Ni la Lluvia Ahuyentó a los Fieles

Por Benny Díaz

Fotografía relevante a la nota.

Los fieles se volcaron en la 67 Romería de la Virgen de la Asunción (Foto: Página 24)

Desde las primeras horas hubo fiesta, tanto en Catedral como en la Plaza de  Armas por la fiesta religiosa más importante para los aguascalentenses: la Romería de la Virgen de la Asunción en su edición 67, misma que volvió a unir a miles de fieles católicos que se dieron cita en algunas calles del centro para ver el desfile de 14 carros alegóricos y las comparsas que demostraron su fervor y la primera que vive el obispo Juan Espinoza Jiménez, a quien nuevamente se le dio la bienvenida.

Luego de 14 meses en que la diócesis estuvo sin obispo, el Papa Francisco nombró al originario de Michoacán para que se convirtiera en el pastor de la Diócesis de Aguascalientes.

Por la mañana fue la misa en Catedral en donde se dieron cita todos los sacerdotes de la diócesis y cerca de las 13:00 horas se realizó la peregrinación de los seminaristas.

La vendimia en la Plaza de Armas estuvo muy concurrida, pues desde el mediodía los fieles acudieron a “apartar lugar” en las gradas metálicas, para que estuvieran “cómodamente sentados” los que llegaron a tiempo.

En ese momento no importó el sol, que a esa hora sí estuvo fuerte. Luego aminoró con las nubes que hicieron más llevadero el calor.

Algunos prácticamente hicieron picnic porque comieron ahí aprovechando varias opciones, desde tortas, gorditas, tacos, aguas de sabores, chascas, pasteles y hasta mezcal de sabores.

Comenzó a caer agua poco antes de las 20:00 horas, cuando ya había miles de personas en el corazón de la ciudad, los vendedores de sombrillas no se daban abasto ante la demanda de los que se cubrieron lo más posible de la pertinaz lluvia.

En el templete especial estuvieron las autoridades. Primero llegaron las civiles: el gobernador Martín Orozco Sandoval y su esposa Yolanda Ramírez de Orozco; el secretario general de gobierno, Enrique Morán Faz y el alcalde Leonardo Montañez Castro, entre otros invitados.

En el “obispomóvil” trasladaron a Juan Espinoza Jiménez, quien iba junto al arzobispo Emilio Berlié Belaunzarán.

Minutos después comenzó el desfile con las comparsas empapadas y los carros en donde se resaltó la fe a la Virgen, pero también el rechazo al aborto con el “sí a la vida”, ya que “Dios la da y la quita”.

Matlachines, rondallas, grupos de jóvenes, pendones blancos, azules y amarillos, que son los colores marianos y del Vaticano, seminaristas como preludio del “carro triunfal”, con una imagen de la Virgen de la Asunción nueva, que fue donada por bienhechores y que por un mecanismo mecánico subía y bajaba en una alegoría de su asunción al cielo.

Tres Bloques

La romería se dividió en tres bloques y en todos se resaltó el mensaje sinodal del Papa Francisco, cuyo significado es que caminar juntos.

Conforme pasaban los carros alegóricos, en donde se resaltó el “sí a la maternidad”, ya que María aceptó ser quien trajera al mundo a Jesús, además del bautismo, que es lo que hace que los católicos pasen a formar parte de la iglesia, que es universal.

La lluvia aminoró de intensidad por aproximadamente 30 minutos, pero luego volvió a caer con más fuerza, y en esta ocasión los cohetes fueron pocos, y se lanzaron mientras pasaban los carros alegóricos, prácticamente todos con alguna advocación mariana.

La Segunda Bienvenida

En varios puntos de la plaza de armas se colocaron carteles con la imagen del obispo Juan Espinoza Jiménez con la leyenda de “bienvenido”, y también uno de los carros alegóricos fue dedicado a él, por ser el octavo obispo de los aguascalentenses.

Justo cuando pasaba el carro triunfal y caía una lluvia intensa, se puso el sonido local para escuchar el mensaje del purpurado:

“Señora de la Asunción, recibe este hermoso homenaje que la gente buena ofrece en tu honor durante este quincenario en la Catedral basílica (que estaba totalmente iluminada). Muchos de estos, tus hijos, venidos de todas las parroquias de tu querida diócesis.

“Estuvieron chicos y grandes, ricos y pobres, gente sencilla y letrados, jóvenes y ancianos, empresarios y empleados, seminaristas… a todos los abrazaste con ternura.

“Muchos te danzaron, otros cantaron, algunos te dedicaron poesía, los intelectuales la riqueza de sus reflexiones y los resultados de las investigaciones sobre ti, madre hermosa. Todos en oración hablaron desde lo más profundo del corazón y no faltaron los enfermos que desde su lecho soltaron las lágrimas y pidieron tu auxilio.

“Los ruidos estrepitosos y alegres de los transportistas, también los que te cantaron Las Mañanitas y las autoridades civiles, junto con la multitud del pueblo aguascalentense muestra su amor y veneración con esta tradicional romería madre santa, que para finalizar esta fiesta hay muchas luces brillantes de todos los colores con la mirada en lo alto para acompañarte en tu llegada al cielo para que el Padre celestial te abrazara como hija, Jesús como madre y el Espíritu Santo como esposa; para que una multitud de ángeles te cantaran y coronaran.

“Gracias madre santa por estar con nosotros, gracias queridos hermanos, amigos, agradezco de corazón el apoyo invaluable de las autoridades civiles; al gobernador y presidente (municipal), las secretarías que participaron responsable y generosamente en estas fiestas de la Asunción para que se realizaran.

“Gracias a los miembros de la Comisión Diocesana que organizan estos festejos, gracias a los que desde el silencio y el anonimato trabajaron sacrificadamente para que gozáramos de bellos momentos al lado de la Virgen María.

“Gracias a los medios de comunicación por universalizar esta gran fiesta de nuestra Señora de la Asunción para llegar a muchos rincones del mundo, gracias por estar presentes a pesar de la lluvia y a quienes lo vieron por televisión, escucharon por radio o siguieron por redes sociales.

“Saludo a los enfermos, a los ancianitos que están en casa y se unen a esta transmisión de la Virgen María, que sea un consuelo y compañía, su fortaleza”.

Luego el obispo gritó vivas para la Virgen de la Asunción, como patrona y reina de Aguascalientes.

Fue ella la que unió la formación de la Villa de la Asunción de las Aguas Calientes.

Para concluir, Juan Espinoza Jiménez impartió la bendición y concluyó con la fiesta mariana.

La gente comenzó a dispersarse mientras seguía lloviendo a cántaros, pero fue hasta entonces que se movieron de sus lugares.

Una vez más, los católicos de Aguascalientes demostraron su fe y devoción a la Virgen de la Asunción.