Memo Alaniz de León ...“tonto, bobo, necio” Carlos Lozano de la Torre ...derrota que engendró odio...

Memo Alaniz de León
…“tonto, bobo, necio”
Carlos Lozano de la Torre
…derrota que engendró odio…

UNA, DOS Y… ¡TRES! ¡COMENZAMOS!
UN TAL MEMO ALANIZ…

Hablar pestes de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es el deporte favorito de muchos políticos de oposición; claro, les duele que AMLO y no Ricardo Anaya Cortés, sea el titular del Poder Ejecutivo federal; el candidato presidencial más votado en la historia de México, a quien más de 30 millones de mexicanos, lo llevaron a Palacio Nacional; a dos años de haber ganado la elección presidencial, varios actores políticos, aquí en Aguascalientes, dan rienda suelta a su frustración, coraje, dolor y se revuelcan cotidianamente en el lodo de la ignominia, para luego lanzarlo a dos manos, para ver a quién sorprenden.

Hoy leo las declaraciones del diputado panista, Memo Alaniz de León en contra de AMLO y no puedo más que compadecerlo por su ignorancia y rancia mala leche.

Porque también se nota a leguas que lo odia, lo que le hace decir varias mentiras que rayan en la estupidez, al grado de burlarse de la inteligencia de la mayoría del electorado.

Memo Alaniz, en entrevista con nuestra compañera reportera, Benny Díaz, Jefa de Información de esta Casa Editorial, declaró en entrevista que AMLO:

1.- “Viajó a Estados Unidos sin siquiera tener agenda”.

2.- “En el vecino país sí respeta las normas, pero en México se las pasa por el arco del triunfo, y eso es lo que molesta”.

3.- Allá usa cubrebocas y hasta la prueba del coronavirus se hizo”.

4- “El Presidente no tiene una política bien definida”.

5.- “Ni estrategia en salud”.

6.- “Ni en crecimiento económico”.

7.- “Ni en medicamentos”.

8.- “La corrupción está en su apogeo”.

9.- “Las adjudicaciones (son) directas, sin pasar el procedimiento que se requiere”.

10.- “Sanciona a ciertas empresas pero conservando los contratos de manera directa”.

11.- “No hay qué decir que esté bien en esta administración federal”.

12.- “La sana distancia la aplica a conveniencia porque pide a los mexicanos que viven en Estados Unidos no salir porque sabe que van a manifestarse en su contra”.

13.- Pero en nuestro país hasta deja que personas non gratas se acerquen a saludarlo hasta su camioneta”.

¿Qué os parecen al lector los “inteligentes”, “bien fundamentados y documentados” vómitos del diputado Memo Alaniz? Quise llamarle al diputado Guillermo, para preguntarle por qué en su familia, trabajo y sus amistades, lo llaman Memo y no Guillermo, pero en el Congreso no había quién contestara la llamada; pregunté por su numero de celular y es como top secret: nadie lo sabe, pero como soy muy curioso, me puso a investigar por qué a los Gui-llermos les dicen “Memo” y esto fue lo que encontré: En Argentina les llaman Memo a los “tontos”, a los “simples”, a los “mentecatos”.

Después acudí al diccionario de la Real Academia y me enteré de tres “virtudes” de Memo:

1.- “Tonto”.

2.- “Necio”.

3.- “Bobo”.

Aquí en Aguascalientes tenemos otro “tonto”, pero con el agravante de ser robacarros: Memo Ballesteros, ¿lo recuerda? Sí, hombre, es el Notario Público número 1.

Por ahí también hablan de otro Memo, “un hombre con discapacidad mental”.

Decía el extinto maestro Manuel Buendía Tellezgirón: “Si yo veo una ave palmípeda, que parece pato, camina como pato, grazna como pato, y nada como pato, tengo todo el derecho de deducir que es un pato”.

O sea, Memo es Memo.

 NO CREAN...

 Pero a veces me siento culpable de dos que tres pecadillos, pero créanme, no fueron de mala leche, ni en su momento creí eran pecadillos.

Desde antes de ser gobernador Luis Armando Reynoso Femat, el Estadio Victoria, sede del equipo de futbol Necaxa, tiro por viaje se llenaba.

Confieso no ser, ni haber sido necaxista, sí Atlantista hasta la médula (en mis años mozos) solía ir a ver al glorioso Atlante a donde jugara, pero al paso de los años esa oportunidad se fue diluyendo a partir de una bronca Irapuato-Atlante, que se prolongó en las tribunas y puso en peligro la integridad física de mi hijo Alain que yo cargaba entre brazos, pues un botellazo pasó zumbando cerca de él.

Entonces nos quedamos en que en la tierra de la gente buena, gracias a Luis Armando Reynoso Femat, ya teníamos futbol de Primera División.

Sabedor de mi afición por el balonpie, cada sábado el llamado “Señor de los Rayos” me hacía llegar unas cortesías: “Usted invite a quien quiera”, me dijo desde un inicio.

Llegaron las elecciones: Carlos Lozano de la Torre luchaba con todo y contra todo para derrotar a Martín Orozco Sandoval. Tenía fija la idea de salir airoso: se veía en Palacio Municipal.

Pero había una situación que lo alertaba, al grado de quitarle el sueño: la popularidad enorme de Luis Armando Reynoso Femat.

Sabedor de mi gran amistad con Reynoso Femat, Carlos me pidió lo invitara al futbol, y le dijera que si le daba unos minutos. Ese sábado jugaba el América, el estadio estaba abarrotado.

De repente, en el palco, ya iniciado el partido aparecen Carlos Lozano y su esposa “Blanquita”, ella con una banderola del equipo visitante y gritando a todo pulmón: “¡Arriba el Américaaa!”.

