Fotografía relevante a la nota.

Felipe González González
…ira desmedida…
Felipe de Jesús Muñoz Vázquez
…esquizofrénico…
Carlos Lozano de la Torre
… alta traición…

UNA, DOS Y… ¡TRES! ¡COMENZAMOS!
39 AÑOS 39

El pasado martes 20 de diciembre, esta su TRIBUNA LIBRE a la que el abarrotero metido a político, Felipe González González juró desaparecer, cumplió 39 años. Como el lector debe recordar , este semanario nació siendo “católico”, sí, salía cada vez que dios quería.

Después aparecía cada dos meses, luego cada mes, después cada 14 días y, finalmente, cada semana, acudiendo oportunamente a maquilarlo al entonces Distrito Federal, en los talleres de Álvarez Icaza, creadores del entonces connotado periódico dominical El Redondel.

En una plática que tuve con Javier García Zapata, entonces jefe de Redacción de El Sol del Centro, me ofreció hablar con el director José Angel Martínez Limón, para que me lo maquilaran en sus talleres. Acordamos precio y TRIBUNA LIBRE comenzó a imprimirse en el El Sol.

Pero no aguantaron mucho: dos, tres ediciones y hasta ahí, pues su ofrecimiento era perverso: -¿Cómo viene? -Así y asado, bien, aguantamos.

-¿Cómo viene ahora? -Con una caricatura de Miguel (Romo Medina) montado a caballo, con un fierro candente y poniendo su logotipo hasta en los pasillos del panteón municipal, mercados municipales, el DIF, etcétera, pues era Miguel el delfín del gobernador Rodolfo Landeros.

Esto no les gustó a los dueños de los dos palacios y, cuando llegué por la edición, García Zapata me recibió con una sonrisa socarrona y me dijo que ya no se maquilaría TRIBUNA LIBRE, en El Sol, y me la cantó derecha: por órdenes del gobernador Landeros Gallegos.

Subí con Martínez Limón y fue muy claro: El Sol tenía muchos compromisos con el gobernador Rodolfo Landeros, quien le había preguntado al respecto: ¿Que no alcanzan, José Ángel, con lo que te doy de publicidad, que ahora maquilas periódicos que están en contra de mi gobierno? -Le pedí que me lo imprimiera por última ocasión; no accedió: “Esta edición es la del problema, y no quiero tener dificultades con el gobernador, El Sol es un negocio y no voy a perder lo más por lo menos”.

-Bajé a Redacción, García Zapata me regresó los originales y minutos después ya estaba en el camión que me llevaría al Distrito Federal, previos dos güisquis que bebí en el Bar Madero pa’l coraje.

-Lo estaba esperando señor Luévano, sabía que volvería, nadie se atreve a desafiar a un gobernador, sobre todo cuando aporta el grueso de la publicidad; así es que de nuevo imprimimos en los talleres de El Redondel.

(La venta del periódico iba en ascenso edición tras edición, así es que comenzamos a comprar espacio en El Sol para anunciar la portada de TRIBUNA LIBRE… una sola vez, porque hasta eso nos suprimieron; luego fuimos a El Heraldo a comprar espacio, pero fue peor: pues no solamente no publicaron la publicidad, sino que no querían devolvernos el dinero; fuimos a la Procuraduría Federal del Consumidor y ni así, así es que los balconeamos en TRIBUNA LIBRE con un cartón de Mauricio Bercún, un argentino dueño del periódico y sólo así pudimos recuperar el billete, pero quedó en claro que ni publicidad querían de nosotros).

Luego, años después, pudimos comprar en abonos fáciles y difíciles de pagar una vieja rotativa que por muchos años estuvo abandonada en el diario La Opinión, de fugaz aparición. Ya con la rotativa en bodega, comenzamos su reconstrucción hasta dejarla en buenas condiciones, un año después, pues hasta los cables estaban roídos por las ratas que abundaban en la esquina de Juan de Montoro y Cosío. Pronto nos dimos cuenta entonces que estábamos sobrados, por lo que comenzamos a planear un periódico diario y seis meses después, el 18 de marzo de 1997, parimos Página 24.

(TRIBUNA LIBRE, hasta ese entonces, era un cheque al portador para los tres diarios: El Sol del Centro, El Heraldo y, sobre todo, para “El Burrocálido”, que por cada reportaje que publicábamos, vendía silencio, pero a la aparición de Página 24, todo cambio: don Viborón (Agustín Morales Padilla) creyó a pie juntillas que el verdadero dueño de Página 24 era el entonces gobernador Otto Granados Roldán, y comenzaron los ataques hasta de la Víbora Morales, quien decía era yo su ídolo.

