UNA, DOS Y… ¡TRES! ¡COMENZAMOS!
HAY DE PANISTAS A PANISTAS…
De 1996 a 2023: Hace 27 años el entonces partido aplanadora en Aguascalientes, el PRI, perdió por vez primera el municipio de la capital del estado a manos del abanderado del PAN: Alfredo Martín Reyes Velázquez, mejor conocido como “El Mosco”, un grisáceo empresario nacido en León, Guanajuato (15 de diciembre de 1953) – hijo del beisbolista aguascalentense Eduardo “Mosco” Reyes Arias-, que estaba al borde de la bancarrota; tenía la casa de su señora madre hipotecada por Banamex por varios miles de pesos que le sirvieron para comprar “telas e hilos para ropa deportiva”.
Nacía 1995 y era el último año de Fernando Gomez Esparza “Don Julio Regalado”, en la alcaldía de Aguascalientes y las elecciones se aproximaban, pero ningún connotado panista quiso entrarle al toro por lo que una comitiva, encabezada por el conocido empresario Gastón Guzmán Díaz (+), se dio a la tarea de conseguir candidato y lograron convencer a Alfredo Martín “El Mosco” Reyes Velázquez, dedicado a la elaboración de uniformes y venta de artículos deportivos, quien había sido presidente de la Coparmex.
“El Mosco” Reyes, la verdad, daba lástima.
Su jefe de prensa, corresponsal del diario El Financiero, del entonces Distrito Federal, Héctor Zanella Figueroa, un amigo muy querido, me insistió en varias ocasiones: “Compadrito, ‘El Mosco’ quiere hablar contigo, te invitamos a cenar: tú fija lugar, día y hora”.
Llegué al Campeador, un viernes a las 9:00 de la noche, Zanella y ‘El Mosco’ ya estaban ahí. Me vieron y se levantaron como impulsados por un resorte: “Compadrito, creímos no ibas a venir –me dijo Héctor– al tiempo que me abrazaba, mira, te presento a mi candidato: –Alfredo Martín Reyes Velázquez, servidor de usted, me dijo.
“A ver –llamó Héctor a uno de los meseros– tráigale a mi compadre un Chivas y la carta.
Una hora después, Alfredo Reyes se sinceró conmigo: ‘No tengo dinero, la camioneta que traigo es prestada y tengo que pedir para la gasolina, si no gano no sé qué voy a hacer, tendré que irme de aquí, écheme la mano con publicidad en TRIBUNA LIBRE, téngame confianza yo después le pago’.
Y sí, le dimos espacio y además lo apoyamos con varios cartones poniéndolo como “Súper mosco” y ridiculizando al candidato “dormilón” del PRI, Enrique Pasillas Escobedo, que siempre llegaba tarde a mítines y reuniones electorales, mientras que “Súper mosco” picaba piedra con su promesa de remunicipalizar el servicio de agua potable y alcantarillado que “habían privatizado las ratas del PRI”, decía una y otra vez, era su principal compromiso electoral.
A nivel nacional estaban de moda los títulos “Falzati”, gracias al entonces secretario de Educación Pública, Fausto Alzati Araiza (paisano de Alfredo Reyes) que a su currículum le agregó un doctorado falso por la Universidad de Harvard, descubriéndose que si bien contaba con los estudios, no tenía el título, entonces la raza de bronce, a la que no se le va nada, le impuso el apodo de “doctor Falzati”.
Fue tal el escándalo que Fausto Alzati se vio obligado a renunciar al cargo que le había otorgado el entonces Presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, en su gabinete.
Así las cosas, en plena campaña un colaborador y amigo llegó a Ignacio T. Chávez esquina con Avenida Ayuntamiento, oficinas de TRIBUNA LIBRE y me soltó: “¡Jefe, jefe te traigo la de ocho, ‘El Mosco’ es ingeniero ‘falzati’, no tiene título!”, lo dijo frente a varios colaboradores cuando yo comenzaba a seleccionar la nota principal para la siguiente edición; y sí, esa fue la de ocho, la portada: los documentos no mentían, Alfredo no tenía título. Era, pues, “ingeniero Falzati”.
El escándalo fue muy comentado, por doquier se veía a la raza de bronce con su ejemplar en manos y se preguntaba: “¿Ya viste el tribunazo? El pinche Mosco es ingeniero Falzati el güey!”.
