Por Paola Navarro

EL MUNDO tiene una relación de amor y odio con los Estados Unidos de América. En el caso particular de México existe una historia en común larga y compleja que alimenta esta idea, la cual nos ha otorgado una serie de juicios bastante fuertes hacia nuestros vecinos del norte. Así como los ciudadanos estadounidenses tienen un conjunto de estereotipos del mexicano, nosotros tenemos varios sobre ellos. Parecido pasa con el resto del mundo, en donde cada país ha desarrollo su propia versión de relación difícil con los Estados Unidos. Ya sea que el amor surja de una dominación cultural, todos tienen esa película de Disney que atesoran o ese amor por alguna cadena de comida rápida, o que nazca de la admiración por su sistema político, poder militar o capacidad económica, es innegable que se aprecia mundialmente la cultura estadounidense.

PERO LA pregunta más interesante es de dónde sale el odio ¿Porque existe un rechazo sistemático en los países del mundo hacia los Estados Unidos? ¿De dónde viene este sentimiento que ocasionalmente puede llegar a ser de fuerte rechazo? Esto se puede contestar en cuatro argumentos, el primero de estos es de tipo cosmológico ya que Estados Unidos se ve a sí mismo como la causa primera de todo. Esto se refiere a que el Estado se percibe a sí mismo en el centro de las relaciones internacionales, en donde nada se mueve sin su consentimiento así como nada se resuelve sin su acuerdo. En la realidad la práctica es mucho más compleja que esto pero eso no parece afectar la idea estadounidense de sí mismo en donde como el “policía” del mundo, todo tiene que pasar por su supervisión, aprobación y si no tiene su atención puede que ni siquiera se considere como un problema real.

LA SEGUNDA razón es de tipo ontológica, se basa en una idea dual del bien y el mal en donde Estados Unidos cae del lado del “bueno”. Esto implica que si Estados Unidos es el bueno de la historia, por extensión todo lo que hace él es lo correcto, lo indicado y todo lo que se salga de esta narrativa no es lo ideal, es malo y además se contrario a las acciones “buenas” de Estados Unidos. Esta narrativa simplista crea una dualidad que termina por dibujar una raya en donde estás del lado de Estados Unidos, siendo éste el lado de los buenos inherentemente o estas en contra, convirtiéndote automáticamente en el “malo”. Este argumento se conecta al primero ya que justo esta superioridad moral justifica el por qué nada existe sin su consentimiento y ellos son quienes llevan a resoluciones optimas.

UNIÉNDOSE A esta última idea está el tercer argumento, los Estados Unidos tienen el monopolio para definir. Esto se refiere a que conceptos como justicia, violencia, democracia, terrorismo, narcotráfico así como muchos otros se definen bajo la visión estadounidense. Esto termina de validar su posición narrativa como los “buenos”, porque son ellos los que dictan qué significa ser bueno, malo, justo o criminal. Actualmente esto se ve de manera notoria en los discursos sobre género y raza, en donde para ser políticamente correcto uno tiene que actuar bajo los parámetros estadounidenses y su visión sobre estos conceptos a pesar de que estas problemáticas son moldeadas por su contexto. Estados Unidos y México no tenemos el mismo perfil étnico, ni los mismos problemas respecto al racismo, además de tener una larga historia en donde estos temas se han tratado de manera distinta pero aún así abordamos las problemáticas de aquí con los términos y la mirada de allá sin adaptarla a nuestras circunstancias porque es lo políticamente “correcto”.

EL ÚLTIMO argumento es más una cuestión existencial ya que Estados Unidos puede llegar a hacer bastante difícil la existencia de otros pueblos. Esto se fundamenta en las múltiples intervenciones militares, económicas o políticas que el gobierno estadounidense ha hecho a diversos países alrededor del mundo durante toda su historia como país independiente. Justificándose por los otros cuatro argumentos, el gobierno estadounidense ha decidido imponer gobiernos que sean de su agrado, hacer bloqueos económicos para presionar a que no sucedan acciones que no aprueba y así moldear la existencia de un país y su gente para encajar en lo que ellos ven como conveniente. La intervención en un principio tan básico como la soberanía de un Estado es una de las razones principales que le ha otorgado el odio de múltiples países a Estados Unidos.

AUN ASÍ, la narrativa ha empezado a cambiar, hoy en día el pueblo estadounidense ha empezado a cuestionarse este tipo de narrativas y su relación con el mundo. Esto abre la posibilidad de un cambio de narrativa, así como un posible cambio en esta relación de amor y odio que el mundo tiene con los americanos. Tal vez exista un futuro en donde la percepción hacia los estadounidenses se vuelva más abierta pero esto depende de cómo Estados Unidos decida empezar a ver de ahora en adelante al resto de nosotros.