Al paso del tiempo, conformado un buen equipo, volteamos a ver Zacatecas y, con algunas dificultades, apareció Página 24 Zacatecas el 7 de junio de 2000, el mero día de la Libertad de Prensa, lo que ahondó todavía más la envidia de don Viborón, que creyó que el diario era propiedad de su compadre Carlos Lozano de la Torre, en ese entonces secretario de Economía del gobernador Ricardo Monreal Ávila, quien desde entonces sueña despierto por ser candidato y ganar la Presidencia de México.

Años después, 10 de julio de 2006, aparece TRIBUNA LIBRE roja y monta en cólera el fenómeno de “las nalgas al revés”, quien meses después debutaría como senador de la República (2006-2012), luego de haber estado en la Secretaría de Gobernación, como subsecretario del 25 de agosto de 2004, al 9 de enero de 2006.

Con esos cargos, Felipe González ganó mucho en conocimientos e influencias, por lo que planeó robarnos los títulos de TRIBUNA LIBRE y Página 24. No obstante, el 15 de septiembre de 2008 nace en Guadalajara TRIBUNA LIBRE Jalisco y, meses después, 20 de diciembre de 2008, Página 24 Jalisco. Otra vez la envidia de don Viborón y su crótalo consentido, “La Víbora” Morales, se manifiestan, divulgado falsedades: “Luis Armando Reynoso Femat le regaló la rotativa”.

Falso de toda falsedad; lo que sí es cierto es que “don Viborón” fue prestanombres del exgobernador Rodolfo Landeros, quien creó El Hidrocálido de El Universal”, que luego quedó en Hidrocálido y al final terminó robándoselo. Se dice que Landeros hizo tal coraje que le costó la vida, en fin.

Regresando con “El Rey del Abarrote”, también conocido en su momento como “Felipe el Hambreador”, por esconder víveres y otros productos básicos como el frijol, maíz y azúcar en bodegas para simular escasez y después ponerlos a la venta nuevamente a un precio muy superior; en fin, Felipe González contrató a un licenciado trastupijes, especialista en derechos de autor, de nombre Baudelio Hernández Domínguez y logró, con facturas falsas y copias apócrifas, registrar a su nombre y de una de sus empleadas, los títulos de TRIBUNA LIBRE y Página 24, con la descarada complicidad de venales directivos, del IMPI. Ya, con los títulos a su nombre, Baudelio Hernández va al Senado de la República y le dice a FeliPillo: “misión cumplida”.

El abarrotero que presumía en campaña: “Dejo los negocios para ir a la política, no voy a la política a hacer negocios”, le contestó que continuara hasta el final, que él, Felipe González quería verme sin mis periódicos, en la cárcel y en bancarrota, pues recordará el lector que el abarrotero de miércoles me demandó por daño moral y quería una indemnización de 13 millones 500 mil pesos, o sea un millón de dólares, a tipo de cambio, además de otra demanda penal por difamación; tan burda, que ningún juez se aventó el tiro de obsequiar la tan deseada orden de aprehensión.

Sabedor que a la larga no podría demostrar ser el dueño auténtico de TRIBUNA LIBRE y Página 24, Baudelio fue firme: yo, hasta aquí llego.

(No recuerdo con exactitud la fecha, pero debió haber sido en 2003, cuando Felipe González puso una demanda penal en contra de Rodolfo Franco y Ma. del Refugio Martínez Guardado por fraude. Dedicados a la construcción, el gobierno les dio una obra, pero, rateros al fin, Rodolfo y Cuca recibieron el consabido anticipo y… ¡hasta no verte, Jesús mío!, se lo robaron; lo que provocó que el gobierno de Felipe, vía el ingeniero Llamas, los demandara penalmente por fraude). Cierta noche llegaron asustados a la Redacción de Página 24, ubicadas en ese entonces en Dr.

González Saracho; querían hablar conmigo y la Jefa de Redacción me llamó: “El ‘ingeniero’ (que no lo es) Rodolfo Franco y su secretaria están aquí, me dicen que si los puede recibir”.

