UNA, DOS Y… ¡TRES! ¡COMENZAMOS!
PINCHES MONOS PLATANEROS…
Es tanto su envidia y ardor, que ya no saben qué hacer para frenarnos, y los muy cobardes lo hacen pagando extranjeros un bonche de euros a ciberdelincuentes para tronar las ediciones de Página 24 y TRIBUNA LIBRE; ya murió el cerebro financiero, pero quedan sus viudos y están desesperados porque no hallan cómo frenarnos, ahora hasta “El Moñitos” está de su lado, pero manos les han de faltar…
¿QUÉ PASA CON ESOS DIRECTIVOS DEL INEGI?..
Son otros tres y se toman juntos: se trata de los delincuentes con el sello de la “N”:
1.- Sergio “N”, hostigador sexual y laboral.
2.- Daniel “N”, acosador laboral, y
3.- Isaac Sidhartha “N”, acosador laboral.
Estos tres monitos que se creen dueños del INEGI y que alardean hacer lo que les venga en gana con total impunidad, son mano en eso de acosar sexual y laboralmente a sus subordinadas.
Con lo que no contaban estos ca… ñones era que sus víctimas se armaran de valor y fueran a denunciarlos con quienes les tienen más confianza: Violeta Sabás Díaz de León y Mariana Ávila Montejano, activistas del Observatorio de Violencia Social de Género, mujeres aguerridas que tienen años defendiendo a las víctimas de acosadores sexuales y laborales como Sergio, Daniel e Issac Sidhartha “N”.
Por esa causa, motivo y razón, Mariana y Violeta visitaron las instalaciones del susodicho INEGI para entregar un escrito en donde lee recuerdan a la Precisa Graciela Márquez Colín, que no debe hacerles el “paro” a esa raza maldita, que ya basta de ser omisa y no siga violando el protocolo que “reza, debe de retirar a los agresores y no lo ha hecho, pero sí reubicó a las víctimas.
O sea: porque no quisieron darles ‘aquellito’ las enviaron a otro departamento, no para protegerlas a ellas, sino a sus agresores a quienes no quiere mandar al rancho que está en San Juan de los Lagos.
Así es que el mensaje es: los changos sin mecate como Sergio, Daniel e Issac Sidhartha, tienen patente de corso ¿firmada por la ‘Precisa’ Graciela Márquez Colín?, es pregunta.
Y es que Graciela Márquez, quien es una mujer muy preparada: académica, profesora, investigadora y economista, debe poner orden en su casa y no permitir que gente como esos tres changos sin mecate sigan haciendo de las suyas contra mujeres que laboran honrada y decentemente en el INEGI.
No, no se vale.
Así es que la ‘Precisa’ del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), debe barrer y trapear las instalaciones para que quede limpia de esa gentuza.
¿Y LA FISCALIA, APÁ?…
Por otra parte. los tres acosadores sexuales y laborales: Sergio, Daniel e Issac Sidhartha, también deberán de responder, además de laboralmente, ante la ley y la justicia, ya que esos changos del INEGI también fueron denunciados en la Fiscalía General de Justicia del Estado, cuyo titular, Jesús Figueroa Ortega, levita al caminar por lo crecido que está por la aprehensión del peligroso delincuente José Ángel “N” de 29 años.
El fiscal Figueroa, luego de una buena investigación, mandó gente a Culiacán, Sinaloa, y el domingo 8 de este octubre celebró que sus muchachitos lo trajeron de regreso a Aguascalientes.
“¿Y quién es tal Pepeángel, que tiene tan contento al famoso “Largo”?, preguntará el lector.
Pues nada, que José Ángel “El Culiche” es uno de los asesinos del empresario Juan Antonio Álvarez Flores, asesinado a balazos cobarde y alevosamente a pleno sol en la avenida Universidad, frente a la UAA, el pasado miércoles 9 de agosto del presente año alrededor de las 10:00 de la mañana, junto con otro criminal (ver foto) al que le siguen de cerca los pasos.
