Fotografía relevante a la nota.

Juan Antonio Martín del Campo
…de Rancho Nuevo, El Llano…
Aldo Emmanuel Ruiz Sánchez
…supo lo que es un porro…

UNA, DOS Y… ¡TRES! ¡COMENZAMOS!
SEMBLANZA…

Conocí a Juan Antonio Martín del Campo Martín del Campo “Toño”, desde que éste comenzó a hacer sus pininos en la política, a la sombra del PAN, como golpeador o camorrero.

Toño dice haber nacido el 7 de febrero de 1972, en esta Ciudad de Aguascalientes, pero abrió sus ojos por primera vez en Rancho Nuevo, municipio de “El Llano”. Toño presume ser Ingeniero Civil, profesión que no ha ejercido.

También presume, con sumo orgullo (no es albur), una maestría de Políticas Públicas de la Universidad La Concordia, pero sus detractores dicen que es “Marca Patito”.

Pero, ¿cómo es que Toño se inició en la política? Su carrera comenzó en plena era de Felipe González González, como diputado local 2001-2004, sucediendo al tristemente célebre Manuel Reed Segovia, mejor conocido como “El Diputado Mamadas”, ¿lo recuerda el lector? Toño fue presidente del CDE del PAN de 2005-2007.

Recibiendo como premio una diputación plurinominal de 2007-2010.

De 2011-2012, estuvo como delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), aquí en Aguascalientes, gracias a Felipe González González (¿casualidad?) Pero su gran golpe de suerte, que lo hizo feliz, feliz, feliz y extremadamente rico, rico, rico fue cuando llegó a la presidencia municipal de Aguascalientes 2014-2016.

En la actualidad, Toño es senador de la República desde 2018 y, al igual que su carrera de ingeniero civil, la quiere dejar trunca porque el hombre quiere ser el próximo gobernador de Aguascalientes.

¿Por qué? Pues porque ahí está el billete grande: pues se trata de acariciar cerca de 30 mil millones de pesos anuales del Presupuesto de Egresos, más otros apoyos extraordinarios, que por lo regular siempre caen, si los sabe gestionar y está al pendiente de los programas.

En una ocasión le dije que su cargo como senador era muy importante, que incluso el sueldo (dieta le llaman) era superior al de alcalde, pero rápido me desmintió: “Sí, pero me iba mejor como alcalde”.

-¿Serio? No le creo-, le contesté.

-Cierto, como senador ganó más, pero tengo muchos gastos y al final me queda menos.

Por cierto que en esa ocasión, mostró su profundo odio hacia el Presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien se refiere despectivamente como “El Peje”.

“Todo lo que hace, lo hace mal, va a convertir a México en una Venezuela”, vaticinó, cosa que no ha sucedido.

No, Toño, no le tiene animadversión por AMLO, lo odia de manera demencial. Si el Presidente dijera en su presencia qué bonito cielo tan azul tiene Aguascalientes, Toño respondería, es amarillo: llevarle la contra en todo, es su deporte favorito. Pero lo malo, o tal vez lo bueno, es que las veces que se han topado, Toño le dedica la mejor de las sonrisas. Pero esa es su bronca.

Tal vez crea que, manifestándole a sus espaldas un odio enfermizo delante de sus colegas panistas, sea el camino que lo llevará a la gubernatura.

Aquí el problema es que Toño está muy rupestre para gobernador, es mendaz, no sólo se avergüenza de su origen, sino que su maestría de “Políticas Públicas”, en la Universidad La Concordia, no deja de ser, insisto, “Patito”.

Por otra parte, Toño presume ser de los senadores que ha tenido más intervenciones en la tribuna, pero no es así: su promedio es de una intervención mensual, además de que no han sido muy afortunadas que digamos.

 MALAS COMPAÑÍAS...

 Dos personas han sido claves en la carrera política de Toño: Felipe González González y Carlos Lozano de la Torre.

El primero porque en el sexenio del abarrotero fue cuando inició sus pininos en el PAN, el segundo, por los buenos negocios que hicieron al alimón, después de haber tenido una pésima relación que inició cuando balearon a su hermano Leo, con la intención de que Toño no participara en la contienda como alcalde, seguido de un desaguisado en el parque de beisbol Alberto Romo Chávez, cuando Carlos Lozano acusó a Toño de haberle organizado una sonora rechifla generalizada, incluyendo mentadas de madre desde gayola.

Ahí tocaron fondo: después la hiel pasó a ser miel y los dos hicieron grandes negocios unidos desde el poder: “Tú autorizas, y ahí vamos, ¿estamos? Y a partir de ahí estuvieron puestos.

