¿Se Requieren Modelos Punitivos o Preventivos Para Solucionar la Violencia en los Estadios del Fútbol Mexicano?
Por Jesús Adán Bertaud Fraire
EL SÁBADO 5 de marzo del 2022 sucedió en el estadio de la Corregidora de Querétaro una de las peores tragedias en la historia del futbol mexicano: corría el minuto 60 del encuentro entre los Gallos Blancos y el Atlas cuando miembros de la Resistencia Albiazul –grupo de animación del Querétaro– atacaron violentamente a la Barra 51 del Atlas. La agresión dejó decenas de heridos y escenas de aficionados buscando salvaguardarse ante los actos violentos que se suscitaban en las gradas, la cancha y los alrededores del estadio.
EN CUESTIÓN de segundos, las imágenes de los hechos se viralizaron en las redes sociodigitales: fotografías y videos de barristas del Querétaro golpeando brutalmente a miembros de la Barra 51, personas inconscientes y ensangrentadas y familias corriendo a los vestidores para evitar ser agredidas. También las opiniones se vertieron en todas direcciones, entre ellas las de periodistas que soltaron a la ligera cifras de muertos y heridos que rápido causaron eco.
ANTE LA magnitud de los hechos, las autoridades del futbol mexicano y las del estado de Querétaro tomaron inmediatamente acciones para sancionar a los responsables de la bronca. La FMF y la Liga MX decidieron que los Gallos Blancos jugaran sus partidos de local a puerta cerrada hasta el 7 de marzo de 2023, inhabilitaron a los miembros de la directiva del Querétaro por cinco años, obligaron la venta del club en un plazo no mayor de un año, otorgaron el triunfo al Atlas por 3-0, impusieron una multa de un millón 500 mil pesos y vetaron a la Resistencia Albiazul por tres años como local y uno como visitante y a la Barra 51 por seis meses. Por su parte, Mauricio Kuri, gobernador de Querétaro, declaró en reiteradas ocasiones que no habría impunidad y que se castigaría a los responsables. En consecuencia, se ejecutaron múltiples órdenes de aprehensión.
DESDE MI punto de vista, las sanciones fueron coyunturales y las autoridades, tanto las del futbol mexicano como las gubernamentales, perdieron una oportunidad histórica para emprender políticas públicas y protocolos que pudieran prevenir la violencia en los estadios de México. En ese mismo sentido, Andrea Saint Martin (2020) en su tesis Del estadio a las calles: la violencia de las barras bravas en el futbol mexicano, señala la ineficacia de las medidas contra la violencia que han adoptado el Estado y la FMF en los últimos años.
POR OTRO LADO, en el artículo “Criminalización, arbitrariedad y doble militancia. La policía y la violencia en el fútbol argentino” Gastón Julián Gil (2008) aborda cómo se han estigmatizado a las barras bravas en Argentina y como el Estado argentino ha emprendido procesos de criminalización que han simplificado el fenómeno de las barras bravas. Asimismo, hace hincapié en el papel de la policía y en cómo esta institución desarrolla un poder punitivo paralelo que ha generado más violencia en los estadios de futbol. Algo parecido ha sucedido en México, pues se han apostado por medidas punitivas y de control que han fracasado una y otra vez.
EN ESTE punto cabe señalar que en el tiempo que ha pasado desde lo sucedido en la Corregidora se han seguido presentando connatos de violencia en los estadios o en sus inmediaciones, como la riña entre aficionados del Cruz Azul y elementos de la policía durante la fecha 16 del Clausura 2022. Además, el pasado 8 de agosto Cuauhtémoc Galindo Calderón, un mesero acusado de ser uno de los principales responsables de lo sucedido en el estadio de Gallos Blancos, en una rueda de prensa en las instalaciones del Senado acusó al gobernador Mauricio Kuri de usarlo como chivo expiatorio, pues se le encarceló injustamente. Ambos hechos confirman que las medidas fueron sólo mediáticas y que en ningún momento atendieron con profundidad el fenómeno de la violencia en los estadios del futbol mexicano.
ASÍ, A seis meses de lo sucedido en la Corregidora de Querétaro cabe cuestionar las medidas adoptadas por las autoridades y preguntarse si queremos políticas punitivas o preventivas para solucionar el fenómeno de la violencia en los estadios. Con respecto a lo anterior, quiero destacar iniciativas como la de la Barra Feminista MX, que ha demostrado que se pueden construir grupos de animación sin violencia en el futbol mexicano. En el contexto actual, de prisión preventiva oficiosa y militarización en el país, el futbol puede ser un espacio en donde se demuestre que los modelos preventivos son más eficaces (aunque menos populares) que los punitivos.