Por Adrián Gerardo Rodríguez Sánchez*

Imagen relacionado a la nota.

Adrián Gerardo Rodríguez Sánchez

EN LAS últimas semanas las dirigencias nacionales del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) han anunciado una campaña masiva de afiliación, donde se pretende alcanzar la suma de 10 millones de militantes. ¿Cuál es el objetivo de esta maniobra colosal, se preguntarán muchos? Habría, en nuestro parecer, varias metas, de diferente calado, diferente tesituras y temporales.  Por un lado, en el sentido práctico, se busca dar certeza al padrón electoral, tan falta de certidumbre, para dar mayor espacio al Pueblo y a la ciudadanía en la toma de decisiones políticas, muy acorde con el talante democrático participativo del Partido, y con su sentido de movimiento obradorista: mantener activa a la población en los temas del bien colectivo.

TODO VA dirigido a mediano y corto plazo a generar el mayor involucramiento posible de la ciudadanía en la próxima elección del Poder Judicial, el próximo 1 de junio, pero también en las elecciones internas de los comités ejecutivos estatales, que se vendrían supuestamente en este año. En este último se espera la llegada o consolidación de nuevos dirigentes y cuadros estatales que hayan surgido desde el trabajo durante el sexenio del Presidente Andrés Manuel López Obrador, ya sea como funcionarios del servicio público o en el partido: gente nueva, con compromiso social, sensible a los temas planteados por la gente, siempre dispuesta a escuchar y atender, que asuman su libertad de transformar. Cuadros que con su empuje mantengan un equilibrio a las fuerzas de la vieja política que perviven en el Partido, y que sean el germen para que éste no se convierta en un nuevo PRI, es decir, en un Partido de cacicazgos y familias.

LA TAREA no es nada sencilla y es parte de la misma contradicción motora de nuestro Partido-Movimiento. Pero las ventajas coyunturales de tal maniobra son óptimas: venimos de un sexenio de alta politización, del ensanchamiento de la conciencia colectiva ante las decisiones políticas, de mucha participación, atizada por el beneficio de los programas sociales que ha llegado a millones de mexicanos de todas las edades. Es, pues, el momento idóneo para abrirse y captar a aquellos que se han mostrado como una nueva clase política con ideales humanistas y de justicia social, sin la cual no se puede entender cualquier proceso revolucionario. Este detalle, sumado a la reconfiguración del poder institucional (austeridad, elección del PJ, el fin de ciertos privilegios, revocación de mandato), son los dos pilares del nuevo modelo republicano propuesto por la 4T: las nuevas piezas y el nuevo tablero están en vías de consolidación.

¿HAY RIESGOS? Por su puesto. De varias índoles. Por un lado, que en la afiliación se sumen remanentes de la vieja política del PRIANRD. Gente que ya no encontró espacios en la mermada oposición, y que carguen con ellos las podridas prácticas de antaño. Sin embargo, el escenario al que lleguen sería otra diferente de donde vienen: un nuevo tablero político y otros agentes con quien competir. Esta posibilidad no está afuera de la realidad. Recordemos a los verdaderos revolucionarios, integrantes del Congreso Constituyente de 1917 (como Francisco J. Múgica, Heriberto Jara, etcétera) tuvieron que debatir con diputados timoratos, más preocupados por lo que les dictaban sus jefes políticos que por atender las demandas de justicia social emanadas de las fuerzas revolucionarias.

HAY OTRO riesgo igual de fundamental: que en la afiliación masiva Morena se pierda “su raíz nacional-popular” (como atinadamente la llama Jaime Ortega Reyna). Que en el proceso gane el modelo meramente partidista (práctico, electoral), en detrimento del modelo de atención y involucramiento con las demandas del Pueblo para volverlas centro de una verdadera política transformadora. Nos parece que aquí habría una ventaja: en el proceso mismo de afiliación hay que darse tiempo para escuchar a la gente, a sus ideas, sus esperanzas, sus propuestas. Ese sería el verdadero sentido político del trabajo.

LAS CONDICIONES están dadas. La afiliación masiva no se pudo dar antes, y después sería muy tarde. Todos los mexicanos están invitados a participar. Es un momento definitorio, en el que podemos afirmar con Franz Fanon: “todo espectador es un cobarde o un traidor”.

*Militante de Morena.