“Con Todos hay que ser Tolerantes”

Por Benny Díaz

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Juan Espinoza Jiménez (Foto: Facebook Diócesis de Aguascalientes/ Correo Diocesano)

“Hay que ser tolerantes y transigentes, porque escandalizar es grave, debemos hacer bien las cosas porque si el obispo ni hace bien las cosas, escandaliza a los sacerdotes y éstos a los fieles, a veces hasta porque no los saluda y les da la espalda”, fueron parte de las palabras que Juan Espinoza Jiménez, obispo de la Diócesis de Aguascalientes, dedicó en su homilía a los fieles.

Habló del Evangelio de San Marcos, en el capítulo nueve en sus versículos 38 al 43 y el capítulo 45 en sus versículos 47 al 48, de cómo Juan, el más pequeño de los apóstoles, “era adolescente, intrépido, listo, con mirada de águila y le dice a Jesús que encontraron a unos haciendo milagros en su nombre y se los prohibieron, porque cuando fuimos adolescentes a veces éramos, no sé hoy, bien rígidos y las cosas eran blanco o negro, no había posibilidad de grises y actuábamos como jueces”.

Volviendo al Evangelio, el purpurado habló de que Jesús le respondió a Juan con una enseñanza muy bonita: “Hay que ser tolerantes con todas las personas, debemos ser transigentes y dejar que todos colaboren para el bien, ojalá que todos fueran profetas e hicieran el bien, porque hay que estar abiertos aquellos que promueven el bien a la sociedad, personas que ayudan a más personas, que promuevan los valores, el deporte, el estudio, la oración, el respeto, la honestidad donde se requiera, aunque no sean católicos hay que estar abiertos a ellos”.

Si se actúa desde la tolerancia “nos ayuda a crecer como sociedad en el mundo al que pertenecemos, al estado, al municipio, al sector, a la diócesis, al decanato, al sector, a la comunidad, con todos hay que ser tolerantes y ojalá haya muchas actividades por el bien de todos”.

En ese pasaje del Evangelio, continuó, Jesús habla que si la mano, el pie o el ojo son ocasiones de pecado, se corten o se saquen, porque más vale llegar ante él tuertos, cojos o mancos que ir completos a perder la vida eterna.

“Las manos sirven para hacer el bien: trabajar, Jesús bendecía con las manos, dio de comer, acariciaba al triste, levantó al muerto y se lo dio a su madre, hizo cosas buenas y por eso significan acción de lo que hacemos por los otros”.

Los pies, dijo el obispo, “sirven para ir al encuentro del hermano de sangre, con el papá, la mamá… no lo utilicen para el mal, porque no son para golpear. Les digo a los adolescentes que hay cuates que tienen que les dicen: ‘no seas tonto, acá está bien padre’, son como los diablillos que invitan a hacer cosas malas, ‘¿para qué vas a misa con ese obispo?, dura un montón y nos enfadamos todos, mejor vente con nosotros está más padre’”.

Los ojos nos sirven para “ver nuestros proyectos para el futuro, lo que quiero ser, a dónde llegar, lo que nos gustaría hacer con nuestra vida y la adolescencia es uno de los tiempos más bonitos del ser humano, aunque a veces también sufre porque no sabe ni lo que va a hacer de su vida o a qué se va a dedicar y con la mirada se puede ver cosas buenas o malas”.

El purpurado también habló de aquellos padres de familia que escandalizan a sus hijos, porque les dicen que se porten bien, cuando andan ebrios; que vayan a misa, pero ellos no acuden; que no digan mentiras y ellos son los más mentirosos.

Por otra parte, los adolescentes también pueden escandalizar a sus padres, “porque fíjense cómo los tratan cuando se enojan, si les dejan de hablar porque piensan que no los quieren, si les hacen alguna llamada de atención y lo que no saben es que muchas veces las mamás o los papás lloran en silencio por cómo son sus hijos y no saben cómo hacerle para que lleven un camino recto”.

Ser tolerantes incluye también serlo con los migrantes, porque hay personas que vienen de otros países y en ocasiones con sólo darles un vaso de agua hace la diferencia porque muestra la sensibilidad hacia estas personas que tienen miedo, que están sufriendo porque vienen desde otros países y tienen que caminar desde Chiapas hasta Tijuana para entrar a Estados Unidos en busca de una vida mejor y muchas veces pasan días sin comer, padecen de frío o de los inclementes rayos del sol.