El asesinato del empresario de Vergeles tiene mucha cola por pisar: no fue un robo, no; el que planeó su muerte debe ser un sujeto muy “pesado” y con bastante dinero con un odio rayando en la locura, quien contrató a gente con fama de matona que no fuera de Aguascalientes ni de la región, para así no verse en problemas: pero seguramente los va a tener.
El asesinato estuvo bien planeado y estuvo a punto de quedar impune, pero fue gracias a la persona que al ver lo que había sucedido les echó el vehículo encima y averió la motocicleta que utilizaron, por lo que los dos asesinos corrieron intentando perderse en el fraccionamiento, pero sus rostros quedaron grabados en varias cámaras de seguridad, por lo que fueron identificados por la Fiscalía que mandó sus imágenes a todo el país.
En fin: uno de los asesinos ya está tras las rejas y seguramente soltó toda la sopa y dio pelos y señales no sólo de su cómplice, sino de quién o quiénes los contrataron para cometer el asesinato que cimbró los cimientos de Aguascalientes, provocando fuerte indignación de la sociedad: así que el autor intelectual que pagó por el asesinato del conocido empresario debe de estar que no le cabe ni un popote.
EL OBISPO SE FUE CON TODO CONTRA AUTORIDADES…
No recuerdo a ningún obispo de la Diócesis de Aguascalientes que haya vomitado a los gobernadores del estado como el actual, Juan Espinoza Jiménez, quien seguramente comulga con aquella frase de Octavio Paz que dice:
“No te acerques tanto al fuego del poder, que no es fuego que purifique”.
Y sí, monseñor Juan Espinoza Jiménez no ha sido como sus antecesores, a quienes nomás les decían “mi vida” y querían su casa aparte, no.
Como verá el lector, el plumaje del obispo Juan Espinoza no es de esos, mucho menos como el de Salvador Quezada Limón, quien tenía más poder y dinero que los gobernadores en turno, pues en aquellos años las creencias religiosas estaban más arraigadas y la credibilidad era enorme, para con los “representantes de Dios en la tierra”: ¿cuánta raza de bronce ricachá, no lo hizo heredero universal, para comprar un cachito de cielo?
Además, en aquellos años la raza era más suelta y los canastitos en los que se pedía la limosna se llenaban en cada misa, así es que los pesos, tostones y pesetas de plata que la raza de bronce daba, eran abundantes, y qué decir de los Cuauhtémoc de 5.00 pesos.
No hubo, que yo sepa o recuerde, un obispo tan o más millonario que Chava Limón, tanto que durante años una familia entera presumió ser de las más ricas de Aguascalientes, pues el patriarca “don José”, pasó de ser un empleado a dueño de muchos negocios, comenzando por el de las telas.
En aquellos años conocí a un español muy folclórico: José Conceiros Oveja, el primer administrador que tuvo el entonces rancho Santa Mónica, propiedad de las familias Gutiérrez Sola, Gutiérrez Prieto y Castelazo Andrade, y cuando platicaba de dinero y poder, solía decir con su clásico acento: “Aquí en Aguascalientes, no hay vergas más paradas que la del señor obispo y la del gobernador”, o sea Salvador Quezada Limón y Enrique Olivares Santana.
A la muerte de Salvador Quezada Limón, vino el declive de la familia que le administró por décadas el billete, al grado que uno de los hijos del prominente empresario cayó en la cárcel; claro está que no quedaron en la miseria, pero aquella época de vacas gordas, muy gordas nunca más regresó.
A Salvador Quezada Limón le sucedieron: Rafael Muñoz Núñez, Ramón Godínez Flores, José María de la Torre Martín y el actual Juan Espinoza Jiménez.
A Rafael Muñoz le tocó lidiar con el enamorado cura Antonio Aguiñaga Barrientos, mejor conocido en la colonia España como “El Padre Cogelón”, a quien Muñoz Núñez nunca pudo corregir, hasta su muerte en un accidente carretero.
Jubilado, Rafael Muñoz, entregó la Diócesis a Ramón Godínez Flores, un purpurado al que le gustaba harto el billete, al grado de decir “que el dinero del narco él lo purificaba”, (palabras más palabras menos) frase con la que se le recuerda a Ramón Godínez.
