Se Dejan Llevar por Creencias o Filiaciones Partidistas, Deplora

Por Benny Díaz

Fotografía relevante a la nota.

Mateo Castañeda Rodríguez


Mateo Castañeda Rodríguez, psicólogo y terapeuta sexólogo, criticó que a estas alturas haya “especialistas” tan retrógradas que crean que pueden cambiar la identidad sexual o de género a quienes sienten ese tipo de atracción por alguien igual.

“Está comprobado desde hace mucho que la homosexualidad no es una enfermedad.

Lo peor es que en el Senado sigue ahí parada la iniciativa para que se impidan esas terapias de “conversión” que hay quienes siguen afirmando que son efectivas.

Quién sabe dónde estudiaron, pero eso ninguna fuerza puede hacerlo”.

Por eso tanto a católicos como evangélicos y todos aquellos grupos de ultraderecha que están convencidos que pueden “cambiar” con terapia a hombres homosexuales o mujeres lesbianas están totalmente fuera de la realidad y no tienen ni idea del daño que les causan a esas personas.

La identidad sexual es algo que cada persona trae, y se va fortaleciendo con el descubrimiento de la sexualidad de acuerdo a su desarrollo físico.

Es tremendo que en pleno siglo XXI “haya padres de familia que no aceptan a sus hijos que tienen un gusto diferente al heteronormado”.

Castañeda Rodríguez lamentó que para los senadores siga siendo un tabú el legislar sobre estos temas que siguen siendo “espinosos” y se dejan llevar más por sus creencias o por filiaciones partidistas que por buscar el bien de una minoría “que existe, paga impuestos, trabaja, tiene sueños y que no dejaremos de caminar por las calles sólo porque a algunos no les gusta”.

El sentir atracción sexual y afectiva por alguien del mismo sexo es algo que ha sucedido a lo largo de la historia y ha sido una sociedad represiva y patriarcal la que fue castigando esta práctica hasta llegar al grado de ver a estas personas como fenómenos y atentados contra la naturaleza.

Los homofóbicos –sostuvo- se gestan dentro de las familias, aquellas en donde sigue imperando la supremacía machista y creencias religiosas que les impiden aceptar “una realidad: desde hace mucho que ya no estamos en una sociedad binaria”.

Las agresiones en contra de personas homosexuales, lesbianas o transexuales son algo que debe parar, y para eso “no es posible que tengamos que salir a exigir derechos que deberían entregársenos en igualdad de condiciones que a cualquier otra persona, porque independientemente de cómo nos identifiquemos, somos seres humanos y pertenecemos a este planeta”.