Fotografía relevante a la nota.

Así quedo el automóvil que tripulaban dos mujeres alcoholizadas, sobre avenida Héroe de Nacozari


Por “levantar”, golpear y torturar a dos narquillos, fueron vinculados a proceso los sicarios Alfredo “N” “N” y Juan Antonio “N” “N”.

Una de las víctimas, Erick Uriel “N” “N”, los denunció en la Fiscalía General del Estado, narrando con lujo de detalle los brutales actos que cometen “a quienes son desleales a la organización”.

De acuerdo con la carpeta de investigación, previo al 15 de septiembre, el afectado se encontraba en su casa con Jesús “N” “N”, cuando de pronto irrumpieron Alfredo y otros tres pistoleros para llevárselos a un inmueble ubicado en la calle José Flores, en el fraccionamiento Corral de Barrancos, en Jesús María.

Ahí fueron golpeados con una tabla de color claro y agujeros, de aproximadamente 1.5 metros de largo, mientras les decían que debían ser leales a un grupo criminal encargado de distribuir narcóticos, para posteriormente liberarlos.

Otro “Levantón”

El 10 de noviembre, aproximadamente a las 23:00 horas, Erick Uriel, se encontraba de nueva cuenta en su domicilio, en compañía de su pareja sentimental, momento en el que ingresaron violentamente seis sujetos, algunos con acento extranjero, todos con armas cortas.

De nueva cuenta lo sacaron por la fuerza y lo subieron a un auto Volkswagen Jetta dorado, cuarta generación, con placas foráneas, y en el trayecto un tipo con un anillo con pico le dio puñetazos en la cabeza y en las costillas izquierdas.

Los agresores le revelaron que Jesús les había indicado que él era una persona desleal a la organización, puesto que se encontraba comercializando narcóticos de otro grupo; Erick Uriel les respondió que no era cierto.

Al llegar a una vivienda, vio que en un carro Mini Cooper rojo estaba Jesús con el rostro ensangrentado, con los ojos vendados.

Además, en la puerta de la cochera se encontraba Alfredo, quien portaba una pistola y volteaba constantemente hacia ambos lados de la calle.

Las víctimas fueron metidas a la casa, en donde se encuentra un taller de balconería y Erik Uriel escuchó el sonido de maquinaria y el de una pulidora.

La Tortura

Enseguida, uno de los criminales encendió un taladro amarillo y le causó heridas arriba de las rodillas a Jesús, quien se encontraba sentado en un sillón de tres plazas, todo lo cual era videograbado, al tiempo que le señalaban al indefenso individuo que eso le sucedía por traicionarlos.

Los sanguinarios lo interrogaron sobre sus actividades y las respuestas las escribían en una libreta.

Luego colocaron en su boca una pelota para que no gritara por el dolor que le estaban ocasionando, procediendo a pegarle con una tabla y un llavero de metal y le dieron un cachazo en la cabeza, lo que derivó en una hemorragia.

En ese momento, se dirigieron hacia Erick Uriel, a quien le señalaron que eso era lo que le sucedería en caso de no ser leal al grupo delictivo.

La tortura continuó: una lata amarilla de aerosol con una boquilla, fue prendida con un encendedor para que, a modo de soplete, calentar una placa de metal similar a las que se usan para marcar el ganado, momento en el que despojaron de sus prendas superiores al sujeto y lo pusieron boca arriba.

Mientras eso sucedía, uno de los delincuentes le indicó a Erick Uriel que se retirara y les comentara a todos los que no fueran leales a la organización, que eso les sucedería si continuaban trabajando para otro grupo de narcotraficantes, por lo que inmediatamente abandonó el inmueble, el cual seguía siendo vigilado por Alfredo.

Eran las 16:30 horas del 11 de noviembre.

La Denuncia

Erick Uriel, acudió ante el Agente del Ministerio Público de la Unidad Especializada en Combate al Secuestro, para presentar la querella correspondiente, con lo que se inició la carpeta de investigación.

Una vez con la información suficiente, el asunto se consignó ante el Órgano Jurisdiccional, quien libró las órdenes de aprehensión en contra de Alfredo y Juan Antonio.

Tras ser capturados, en audiencia inicial fueron vinculados a proceso, bajo la medida cautelar de prisión preventiva oficiosa por cuatro meses, plazo para el cierre de la investigación complementaria.