A la repentina muerte de Ramón, llegó a ocupar su lugar José María de la Torre Martín, bueno para el güisqui y la botana, invitado asiduo del entonces gobernador Carlos Lozano de la Torre –y villano favorito hasta la fecha del locuaz locutor José Luis “La Víbora” Morales–, el obispo “Chema” era muy bueno para beber güisqui y disfrutaba con gran placer las buenas viandas; era buen conversador y dicharachero, y ya encarrerado cantaba: “¡Guan, tu, trí que chingue a su madre el PRI, ¡tri, tu, guan que chingue a su madre el PAN!”, y soltaba la carcajada…
Carlos Lozano le lanzaba:
-¿Otro güisquito?
-Nos lo echamos!
Nunca decía no, cuando la raza política o empresarial lo invitaba a sus festejos, era capaz de abandonar misas, que su Vicario realizaba que decir no a fiestas o reuniones de postín…
Hasta que llegó Juan Espinoza del merito Michoacán y comenzó a documentarse cómo era Aguascalientes y cómo habían actuado sus gobernadores.
Y el pasado domingo 8 se lanzó contra esos ladrones y depredadores:
“En Aguascalientes hay devastación, he oído que tenían muchas cosas bonitas y se construyeron muchas empresas y cotos, a costa de la ambición; la viña del Señor fue entregada en administración y ha sido saqueada y se volvieron usurpadores y ladrones”.
Y más:
“Los usurpadores no quieren tener un amo y matan a los empleados y luego al hijo del dueño de la viña porque quieren ser los únicos propietarios y poseer el mundo de manera ilimitada, destruyendo bosques, contaminando el agua”.
Y más:
“He escuchado muchas cosas bonitas de Aguascalientes, como el río San Pedro, que la López Mateos era un arroyo y en el Ojocaliente había aguas termales y árboles y hoy hay devastación, muchas casas y cotos cerrados, muchas empresas a costo de la ambición y desviar la mirada de Dios haciendo mucho daño a la naturaleza y ahora hay sequía, las tierras están áridas, las plantas no crecieron y la cosecha se perdió”.
Y más:
“En Aguascalientes ya el agua está muy profunda porque no hacemos conciencia de cuidar las cosas hermosas que Dios nos ha dado”.
Y más:
“Los padres de familia deben estar pendientes de qué están sembrando para que en la viña no entren los ladrones y homicidas, sino quienes den frutos verdaderos…”.
Gran verdad: llegan, los dejamos pasar, los apoyamos y se llevan todo, ahí tiene usted, caro lector, a Martín Orozco Sandoval quien llegó con una mano adelante y otra atrás, procedente de Santa María de los Angeles, Jalisco, y que en tiempos de hambre Felipe González González lo nutría con galletas de animalitos y lechita y que gracias a una beca estudió contabilidad en la Universidad Bonaterra, se afilió al PAN y el resto es hi$toria.
Y CON ESTA ME DESPIDO…
Bueno y ¿qué onda con Morena? Ya huele a campañas para las elecciones de 2024 y los morenos en Aguascalientes siguen durmiendo, aunque el “nacido para perder”: Francisco Arturo Federico Ávila Anaya, el chilaquil que llegó a la tierra de la gente buena a cambiarnos espejitos por oro, anda más movido que “La Tongolele” en sus tiempos de gloria, pues por tercera ocasión quiere ser candidato moreno a la presidencia municipal porque dice que ahora sí la gana.
Es tan grande su ambición por ser el sucesor de Leo Montañez Castro, que me platican que ya hasta fue a bajarse los calzoncitos con su odiado enemigo “La Víbora” Morales.
¿Qué os parece?
Si alguna esperanza tiene Morena de ganar la presidencia municipal de Aguascalientes debe poner un buen candidato, no importa que sea externo, pues con raza como el chilaquil, a quien ni su familia soporta, por eso reside en Estados Unidos, nuevamente chupará Faros, sobre todo si, como se asegura, el candidato será Toño Martín del Campo.
* (Columna publicada inicialmente en el semanario hermano TRIBUNA LIBRE el pasado jueves 12).