Un hombre murió en una casa del barrio del Llanito, y su madre, afectada de sus faculta­des mentales y postrada por una enfermedad, estuvo con el cadáver varios días, sin que atinara avisar a las autoridades, a pesar de los fétidos olores que envolvieron la vivienda.

Alrededor de la una y media de la tarde del sábado 8, un hombre acudió a la casa 539 de la calle 5 de Febrero, debido a que tenía varios días que no sabía nada de su sobrino Juan “N” “N”, de 43 años, quien se hacía cargo de Juana, de 76.

Al ingresar percibió un fuerte olor a putrefac­ción, por lo que llamó al servicio de emergencia 911. Minutos más tarde arribaron policías mu­nicipales del Destacamento Centro, seguidos por paramédicos de la Cruz Roja Mexicana.

Los uniformados llegaron hasta una recá­mara, donde tuvieron a la vista el cadáver putrefacto de Juan y junto a él a la anciana.

Los técnicos en urgencias médicas le brindaron los primeros auxilios a la señora y la trasladaron al Hospital General Tercer Milenio, donde su es­tado de salud se reportó delicado “pero estable”.

Al domicilio acudieron elementos de la Dirección General de Investigación Crimi­nal y de Homicidios de la Agencia Estatal de Investigación Criminal.

En las indagatorias no encontraron in­dicios que los hiciera suponer que Juan fue víctima de alguna agresión, por lo que catalogaron el deceso como natural.

Los peritos permitieron que personal de una funeraria retirara el cuerpo putrefacto.