Esta fue la compañía, la “amistad” que más daño le hizo a Toño, al grado de desconocer un pacto no firmado con Martín Orozco Sandoval (MOS): “Yo te apoyo para que seas al alcalde y tú no te entrometes en mi candidatura para gobernador”, fue el acuerdo entre ambos, palabras más, palabras menos.

Sin embargo, Toño, ya encarrerado y cilindrado por Carlos, se le olvido el pacto y se autodestapó para la gubernatura 2016-2022, pero MOS se amarró los machos: “No chiquitito, en eso sí no quedamos”.

Cuenta la leyenda que MOS le sacó una larga lista de corruptelas que llevó a cabo en la presidencia municipal y le espetó: “Me sales con una mamada y te encuero”.

Derrotado, Toño que un día anterior había divulgado a propios y extraños que su viaje a la Ciudad de México sería solamente para recibir la bendición de Ricardo Anaya Cortés, entonces presidente nacional del PAN, regresó con la cola entre las patas, diciendo que había desistido en su intención de ser el candidato del blanquiazul a la gubernatura de Aguascalientes “para no dividir el partido”, y le dio chance a MOS.

Así las cosas, su “disciplina” le abrió las puertas para una senaduría, con la cual no está a gusto porque, como dice: “En la alcaldía ganaba más”.

 EL ARROLLADOR TRIUNFO DE LEO...

 El pasado domingo 6 de junio, a Toño se le abrió nuevamente el apetito por la candidatura con claro sabor a gubernatura: para las elecciones de 2022, quiere engullirse el estado porque “yo he apoyado a Martín para gobernador, a Tere para la alcaldía en dos ocasiones, y ahora a Leo para presidente municipal”, entonces cree que es viernes y le toca.

Sin embargo, los dueños del PAN a nivel nacional no quieren correr riesgos en esa elección y su decisión está dada a favor de Tere Jiménez Esquivel, que en capacidad, estudios y popularidad lo supera ampliamente.

Pero Toño está obsesionado en ser el próximo gobernador de Aguascalientes, y ha dicho que peleará “esa candidatura a muerte”, sin embargo, las dos veces que Martín del Campo se ha brincado las trancas, bastaron dos fotos para ponerlo en evidencia.

 NERVIOSÓN...

 Y vuelto loco anda Toño, la verdad. Tanto quiere hacer méritos, que en la elección que gano Leo, volvió a sus inicios como porro del PAN y se pasó de lanza con la esposa de Aldo Emmanuel Ruiz Sánchez, el llamado súper delegado de Morena.

El escandalazo que inició en redes sociales resonó en la mayoría de los medios de información tradicionales y Aldo lo cuenta sin tapujos: “El jueves, tres días antes de las pasadas elecciones, detecté a varias patrullas de la policía municipal siguiéndome, puse al tanto de esta situación al secretario de Seguridad Pública Municipal y a la alcaldesa en turno.

“Pero al día siguiente –continúa Aldo Ruiz–, en el establecimiento donde labora mi esposa fue molestada por el propio senador Juan Antonio Martín del Campo, incluso cristalearon vehículos afuera de ahí, supuestamente porque había cuestiones ahí raras, lo que pasa es que el león cree que todos son de su condición y antes se utilizaban los programas sociales para condicionar a la gente al voto y ellos sostenían que nosotros teníamos ahí tarjetas de bienestar para repartir y comprar el voto, cuando se dieron cuenta que no había tal, se retiraron, no sin antes causar algunos daños”.

Sumamente indignado, Aldo Ruiz, externó: “Yo pido y exijo respeto porque el senador cruzo una línea muy importante porque me están molestando no solo a mí, sino a mi familia; y el domingo, día de los comicios, cuando yo me dirigía a la casa de mi madre en la Purísima, diez patrullas y alrededor de 25 elementos de la policía municipal, me acosaron mostrando sus armas largas como si yo fuera un delincuente ¿por qué?, esto no puede ni debe de suceder, tampoco este tipo de prácticas”.

Aldo acusa que todo esto “fue fraguado y llevado a cabo por el senador Juan Antonio Martín del Campo, quien manejaba un Audi rojo”.

El súper delegado asegura que tiene “seis testigos de estos bochornoso y abusivos hechos fuera de todo control; entonces sí pedimos respeto, porque, no hay nada más importante para mí que la familia, al margen de cualquier cuestión”.

Sin embargo, el senador Martín del Campo niega las serias acusaciones y le hizo llegar un video “negando todo, yo no esperaba nada menos, lo niega, incluso agradece que yo me fije en él, quiero aclarar, completamente al revés, nosotros no participamos en los comicios, ni mucho menos por medio de los programas, tenemos prohibido por el presidente de la República llevar a cabo este tipo de prácticas que se daban antes, al contrario fue él el que volteo a verme, empezó a molestarme y se está metiendo conmigo, con mi esposa”.

