”Los Suicidios se dan por una Causa: Falta de Amor”, Asegura

Por Benny Díaz

Fotografía relevante a la nota.

Juan Espinoza Jiménez, obispo de la Diócesis de Aguascalientes: “Los padres abandonan a los hijos” (Foto: Archivo Página 24)

“Qué triste que hayamos empalmado esta fiesta (la Feria Nacional de San Marcos), que no es religiosa, con lo más grande de nuestra fe (la semana santa). Qué falta de respeto, así sucedió también con Jesús el viernes santo y el día domingo de resurrección, porque los que se dieron cuenta fueron un grupito, y con ellos hizo que todo el mundo conociera ese hecho”, dijo el obispo Juan Espinoza Jiménez.

“Allá afuera hay mucha gente, distraídos haciendo fiesta, pero es efímero y va a pasar muy rápido (tres semanas). Hay que estar pidiéndole a Dios que las consecuencias no sean graves, terribles; porque bailamos, cantamos, promovemos todo eso y allá (en la feria) está el becerro de oro, lo mueven y danzan. Se les olvida que la noche del viernes santo es la más grande (para los cristianos). No cambiemos lo eterno por lo efímero, no nos arrodillemos ante dioses que nos engañan, como el dinero, la fama, el poder y el placer, porque estos días son de placer. Pidámosle a Dios que esta feria no destruya nuestra fe, la vida y la paz”.

El purpurado fue más allá al decir que “la paz la reciben en esta iglesia, no se encuentra en ninguna otra parte porque es el amor que Dios te da, y ese no lo venden en ningún restaurante, concierto y menos en la plaza de toros. Esta paz es el amor de Dios y es donde está Jesús”.

Falta de Amor

Juan Espinoza Jiménez manifestó que debido a ese alejamiento de Dios se dan otras pandemias que vivimos en Aguascalientes como el suicidio, feminicidio, madres adolescentes y drogadicción.

“Cuando llegué a la Diócesis me dijeron que eso era algo terrible, que hay muchas personas en esa situación y que se viene arrastrando desde hace años. Yo les digo que esto se da por una sola cosa: falta de amor”.

Y es que en un mundo globalizado en donde Dios está en último lugar, se enfocan “en lo material. Si tienen una casa con lo necesario, quieren otra más bonita y lujosa, un automóvil del año, todo que es sólo para satisfacer un capricho o el ego y lo importante lo dejan pasar de largo. Es triste, porque para tener todo eso que desean, salen a trabajar los dos padres (donde los hay) y dejan al niño que vaya a la escuela y regresa, pero está solo en casa, se siente abandonado. Llega la noche, regresan sus padres y el muchacho no ha hecho la tarea y comienzan los gritos y regaños”.

Aseguró que estas actitudes “dejan un sentimiento de soledad y tristeza en el niño que llega a preguntarse que la vida no tiene sentido, peor si en la escuela es víctima de acoso y burlas, todo lo vive solo. Entonces nunca falta que llegue alguien que le ofrezca droga, eso lo hace sentir eufórico por momentos, pero llega otra vez abajo y se siente peor. Ante este escenario de soledad y sentirse no amado ni que a nadie le importa es cuando decide terminar con su vida”.

Lamentó que cada vez haya personas de menor edad que recurren a esto. Por el mismo escenario están las madres adolescentes, quienes no tienen guía en ningún sentido y están en una edad donde las hormonas andan desatadas y caen en prácticas sexuales que las llevan a un embarazo y el hombre se desentiende y la deja sola. Esa jovencita está destinada a que sus sueños se trunquen porque no contará con el respaldo de nadie y debe enfrentarse a una responsabilidad muy grande.

La drogadicción es lo mismo, aquellos que caen en las garras de quienes venden ese veneno es porque no cuentan con valores, cuidados y amor incondicional de parte de sus  padres, porque un niño o joven que se siente amado, aceptado, valorado, pero sobre todo escuchado, no necesita de cosas químicas o externas para estar bien.

“Es una problemática en donde debemos entrar todos para darle solución: padres de familia con la responsabilidad que se necesita y a veces hay que comenzar desde ellos, que son los que se drogan. El gobierno con la parte que le corresponde en políticas públicas que funcionen, y nosotros como Iglesia hay que buscar acercarnos a esos niños, jóvenes, adultos y hasta personas de la tercera edad que están solos, sin amor, desesperados y abandonados. En nuestro caso, es acercarlos a que descubran esa espiritualidad y a que se llenen de Dios y descubran que ese amor es infinito y que siempre estará con ellos, pero también debe ser integral, hacerlo juntos porque de lo contrario, no funciona”.