Por Laura Duarte Vega

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Laura Duarte Vega

COMO ERA esperado, el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció su campaña para volver a la Casa Blanca. Un anuncio que se anticipa con dos años para el día de las elecciones en 2024 y que podría definirse como precipitado, pero que la realidad es que no sorprende a nadie.

LO QUE si toma por sorpresa es la calidad de su regreso. A tan sólo dos años de su derrota en noviembre del 2020, ni su partido ni su propio personaje lograron asentar el camino rumbo a las siguientes elecciones presidenciales.

LOS RESULTADOS de las elecciones intermedias sí dejaron al Partido Republicano al mando de la Casa de Representantes, pero sin la mayoría en el Senado, no fue evidente un voto de castigo para el partido de la administración presidencial actual y tampoco hubo un apoyo ciego para los candidatos del Donald Trump como algunos esperarían.

ESTO DA un panorama muy emocionante en cara de las elecciones del 2024, pues históricamente no es común que el partido del presidente sea favorecido en las intermedias y menos con un presidente con una popularidad tan desalentadora como la que maneja el presidente Biden. Una lectura de esto es que una porción de los votantes no están muy emocionados con el regreso del Partido Republicano al máximo puesto político de EUA, o al menos no con los candidatos que se espera ver en la boleta.

OTRO FACTOR que ayuda a saber que esperar en esta futura campaña presidencial, es que los candidatos apoyados por Donald Trump para puestos de elección popular no consiguieron los resultados que esperaban, su grupo de candidatos en su mayoría negacionistas de los resultados de las elecciones del 2020, pro-vida y pro-armas perdieron más de 30 puestos de elección popular, por tanto, el voto popular ya mostró una tendencia.

TENDREMOS DOS años por delante de discursos y campañas muy semejantes a lo que escuchamos en el 2016, pero ahora se enfrentan a un público que ya tuvo la oportunidad de contrastar y considerar su voto bajo el referente de una administración contraria a la de Trump.

UNA CAMPAÑA que como lo vimos en esta época electoral estadounidense, se basará más en la lealtad que en la elegibilidad. Con un líder desgastado por la opinión pública y bajo el caos que le dejaron los sucesos del 6 de enero con el ataque a el Capitolio en Estados Unidos.

TRUMP SIGUE teniendo simpatizantes dentro de su partido y eso no se puede negar ante los ojos de nadie, su presencia por medio de sus candidatos electos para el Senado y la Casa de Representantes y su liderazgo dentro del partido afirman una contienda sólida. Pero la imagen de un expresidente que no logró la reelección, con contrincantes fuertes dentro de su mismo partido y una imagen pública que lo califica como perdedor serán retos difíciles de superar.