No sólo Sacerdotes y Religiosas Deben dar Buen Ejemplo, Afirma
Por Benny Díaz

Juan Espinoza Jiménez (Foto: Archivo Página 24)
El obispo Juan Espinoza Jiménez dedicó su homilía dominical a remarcar que no sólo los sacerdotes y religiosas deben dar buen ejemplo para atraer vocaciones y guiar al pueblo de Dios, “también los gobernantes deben conducir a sus gobernados por el bien común, desarrollo, justicia y paz”.
Todos los que se asumen como católicos, planteó, deben escuchar la voz de Dios y difundirla, en el caso de sacerdotes, religiosas y misioneros que velen por las ovejas, “sobre todo las más necesitadas para que acompañen y curen a quienes lo necesiten, a los más débiles porque Jesús nunca nos deja solos”.
El purpurado hizo hincapié en que “todo tenemos una vocación, los padres de familia son pastores de sus hijos y están llamados para conducirlos por el buen redil. La iglesia nos llama a todos, pero no todos escuchamos, mucha gente oye las campanas y sabe que es la voz de Dios que llama para que lo dejen entrar a su corazón y descubrir su amor y ternura.
Jesús murió por cada uno, dio la vida que tuviéramos vida y se entregó por cada uno de nosotros, pero también nos invita a salir a difundir su mensaje porque es la puerta por donde se entra al cielo, pero también debemos salir al encuentro de los hermanos y llevar el mensaje que necesitan, allá afuera, en las periferias”.
A los matrimonios les recordó que “no se encontraron por azar, Dios los llamó para que cumplieran con una vocación y por eso no nos gusta que se destruya porque destruimos el proyecto de Dios y por eso tienen opción de pensarlo bien y para eso existe la prueba de noviazgo y cuando se casan y tienen a sus hijos deben conducirlos por el bien”.
Pidió por los jóvenes para que Dios los ilumine en su vocación y puedan encontrar el camino correcto, recto y los ayude a ser felices; aquellos que son padres de familia y han contraído matrimonio “deben sentirse contentos de tener esposa o esposo para que sus descendientes vean que vale la pena casarse y caminar juntos por la vida”.
En el caso de los niños, “también pidámosle a Dios para que los cuide y los haga crecer, guiados por quienes los tienen a su cargo, sin daño y con sabiduría y santidad”.