Ese mismo día recibí, en la Dirección, la visita de un “Mosco encabronadísimo”, con su séquito, echando espuma por ojos, nariz, boca y oídos: “¡Sí soy ingeniero, te engañaron!”, tronó Alfredo.
“¡Lo podemos demandar penalmente!”, me amenazó Guillermo Macías y Díaz Infante “Piolín”, su abogado.
“¡En el siguiente número tiene que retractarse!”, tronó Francisco Javier Valdez de Anda “Paquita la del Barrio”, otro de sus abogados.
“¿Si te demuestro que sí soy ingeniero te retractas?”, bufó ‘El Mosco’.
-Por supuesto que sí, le respondí.
-Si no lo haces te voy a demandar.
Y Alfredo, Zanella, Macías y Díaz Infante y Valdez de Anda, furiosos salieron en tropel.
“Ay, don Ramiro, esos señores dejaron el ambiente oliendo a azufre, parecían diablos”.
UN DÍA DESPUÉS...
Al día siguiente, regresaron: Alfredo sacó copias de varios documentos y entre ellos el de un diploma de “ingeniero” y me dijo: “Aquí tienes la prueba”, bufó.
-No Alfredo, aquí dice diploma, no título, a ver, si no tienes título no tienes cédula profesional ¿o sí? No hubo contestación. Salieron los “mismos diablos, dejando fuerte olor a azufre”, reiteró la secretaria.
LA JUGADA DE ZEDILLO, UN PAGO DE FAVORES...
Ernesto Zedillo, ahora se sabe, armó muy bien su jugada, le debió varias cosas al PAN, principalmente la Presidencia de la República que el “tormentoso” Diego Fernández de Cevallos tuvo en la bolsa después de aquel debate en el que barrió no sólo al favorito Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, sino al propio Ernesto Zedillo, a quien el barbón llamó “El chico de los dieces”, pues después prácticamente abandonó su campaña electoral, dejándole vía libre al candidato de Carlos Salinas de Gortari, quien después se arrepentiría, pero esa es otra historia.
“GANA EL PAN, PIERDE EL PRI”...
Y llegó el gran día, un descorazonado Alfredo Reyes esperaba, humillado, la embestida de la aplanadora priísta, tal vez sin imaginar que el Presidente Ernesto Zedillo la había desvielado y que todo estaba arreglado para que el PAN, por primera vez en la historia, ganara la presidencia municipal de Aguascalientes.
Para “El Mosco”, el milagro se lo hizo la “Virgencita de la Asunción” y a ella le fue a dar gracias a su santuario: la catedral basílica de Aguascalientes, de donde la fanatizada panista, lo sacó en hombros y paseó por Plaza de Armas al “Súper mosco”.
Ese domingo “El Mosco mielero” se convirtió en una abeja africana, aventando madrazos a diestra y siniestra, no obstante que Otto Granados le alfombró el camino a palacio municipal, entregándole varios millones de pesos, para su gobierno de transición, millones que empleó para comparar una Suburban de lujo del año y largarse de vacaciones a Puerto Vallarta, Jalisco, por dos semanas VIP con todo y su “mosquisa”.
“¡ALBERCAZO DE ‘EL MOSCO’!”
Días después de su regresó, Alfredo Reyes ofreció una rueda de prensa para presentar a parte de su gabinete: Héctor Zanella Figueroa, jefe de prensa, Francisco Javier Valdez de Anda, secretario del Ayuntamiento, Guillermo Macías y Díaz Infante, Alfredo Gómez Barrera, Federico Martínez en otros puestos.
“El Mosco” regresó con un tic en su rostro y en su cara una fresca cicatriz, que medio disimulaba, por lo que TRIBUNA LIBRE le preguntó: ¿Qué le pasó? Y “El Mosco” contestó a bote pronto: “Salí de mi cuarto de hotel a la piscina, viendo al cielo, por lo que no me fijé que tenía poca agua, me eché un clavado y me ‘golpié’ la cabeza, sangré mucho y todos se alarmaron, pidieron una ambulancia, luego me cosieron pero ya estoy bien”, contestó.
