Fotografía relevante a la nota.

Jesús Figueroa Ortega (Foto: Archivo/Ernesto Martínez Reyes/Página 24)

Caminando

JESÚS FIGUEROA Ortega lleva las cuentas muy bien del tiempo que le queda como fiscal: nueve meses, y en cuenta re­gresiva. No ha renunciado, ni lo va a hacer, asegura que cumplirá su periodo al frente de dicho entre y saldrá de ahí “caminando”, pero no al Poder Judicial, al cual renunció “hace dos años”, por lo tanto, ya no es juez con permiso.

A DONDE llegará caminando es a su notaría, en donde dice que trabajará, pero en esos meses que le quedan como fiscal se desempeñará como tal hasta el último minuto, y luego, adiós al estrés que hasta enfermedades le acarrea, como el traer los triglicéridos altos.

EL FISCAL se nota cambiado: tranquilo, sereno y ya hasta invita a los diputados para que vayan a conocer por dentro la fiscalía “por­que desde la curul las cosas se ven diferentes”.

AMOS, DIJERA la India Yuridia, les regresó el golpe, porque con eso de que a cada rato le dicen omiso y todo lo demás, ya ni se apura y menos se acongoja, total en unos meses se va.

Y MIENTRAS Jesús Figueroa Ortega se prepara para tranquilamente salir caminando de la Fiscalía como notario, en ese radiopasi­llo tan ruidoso se escucha con estruendo que hay un “doctor” que también anda contando los meses, días, minutos y segundos porque ya prácticamente se siente su sucesor.

UY, Y MIENTRAS se le cuelan hasta por las puertas de acceso los robacoches, que según el fiscal luego utilizan los “traviesos” para hacer cosas nada bue­nas y en minutos todo eso del blindaje quedó en un chiste porque entraron, robaron, salieron y nadie los vio, menos los alcanzó.

BUENO, SEGÚN los que le saben al derecho y al revés a la nota policiaca, uno de los trabajadores de la gasolinera donde hubo uno de los robos fue el que habló al 911 para pedir auxilio, pero quién sabe que andaban haciendo porque nadie llegó en los cinco minutos que presumen tener como “tiempo máximo de respuesta”.

NO, PUES si esa es la fuerza del gigante, estamos soberanamente jodidos, como dice Antonio Banderas en su personaje del Gato con Botas (BDR).