciar el camino de la cuaresma, hay que recibir la ceniza, que no es un rito, es el deseo de ser mejores y cambiar la vida para acercarnos a Dios en la cruz, porque el que haya dado la vida por nosotros debe resonar en nuestros oídos, mente, corazón y hay que ser humildes y recordar que al polvo se volverá, pero hay esperanza de arrepentirse y la esperanza en la vida nunca está perdida, mientras la tengamos, hay que transformarla para que sea más bonita. Hay que pedirle a Dios que nos permita revertir las cosas malas, que nos ayude a hacer mucho mejor las cosas y continuar adelante”.

Reiteró lo que ha dicho en varias homilías: “Cuiden mucho las formas de salir adelante, no busquen que los aplaudan o hacerse famosos. Más bien, todo lo bueno que hagan que sea en secreto porque quien lo ve es Dios y tengan por seguro que habrá una recompensa”.

Cuando se da limosna “tampoco lo anuncien, cuando oren háganlo sin llamar la atención, eso es lo que cuenta”.

El ayuno también es importante y es una forma de penitencia.

“Para nosotros los católicos creyentes, es conversión, estar bien con Dios. Hay que cuestionarnos cómo estamos con él, si lo buscamos, si tiene algo de nosotros y le dedicamos su tiempo, o sólo se busca cuando se le necesita y entonces sí se grita, se arrodilla, se hacen oraciones. Dios no es comerciante, es padre amoroso y siempre perdona. Muestra de su misericordia es que a todos nos da la oportunidad de tener una relación con él, de cambiar nuestra vida, de vernos como hermanos”.

El jerarca católico también invitó a reflexionar “cómo nos comportamos con los jóvenes, con la familia, con la gente con la que trabajamos, con los más pobres y humildes.

¿Qué hacemos por ellos? ¿Se les da limosna viéndolos como miserables? La limosna no es sólo dar dinero, es mucho más profundo el sentido porque si damos tiempo, una sonrisa, un abrazo, brindamos nuestra mano a quien lo necesita y compartimos nuestras cosas con los más necesitados, ese es el verdadero sentido.

Hay que abrir el corazón a los demás, hay que analizar nuestra vida personal y la relación que tenemos con nosotros mismos, lo que pensamos, lo que sentimos y si las acciones concretas que hacemos son para crecer o para destruir”.

Todo esto hay que hacerlo “en silencio y desde el corazón. Hay quien espera muchas cosas mágicas y Dios no está ni es mágico. A él lo encontramos en lo más sencillo, en lo más simple, y todos los días hay que hablar con él y ser sinceros en las cosas que podemos hacer, si son buenas o llevan una intención muy mala, engañosa, mentirosa; porque podemos hacer cosas grandes y es lo que nos corresponde, como ser responsables en el trabajo no es nada extraordinario, toca hacerlo bien.

“También los que son padres o madres de familia, sean buenos, condúzcanse con amor y simplicidad, pero con responsabilidad, no para que les aplaudan y los pongan en un pedestal. Tenemos que tomar conciencia que somos peregrinos en esta vida y que es más bonito estar juntos, en familia, con amigos. Los creyentes caminamos juntos y nunca perdemos la esperanza”.