Lo dicho: Toño anda nervioso y actúa como el porro que fue en sus inicios como simple militante de aquel PAN duro y respondón de finales de los 90’.

 LA VORACIDAD DESMEDIDA...

 De Felipe González González; el sinónimo de Felipe González González, es la voracidad desmedida.

El abarrotero que en un tiempo fue el constructor preferido de los gobernantes priístas en turno, desde entonces sabía perfectamente bien que no había mejor negocio que la construcción, pues la corrupción quedaba enterrada con tepetate, asfalto o cemento hidráulico difícil de auditar.

En aquellos años de los 80’ y parte de los 90’, el abarrotero afiliado al Partido Revolucionario Institucional, que siempre presumía su credencial del PRI a los reporteros de la fuente, pasó de ser distribuidor exclusivo de despensas alimenticias con el exgobernador Cuco Esparza Reyes, a constructor preferido de los gobernadores Miguel Ángel Barberena Vega (1986-1992) y Otto Granados Roldán (1992-1998), erigiendo el Teatro Aguascalientes, Clínica del IMSS y grandes multifamiliares, entre otras grandes obras.

Sin embargo, con ambos gobernadores tuvo fuertes problemas: Barberena Vega estuvo a punto de enviarlo a la cárcel por acopio de armas y por no entregar cuentas correctas del susodicho Teatro Aguascalientes.

En una entrevista que le hicieron al exprocurador Humberto Pérez Macías, mejor conocido como “Humberto el Cruel”, le preguntaron que de qué se arrepentía en su paso por la Procuraduría General de Justicia del Estado, y contestó sin chistar: “De no haber metido a la cárcel al corrupto Felipe González González”.

Los problemas que tuvo Felipe con el entonces gobernador Otto Granados Roldán, fue por las chafas construcciones que hizo y que no le fueron aceptadas, situación que se complicaría cuando Granados Roldán, no lo quiso postular como candidato a presidente municipal del PRI, lo que hubiera sido preferible, pues esto hubiera impedido que el abarrotero, años después, llegara a Palacio de Gobierno.

Eran pues, tiempos muy difíciles para Felipe González, tanto que sufría por la falta de liquidez, porque para acabarla de amolar perdió millones cuando quebraron los bancos en 1995.

En ese y el siguiente año Felipe quebró y comenzó a vivir de la transa que, nuevamente, lo pusieron con un pie tras las rejas pero, astuto y transa como era y es, logró evadirla tapando hoyos y haciendo otros más grandes.

Pero fue entonces que el presidente Ernesto Zedillo Ponce de León entró al rescate de los bancos y con el apoyo y voto de los diputados y senadores del PAN, creó el nefasto FOBAPROA, por lo que en seguida los panaderos le cobrarían los votos con gobernaturas de varios estados.

Felipe González nunca soltó prenda quién le informó que una de las gubernaturas destinadas al PAN era la de Aguascalientes, pero el astuto abarrotero se dijo: “Ya me vi en Palacio, porque uno como comerciante huele las oportunidades”, dijo en entrevista televisiva.

La suerte, pues, estaba echada: inició como candidato ciudadano, pero repartió billetes para comprar la candidatura, dejando chiflando en la loma al hoy extinto Benjamín “El Bronco” Gallegos y, claro está, al priísta Héctor Hugo Olivares, quien no tuvo otra que disciplinarse, mientras que el pueblo de Aguascalientes también la llevó, porque el inexperto gobernador, nadó de muertito durante su truncado sexenio, gracias a que Otto le dejó un estado exitoso, gobernable y en paz, paz que no mantuvo porque el ambicioso abarrotero le abrió las puertas al narco.

El resto de la carrera de Felipe, el lector ya lo sabe: subsecretario de Gobernación y después senador con pistola al cinto “para lo que se ofrezca”, pero, ¿a qué viene todo esto? Pues es referente a la voracidad insaciable del abarrotero de las nalgas al revés, y a que ahora está de moda la terminación del libramiento carretero del poniente de la ciudad.

Resulta que a principios de 2003, el entonces presidente Vicente Fox Quesada en una visita que hizo a Aguascalientes, le autorizó a Felipe González dicho libramiento, que fue presupuestado en 100 millones de aquellos pesos.

Expertos en la materia, recomendaron, opinaron que el libramiento se hiciera por el oriente de la ciudad, pues el terreno era más firme, seco y, por consecuencia, serían derrumbados menos árboles y el costo de la tierra sería mucho más barata.