Que suban, le conteste, apenas había colgado el teléfono y “el ingeniero” y su secretaría ya estaban frente de mí:  “Don Ramiro –me dijo Rodolfo– nos viene siguiendo Víctor Hugo Mercader Jurado (en ese entonces director de la Policía Judicial), Felipe González nos quiere meter a la cárcel, por las críticas que le hemos estando haciendo y nos inventó un delito, usted lo conoce muy bien y sabe de lo que es capaz ese señor”, me dijo.

Ahí estuvieron por varios minutos, hasta que le dije a uno de los formadores que saliera a ver si el director de la Policía Judicial, estaba por ahí; minutos después regresó: “No, no hay ningún carro extraño, fui hasta la Madero y di la vuelta y no hay carro sospechoso alguno”.

Sin embargo, seguían temerosos.

¿Dónde tienen su auto?, les pregunté, “aquí en la Cosío”, vamos, los acompaño. Subieron a su carro y los vi perderse al dar vuelta a la derecha al llegar a Madero. Una semana más tarde, me invitaron a comer en agradecimiento por “salvarlos de ir a la cárcel”.

Me platicaron que ellos no eran periodistas, pero que tenían un programa de radio por puro hobby, que lo suyo era la construcción, pero que les gustaba el periodismo; entonces cometí un error: les dije que si tanto les gusta el periodismo, que hicieran un periódico: yo se los imprimo, poco después me llevaron los originales de “La Verdad del Centro”, diseñado por un extrabajador nuestro.

Les hice tres, a lo sumo cuatro ediciones, hasta que se rindieron y sus cheques devueltos, por falta de fondos, me los fueron pagando en abonos. Después recordé que a Rodolfo Franco ya lo habíamos sacado en TRIBUNA LIBRE por dos fraudes, uno de ellos millonario contra el doctor Chávez Herrera y a otra persona cuyo nombre no recuerdo. Fue mi hermano Roberto el que me alertó: “No les hagas confianza a esos pillos, son expertos en fraudes, en todos los juzgados tienen procesos pendientes”; fue entonces que publiqué varias de sus fechorías.

Una vez que Baudelio no quiso continuar con el robo de los títulos de TRIBUNA LIBRE y Página 24, FeliPillo puso los ojos y el billete en Rodolfo y Cuca, y los cuatro urdieron la cesión de derechos de ambos títulos, poniéndoles costos porfirianos, con la complicidad del notario Arturo Guadalupe Orenday González, cuñado de Rodolfo Franco: Por la cesión derechos de TRIBUNA LIBRE, “pagaron” 6,500 pesos y 4,000 pesos por la cesión de derechos de Página 24: Guadalupe Orenday se prestó a la farsa, conociendo que yo era el dueño de los títulos de ambos periódicos.

Y en los últimos días diciembre de 2008, un juez, cuyo nombre no recuerdo, me conminaba “a no publicar TRIBUNA LIBRE y Página 24, pues los títulos pertenecían a la Agencia Noticiosa del Centro, propiedad del ‘ingeniero’ Rodolfo Franco Ramírez y Ma. del Refugio Martínez Guardado”. Y desde entonces Felipe González está empecinado en robarme los títulos de los periódicos, claro está que él no aparece en ningún documento, pero sí Rodolfo y Cuca, que por años han protagonizado la farsa y Felipe González el dinero.

Sin embargo, nosotros continuamos imprimiendo en nuestros talleres ambos periódicos, hasta que la madrugada del 8 de julio de 2019, policías federales al mando de Rogelio Mandujano Aguilar llegaron como delincuentes y clausuraron las instalaciones de esta Casa Editorial, ubicadas en Ignacio Zaragoza 205, al igual que los talleres de impresión ubicados en Jesús Reyes Heroles 318, provocando que se dejaran de imprimir; sin embargo, tenemos los derechos de internet y los seguimos publicamos por esa vía puntualmente.

(Pequeña crónica de una infamia: en las elecciones de 2004, Carlos Lozano de la Torre participó por la alcaldía por el PRI; por la gubernatura iba Luis Armando Reynoso Femat vs Óscar López Velarde, en sustitución de otro Óscar (González Rodríguez) que, al ver la fuerza electoral de Luis Armando Reynoso, decidió aventar el arpa y el famoso “Coyotito”, le entró al quite sabedor de lo difícil que se veía que el PRI recuperar la gubernatura, no hubo sorpresa alguna: el nombre mágico de Luis Armando ganó de calle y hasta le alcanzó a un desconocido Martín Orozco Sandoval, entregado a Felipe González, para ganar la alcaldía a Carlos Lozano, quien todavía cree que le robaron la elección, cosa inverosímil, pues Luis Armando barrió con todo; mención aparte fue el encontronazo de Martín Orozco con Luis Armando que, no obstante de haber ganado la elección gracias al carisma de “El Rorro”, lo traicionó gachamente y fueron tres años de pleito contra Reynoso.

