
Martín Orozco Sandoval
No es lo Mismo Chana que Juana
NO ESTÁ claro si fue el cambio de horario, toparse con la triste y cruel realidad de que no es lo mismo “Chana que Juana”, entiéndase Aguascalientes que Japón, pero Martín Orozco andaba ayer tan desorientado, enojado o ambas cosas que hasta al inicio de la conferencia de prensa en donde dio los resultados de la gira del adiós, dijo que fue a un país que no existe.
SÍ, PORQUE dijo claro y fuerte que fue “al país de Tokio”, bueno obvio se entendió que es la capital de Japón, y que parece que cada vez lo deja más que deslumbrado porque allá la movilidad que tuvo fue en transporte público, en metro para ser exactos, porque aquel sí es otra cosa, primer mundo pues.
EN CAMBIO en Aguascalientes no es viajero frecuente de los camiones urbanos de Yo Voy, porque dirán lo que quieran, pero los espejitos no pueden ser diamantes y los camiones ni de broma se comparan con los de aquellos países.
PERO ESO fue lo menos, al mandatario estatal parece que le molesta, y demás, la inseguridad en todo el país y que anden asaltando japoneses allende las fronteras.
TANTO QUE asegura que si no fuera por los estatales y municipales (no se acordó de los muchachos de Jesús Figueroa, esos son para investigar cualquier cosa, menos los actos de tortura), quién sabe qué sería de la entidad que está en una burbuja de tranquilidad, porque ya no sabe si existe la Guardia Nacional.
OTRO PUNTO en contra de gobierno federal y del México tercermundista en el que nos tocó vivir y que para muchos ser sus ciudadanos es un privilegio y honor, es que hay un chingo de carreteras feas y esas son de Andrés Manuel López Obrador.
CORRECCIÓN, SON del país y debe darle mantenimiento el presidente en funciones, porque no es lo mismo que AMLO sea el mandatario en estos momentos a que sea el “dueño” del país: ni de sus carreteras ni nada, bueno de su rancho La Chingada sí y si otras propiedades privadas también, pero de ahí a que tenga las escrituras de las carreteras… pues no.
EN FIN, la realidad es una: México es uno y podrán decir lo que quieran, y pueden llegar todas las inversiones que presuman y que las cifras alegres vayan, vengan y bailen, pero el desarrollo real y el talento educativo será para cantarlo a los cuatro vientos cuando sea México el que produzca y no manufacture, punto. (BDR)