No Caigamos en Escepticismos e Indiferencia: Obispo

Por Benny Díaz

Imagen relacionado a la nota.

Juan Espinoza Jiménez (Foto: Facebook Diócesis de Aguascalientes/ Correo Diocesano)

El adviento es el tiempo de espera y conversión que comprende las cuatro semanas que preceden la navidad y preparación para el nacimiento del niño Jesús, es tiempo de conversión y hay que estar “poniendo toda la esperanza en Cristo porque la sociedad está fría de amor, de paz y de justicia”, dijo en su homilía Juan Espinoza Jiménez, obispo de la Diócesis de Aguascalientes.

En el Evangelio de San Lucas, capítulo 21, versículos 25 al 28 y 34 al 36 habla de que “habrá señales prodigiosas en sol, en la luna y en las estrellas. En la tierra, las naciones se llenarán de angustia y de miedo por el estruendo de las olas del mar; la gente se morirá de terror y de angustiosa espera por las cosas que vendrán sobre el mundo, pues hasta las estrellas se bambolearán. Entonces verán venir al hijo del hombre en una nube, con gran poder y majestad”.

El purpurado hizo referencia a que Jesús habló a sus discípulos “en lenguaje apocalíptico de lo que será su segunda venida para que se preparen y vean los signos en el cosmos que marcarán ese momento, pero también a que estén alertas y eleven su oración continuamente y eso significa que no caigamos en escepticismos e indiferencia, ante una situación de dolor no permitamos que el corazón se endurezca y tengamos sensibilidad para con quienes sufren y lloran porque son víctimas de la violencia o de otros males sociales, significa que no nos encerremos en nosotros mismos, hay que buscar el bien para todos”.

Invitó a la feligresía a prepararse levantando la cabeza “y siempre estar vigilantes en el corazón. Los días que vivamos hay que hacerlo con alegría y no ignoremos a quienes nos necesitan teniendo gestos de caridad que sirven mucho a los demás y hacen la vida más agradable”.

Hay quienes buscan a Dios “en medio del sufrimiento, hay personas que tienen temor ante la muerte y la enfermedad, pero sepamos que todos tenemos un tiempo limitado y es Dios quien nos lo permite.

No hay que vivir a la defensiva como si estuviéramos esperando una tragedia, no hay que perder un solo momento, porque cada uno es único e irrepetible, hay que vivir con intensidad cada momento de nuestra vida y hay que superar las dificultades con la esperanza en el Señor”.

Por eso “el adviento es una llamada a la esperanza, cuando todas esas cosas comiencen a suceder hay que levantar la cabeza porque se acerca la hora de la liberación, sea cual sea ese momento no será caótico ni de desconcierto porque el Señor vendrá con todo su poder y gloria, un poder salvífico, liberador, no debe provocarnos miedo, al contrario, debe transmitirnos esperanza y seguridad a sus seguidores porque nos libera de las fuerzas del mal”.