
Ya se acaba el mes del seminario (Foto: Cortesía/Seminario Diocesano de Aguascalientes)
Más Dificultades que Apoyo
FEBRERO ES el mes del seminario y desde hace años, a los católicos que acuden a misa se les reparte un sobre para que coloquen lo que sea su voluntad para ayudar al mantenimiento de ese lugar donde se preparan, mínimo por siete años, los sacerdotes.
AYER EN la misa que ofició el obispo Juan Espinoza Jiménez en Catedral, le brindó unos minutos de su tiempo en la homilía a Maximiliano, un seminarista que es originario de Loreto, municipio de Zacatecas, pero que en el terreno de la diócesis, pertenece a Aguascalientes.
EL JOVEN, a quien llaman Max, compartió parte de la historia de lo que algunos, que ni aportan, pero critican y en su cara les dicen que con lo que se colecta en febrero “ya tienen para vivir todo el año”, pero no es así porque apenas alcanza para dos meses y es gracias a la liga de bienhechores que cada mes aportan la cantidad que ellos desean, es que puedan sobrevivir todo el año.
Y ES QUE no es sencillo brindar comida tres veces al día a todos los alumnos, ya que hay quienes están ahí desde que cursan la secundaria y luego los que entran al llamado seminario “menor” para ver si su vocación es auténtica y aguantan dejar novia (si la tienen), renunciar a tener una familia con hijos, dejar a sus padres y hermanos para servir a la iglesia y a Dios.
ADEMÁS DEL pago de servicios de todo el edifico que es muy grande porque tienen salones, capilla, dormitorios, auditorio, canchas para practicar deporte todos los días durante horas, cocina, comedor y terreno para cultivar algunas verduras y también varias especies de árboles que tienen la responsabilidad de cuidar.
PERO TAMBIÉN dedican tiempo a estudiar, orar, en otras palabras, sólo el tiempo que duermen, los tienen inactivos, el resto tienen que estar haciendo algo.
APARTE DE eso, Max contó que hay jóvenes que tienen el llamado del sacerdocio y cuando lo dan a conocer a su familia en lugar de encontrar apoyo, se topan con una barrera a veces infranqueable y les ponen muchas dificultades para que sigan ese camino.
“TODOS LOS padres o madres de familia preguntan a sus hijos si quieren ser ingenieros, doctores, abogados… lo que sea, menos sacerdote. Nunca lo hacen y si saben que hay ese llamado de Dios, se oponen”.
CUANDO LA vocación es real, se impone, y hay quienes renuncian hasta a sus seres queridos para seguir el sacerdocio, por eso pidió que no sólo se done dinero, que lo necesitan y agradecen, sino oración por todos ellos.
“PORQUE LA necesitamos mucho, todos los días”, la preparación para ser ordenados sacerdotes no es fácil. Son años de estudio y también de vencer muchas tentaciones, no sólo físicas como se pudiera creer, que también son muchas; pero hay quienes en ese camino de estudio deben enfrentar pérdidas por ejemplo del padre de familia y al ser el hijo mayor se ven en la disyuntiva de continuar y dejar a la madre y hermanos solos para enfrentar la vida y desertar del seminario, eso por poner un ejemplo.
ASÍ QUE los que creen que para ser presbítero, antes que cura, no es un camino de rosas, mucho menos viven como en hotel de cinco estrellas sino gracias a la “misericordia de Dios”, entiéndase con el dinero de aquellos que de forma voluntaria aportan en febrero o cada mes, para que pueda sostenerse en seminario.
“LA MIES es mucha, y los obreros pocos”, concluyó Maximiliano. Y tiene razón, hay parroquias con miles de fieles que hay que atender, y eso que Aguascalientes es una de las diócesis con más vocaciones de las que hay en el país, porque hay donde, pueden pasar años para que se ordene un sacerdote. (BDR)