Uno de los que así opinaron fue el licenciado y notario público Óscar López Velarde, experto en la materia, quien con pelos y señales demostró por qué el lado oriente era la mejor opción para llevar a cabo el susodicho libramiento carretero.

Sin embargo, el ambicioso y rata FeliPillo González ya tenía adelantado el negocio (no olvide el lector que el rata abarrotero tuvo constructoras y se hizo experto en cómo hacer transas), por lo que no sólo insultó a López Velarde sino que por sus huevo$ inició la construcción del libramiento por el poniente y los 100 millones de pesos nomás le alcanzaron para construir “el primero tramo del libramiento carretero al poniente de la ciudad de Aguascalientes”, hecho que presumió en su Quinto Informe de Gobierno: “En respuesta a nuestra gestión ante el señor Presidente de la República, licenciado Vicente Fox Quesada, éste se autorizó e inició la ejecución del primer tramo del libramiento carretero del poniente de la ciudad de Aguascalientes, que se realiza con una inversión federal de cien millones de pesos.

Esta obra reducirá el tránsito de transporte pesado, abatiendo riesgos de seguridad y generando ahorros en el mantenimiento de las vialidades en la ciudad”.

¡Carajo! Si FeliPillo no hubiera sido tan rata, el libramiento completo en el oriente le hubiera costado al erario federal, tal vez menos de los 100 millones de pesos y en 2004, la obra hubiera sido inaugurada en su totalidad.

El problema es que esa obra debió haber sido inaugurada hace 17 años, con recursos federales, pero finalmente fue subastada a varias empresas constructoras que, según ellas, invertirán algo así como mil 902 millones de pesos y el pago de 220 millones de pesos para el gobierno del estado, que le sirvieron para la construcción de un nuevo lienzo charro en la Isla San Marcos.

Bueno, de lo perdido lo que aparezca; sin embargo, el peaje se cobrará e irá a las bolsas de las constructoras a las que les fue otorgadas la concesión.

Y pensar que todo el desmadre que está sucediendo por esta obra a destiempo, no hubiera sucedido si se hubiera hecho al oriente de la ciudad, pero la voracidad desmedida del abarrotero de las nalgas al revés no sólo provocó el atraso de 17 años, sino que elevó a cantidades estratosféricas, porque, además, Vicente Fox se las olió y no quiso meterla más lana al proyecto.

Pamba con picahielo, para el gobernador más corrupto y represor que ha tenido Aguascalientes y que tiene manchadas las manos de sangre inocente. Para esa bestia humana, ni perdón ni olvido.

Por cierto, los hijos que Felipe González procreó con su “ahijada” Claudia Virginia Ruvalcaba Martínez, ya han de andar rasguñando los 20 años, ¿seguirán sin el apellido de su perverso padre, que no se los quiso dar por el qué dirán? Y CON

ESTA ME DESPIDO...

Desde este espacio, la columna más longeva de Aguascalientes (el próximo 20 de diciembre cumpliremos la friolera de 38 años ininterrumpidos) este tunde máquina no recuerda a un gobernador tan vituperado y ojeras como Felipe González González, no.

Y es que la raza de bronce, sin importarle la investidura de gobernador de FeliPillo, frente a él y de viva voz no sólo lo llamó ratero, corrupto, ladrón, farsante, sino que a dos pasos de él una persona le gritó de viva voz: “¡Chingue a su madre Felipe González! ¡Chingue a su madre Felipe González! ¡Chingue a su madre Felipe González!”.

Si le rayó frente a su cara “por si el señor era o fingía ser sordo”.

Esta vaina ya le andaba costando no sólo una averiguación previa penal al entonces procurador general de Justicia, Roberto Macías Macías “El Enano Verde”, sino hasta su chamba.

Mientras que al mentador de madres, que casualmente se apellidaba González González, su atrevimiento no sólo le costó cárcel y después su ingreso al manicomio, del cual salió años más tarde sólo para terminar colgado: el hombre se suicidó.

Otro que también pagó cara su osadía por haberlo demandado penalmente por “enriquecimiento ilícito”, es un conocido periodista local, al que Felipe metió a la cárcel acusado de “difamación”.

Y cuando años después estaba punto de ganarle el juicio a Felipe, el abogado Piolín “se vendió”, e inexplicablemente el periodista comenzó a perder la razón y tiene años recluido en “la casa de la risa”, en donde “casualmente” su problema mental no sólo no mejora, sino que día con día empeora.

Me dicen que ya no sabe ni cómo se llama. De este tamaño es la perversidad de Felipe González González, a quien “Diosito castigó colocándole las nalgas al revés”.

¡Cuidado!

* (Columna publicada inicialmente en el semanario hermano TRIBUNA LIBRE el pasado jueves 24).