
El barrio de Triana o del Encino
El Corazón que a Triana va
HOY SON las fiestas patronales del Cristo Negro del Encino, sí, el mismo que dio paso a la fundación del barrio de Triana y en donde hay varias leyendas sobre cómo fue que “apareció” por la maldad de hombres y mujeres que deseaban hacerse daño entre sí, o a terceros.
LA PRIMERA leyenda cuenta que un par de hermanos, cual Caín y Abel, se trenzaron en una pelea por el amor de una mujer, cayó un rayo en un encino y se formó el cristo, por eso el color negro.
LA OTRA es que una gitana, de esas que llegaron de Sevilla, España a vivir al barrio de Triana, odiaba tanto al cura que estaba a cargo del templo en esa parroquia porque denunciaba sus hechizos, que le preparó un brebaje para envenenarlo y muriera.
EL SACERDOTE lo bebió y el que se puso negro fue el Cristo, para mostrarle a la gitana que la maldad de su veneno no le hizo ni cosquillas al cura que detestaba.
LA TERCERA es que la mano izquierda le crece por la maldad de la humanidad, que va de mal en peor y nomás no se convierte y que cuando la mano llegue a la cúpula caerá una catástrofe en Aguascalientes, así como en Sodoma y Gomorra, donde no quedó ni el polvo.
LA REALIDAD es que el Cristo llegó a Aguascalientes, no se tiene certeza de dónde, pero el primer registro lo ubica en Asientos. En el barrio de Triana o del Encino se edificaba un templo para San Miguel Arcángel, pero una mujer trajo la imagen y fue tal la devoción que despertó en la gente que ya iban más a su casa que a la edificación que se estaba haciendo.
ENTONCES SE decidió cambiar el Cristo Negro al templo y se le bautizó como Señor del Encino, se creía que era de ese tipo de madera, pero no. Hace décadas se analizó la imagen por expertos carpinteros y resultó que fue realizado de mezquite y fue de una sola pieza, una parte de la rama estaba verde y por eso la mano “creció” unos centímetros más que la derecha.
LO PINTARON de color negro porque en el tiempo en que se hizo se creía que era la mejor forma de proteger la imagen sagrada.
Y TODO esto viene porque luego de años de que algunos que se dicen “visionarios” sacaron la bufonada de emular lo que hacen en Pamplona, España, por aquello de que Triana es barrio de gitanos y el Cristo del Encino el “patrón” de los toreros.
ENTONCES COLOCABAN en la calle sus mega paelleras para hacer el platillo típico español, vender el kilo a precio de oro y sacar unas vaquillas del tamaño de perros de raza grande para que los “valientes” corrieran por las calles del barrio y sentirse tan “machos” como los españoles que sí se enfrentan a auténticos toros.
COMO EL interés tiene pies, esos “visionarios” no dieron paso sin huarache, entonces ponían sus cantinas ambulantes y vendían litros y litros de alcohol, bebidas preparadas, en botella o lata, pero todo valía por sentirse “empamplonados” aunque fuera región 449.
NUNCA TOMARON en cuenta que el barrio del Encino, podrá ser todo lo “mágico” que quieran y gusten, pero quienes lo habitan, en su gran mayoría, personas de la tercera edad, enfermas, que no están para aguantar estar encerradas por horas por la “pamplonada” patito y mucho menos borrachos escandalosos.
ANTE ESTO, la mafufada esa la “trianada” ya no fue autorizada, y a quienes le pegó en los bolsillos, esos que se sientes señores feudales españolizados, andan muy inconformes, que porque por una “minoría” no se activa la economía.
PUES ESA minoría vale, tiene voz y voto. Vociferan que la calle es libre, sí, pero quienes habitan en esas arterias pagan sus impuestos, así que merecen respeto y también defender la tradición de su barrio y fiesta patronal y no convertirla en una payasada extranjera de toros donde no se debe y hacer una mini sucursal de la Feria Nacional de San Marcos donde el alcohol corre por miles y miles de litros.
ASI QUE este año, el trecenario en honor del Encino recobró su sentido religioso y no se utiliza algo sagrado para sacar dinero y una “tradición” que se sacaron de la manga para hincharse de billetes.
Y ES QUE las personas “de antes” defienden su tradición, su esencia y su fe. A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César… y adiós que te vaya bien, a poner cantinas a otro lado, no en el corazón que a Triana va. (BDR)