Al día siguiente en Página 24: “¡Albercazo del ‘Mosco’!”, y ya sabrá el lector: “Ahora sabemos por qué ya no le cae agua al tinaco, quedó tocado!”, dijeron y se regó como pólvora.
Y la camioneta Suburban de lujo, tan grande como ostentoso, no cabía en la cochera sin techo en su casa de interés social en Colinas del Río, los transeúntes se bajan de la banqueta para poder continuar su camino, sus vecinos, molestos, mandaron fotos a esta su TRIBUNA LIBRE para apoyar su protesta: “El pinche ‘Mosco’ cuando andaba de candidato saludaba a toda la colonia, y hasta ayudaba a los viejitos a cruzar la calle, pero ahora hasta el saludo nos niega el ojete”.
Alfredo, a mucha de la gente que lo apoyó incondicionalmente, le volteó la espalda: comenzó con Héctor Zanella, a quien le dio puerta antes de tomar posesión y contrató en su lugar a Braulio González quien, tal vez, avergonzado por el trato que le daba a muchos periodistas, principalmente a los de esta Casa Editorial, al terminar el trienio “mosquiento” emigró a Jalisco donde fincó su residencia.
Durante los tres años que “El Mosco” estuvo como dueño del municipio de Aguascalientes, le entró duro al alcohol, sus bebidas predilectas eran el tequila y la cerveza Corona, que compraba al por mayor, con cargo a los contribuyentes, y que esta su TRIBUNA LIBRE publicó en su momento: las borracheras eran tan escandalosas como continuas y en tiempo de Feria de un toro a otro se paraba para estirar las piernas y a pico de botellas, sin respirar, se acababa un chela Corona.
En cierta ocasión, la parranda estuvo tan súper mosquienta que su chofer-escolta, un tipo llamado Fernando Landeros Romo, estampó la Suburban contra un poste de la Comisión Federal de Electricidad (CFE): Alfredo lo puso tan briago que en un parpadeó hizo su travesura y hasta se meó las nalgas.
En otra ocasión Alfredo atropelló y mató a un cristiano, pero uno de su gabinete, cuyo nombre no recuerdo pero que gozaba de prestigió por ser un hombre serio y letrado, se echó la culpa y pagó en libertad el “homicidio imprudencial”. En ruedas de prensa, cuando le hacían una pregunta incómoda preguntaba: ¿De qué medio eres? Si era de TRIBUNA LIBRE o Página 24, reviraba: “No, a ti no te contesto”.
LA HORA DE CUMPLIR...
Corrió el tiempo y con todo el poder en sus manos, “El Mosco” hizo la faramalla de quitarle la concesión del servicio del agua potable y alcantarillado a la empresa franco-mexicana, quien tenía la concesión por 20 años, pero a las primeras de cambio no sólo reculó, sino que alargó el contrato por 30 años, o sea 10 años más, ¿qué onda con “El Mosco”? Después se supo que la orden de recular salió de Los Pinos, “¡Díganle a ese pinche loco borracho que ni le busque, porque le pasa lo que a Carlos Salinas!”; y “El Mosco” no tuvo otra opción que agacharse, porque, además la plana mayor del PAN estaba a la orden del presidente Zedillo.
Pero a “El Mosco” no le fue mal: en esas fechas comenzó a construir una súper residencia a su gusto en Jardines del Lago, y poco después no sólo dejó su casa en Colinas del Río, sino que de volada deshipotecó la casa de su señora madre y su pequeño taller de costura lo agrandó “súper chingón”.
Y CON ESTA ME DESPIDO...
Por eso digo que hay de panistas a panistas: Alfredo Martín “El Mosco” Reyes Velázquez, alcalde de Aguascalientes 1996-1998, no puede hablarle de tú al actual alcalde Leonardo Montañez Castro 2021-2024, quien sí remunicipalizará el servicio de agua potable el próximo octubre: los ases están sobre la mesa y nomás falta destaparlos.
DENDA...
Meses después de la balconeada, “El Mosco” Reyes recibió, vía fast track, su título de “ingeniero industrial en producción” por el Tecnológico de Aguascalientes, por lo que “El Mosco”, agradecido, le impuso a su benefactor, su nombre a una calle.
¿Qué os parece al lector?
* (Columna publicada inicialmente en el semanario hermano TRIBUNA LIBRE el pasado jueves 13).