En las elecciones federales, Carlos Lozano gana una senaduría por principio de primera minoría y se vuelca en elogios para Luis Armando y se le pone de tapete; Reynoso que no sabe de rencores, cree en las “buenas intenciones” de Carlos y se hacen amigos; el candidato natural para suceder a Luis, era Gabriel Arellano, pero Luis en una reunión en Texas con la cúpula priísta y Enrique Peña Nieto, les dijo que él apoyaba a Carlos para gobernador, que si no era él el candidato no le entraba; entonces, gracias a Luis, Carlos no sólo fue candidato del PRI al gobierno del estado, sino que ganó la gubernatura… gracias a Luis, pues Martín Orozco, candidato del PAN, perdió, aunque por lucha no quedó, pues acudió a ver a Luis Armando en busca de apoyo: “No Martín, tú me traicionaste siendo alcalde, ¿quién me asegura que no me traicionaras siendo gobernador?, así las cosas, Carlos, con todo el apoyo de Luis Armando, ganó la gubernatura.

Felipe, senador, acudió a visitar a Carlos en los primeros días de su mandato, situación que generó escozor pues ambos estaban distanciados, al grado tal que Felipe, en una fiesta a la que ambos fueron invitados, al entrar vio a Carlos y a grandes zancadas se dirigió a él: “Déjame de estarme chingando porque…”.

No se sabe de qué hablarían pero a partir de esa visita en Palacio se reconciliaron y Carlos dejó de decirle “hambreador” a Felipe; después, Carlos la emprendió contra Luis Armando y el resto el lector ya lo sabe, lo demandó penalmente en varias ocasiones y hasta lo metió a la cárcel dos veces: la infamia todavía continúa, ¿por qué? sólo Carlos lo sabe).

Carlos se decía mi amigo y cuando ganó la gubernatura pensé pedirle dos favores: una investigación exhaustiva del asesinato de mi hija Montserrat, y la recuperación de los títulos de mis dos periódicos; ambas cosas muy fáciles para él sobre todo teniendo a su lado al procurador Felipe de Jesús Muñoz Vázquez, quien siempre estuvo y está a favor de Rodolfo y Cuca, pero no fue así: Rodolfo fue utilizado por Carlos para perseguir a Reynoso y, por ese motivo, no podía actuar contra él; con respecto a Felipe, sospechoso de ser el asesino intelectual de mi hija, tampoco se hizo nada, pues ambos habían fumado la ignominiosa pipa de la paz.

En 2019, Felipe de Jesús fue “renunciado” por corrupción; entre los presuntos delitos estaba uno muy grave: tenía su propia banda de secuestradores, según trascendió; sin embargo antes de salir por cuerdas de la FGR, elaboró una denuncia penal en mi contra por “imprimir” los títulos de Rodolfo y Cuca, lo que valió la clausura de nuestras instalaciones y taller de impresión, denuncia de la cual el juez federal no me ha citado a declarar, ¿así o más venal el juzgador? Así las cosas, a pesar de la distancia en nuestros talleres de Guadalajara, Jalisco, comenzamos a imprimir otro rotativo: Aguascalientes El Periódico, que amanece aquí cada lunes.

Sorprendidos, Felipe González y sus canchanchanes pusieron otra demanda penal en la Ciudad de México, para luego enviarla a Guadalajara, con el mismo fin: clausurar los talleres de impresión en la Perla de Occidente; sin embargo, la juez no se tragó el anzuelo ni se dejó corromper y desde desde el lunes 12 de agosto de 2019, un mes cuatro días de habernos cerrado instalaciones y taller de impresión nació un nuevo rotativo: Aguascalientes El Periódico.

 Y CON ESTA ME DESPIDO...

 Terco en cumplir su palabra, Felipe González sufrió un revés: la Fiscalía mandó gente para abrir la Catedral del Periodismo, y hace un mes también la orden de abrir el taller; sin embargo, el asuntó se frenó: los Felipes, González y Muñoz todavía tienen muchas influencias y funcionarios que corromper, pero ahí vamos y ¡que chille la manteca!

* (Columna publicada inicialmente en el semanario hermano TRIBUNA LIBRE el pasado jueves 22).