 -Y esa pinche vieja borracha, ¿quién es? -Sepa la chingada, pero qué mamona.

-Inge, me dice Carlos que si le permite hablar con usted unos minutos. Y hablaron.

“Le pedí, en buena onda, que no se metiera a apoyar a Martín, que nos dejara solos”.

Ridículo, ¿no? Pero en ese plan estaba.

-¿Un güisquito? -Nos lo echamos.

-¿Otro güisquito? -Nos lo echamos.

-Otro guisquito…

, y en el segundo tiempo la fanaticada, apoyaba con todo a los Rayos, y el Charly ya estaba como quería: -Oi, escucha, dicen ¡Carlos! ¡Carlos! ¡Carlos!..

-No, dicen ¡Rayos!, ¡Rayos!, ¡Rayos..! -Bueno, uno oye lo que quiere oír – reviro, y soltamos la carcajada-.

Ahí, en esa noche del sábado, fue la primera ocasión de su vida en que Carlos habló frente a frente con Reynoso, porque nomás se conocían de oídas.

Llegó el domingo de la verdad y no hubo sorpresa alguna: Martín Orozco ganó la alcaldía; Carlos, enfurecido, culpaba a Reynoso de su derrota: “Embarazaron urnas, hubo ratón loco…”, le endosaba sus trampas, al flamante gobernador.

Pasa el tiempo, Carlos llega al Senado por la vía de la primera minoría y, fingiendo un amor por Aguascalientes que estaba lejos de sentir, se pone a las órdenes de Luis Armando y éste cae redondito, no sólo influyó con Enrique Peña para que Charly fuera el candidato, sino que lo apoyó con todo para que ganara la elección… a Martín Orozco Sandoval.

“El Patrón del Mal”, ya sentado en Palacio de Gobierno volvió a recordar y a culpar de su derrota ante Martín Orozco y la emprendió en su contra: se guardó su odio durante años, y ya en su reino la emprendió en contra no sólo de Luis Armando, sino contra su familia.

¿Qué hubiera pasado si yo me hubiera negado a invitarlo al palco de Reynoso? Por eso, al recordarlo, me da cosa, pero ambos eran mis amigos. La amistad con Carlos se rompió, no así la de Luis Armando que se ha estrechado por amigos comunes.

 UN MUCHACHITO CON MICRÓFONO

Corrían los años ’80, ya rasguñando lo ’90 cuando el gobierno de Miguel Ángel “Raterena” Vega, la emprendió contra TRIBUNA LIBRE.

Una Ley de Vialidad fue el pretexto: “Todo aquel vehículo que suban a la banqueta, obstruya cocheras, se estacione en raya amarilla, será retirado con grúa y llevado al corralón”, decía la susodicha ley palabras más palabras menos, en uno de sus artículos.

Las oficinas de TRIBUNA LIBRE, ubicadas en Héroe de Nacozari, a dos cuadras de la entonces Policía Judicial Estatal, nos daban cierta ventaja sobre los tres “grandes” diarios.

Una tarde llegaron a visitarnos dos vecinos del secretario general de gobierno, Héctor Valdivia Carreón, para denunciar que su auto obstruía la banqueta y nos llevaron fotos: Es un señor prepotente, cínico y güevón, tiene cochera pero por güevón no mete el carro, pero si obstruye el paso de los peatones”, se quejaron; publicamos la queja y una caricatura al respecto: Héctor, mete el carro a la cochera; y Héctor responde hummm qué güeva”.

Otro cartón criticando a Rogelio Talamantes Barnola, director de policía y tránsito; y posteriormente la publicación de los robos de vehículos que cometía Memo Ballesteros Guerra, además de la cereza del pastel: Barberena Vega vende su rancho “Viñedos California” con vehículos propiedad de Gobierno del estado, fue la gota que derramo el vaso; Barberena ya no aguantó más: juez y parte, me metió a la cárcel con el clásico sabadazo: viernes, sábado, domingo y los lunes a mediodía salía pagando fianza.

En una ocasión llegó el licenciado Manuel de Jesús Martínez Oyarzun: “No salgas, Ramiro, afuera está el pelón Luigi esperándote. Paco Gamboa se solazaba: “¡Lotería, este viernes no metieron a la cárcel a Ramiro Luévano!”.

No miento, el Hidrocálido era el diario que podría decir me apoyaba: sacaba la nota en primera plana. Al día siguiente se olvidaba de mí: era yo, para Agustín Morales su caja chica: pues vendía su silencio a Barberena.

Sin embargo, había hacia mí cierto reconocimiento y la raza de bronce se volcaba a comprar TRIBUNA LIBRE.

“¡Lánzate para diputado, te aseguro que ganas!”, me dijo Pipe Hidalgo tras la rejilla cuando en una de esas rendía mi declaración. Toño Ortega “La Tuna”, me ofreció la candidatura para gobernador, obvio, la rechacé; PRI con el ingeniero Castorena, PAN, con doña Nico. A todos, la respuesta fue no, no tengo hígado para eso.

Gobernaba Otto Granados, un año muy difícil para mí: intento de secuestro, intento de levantón, golpizas, auditorías, bloqueo de fuentes, en la Judicial ya ni nos dejaban acercar.

En ese inter, un amigo común me dice que un tal muchachito que hacía sus pininos como locutor, de nombre José Luis Morales Peña, quería conocerme.

Terminando el evento que estaba cubriendo me lo presentó: “Tenía muchas ganas de conocerlo, es usted mi ídolo”; posteriormente, en una posada organizada por el licenciado Moisés Rodríguez Santillán, entonces procurador general de Justicia, José Luis tomó el micrófono y dirigiéndose a mí entonó: “…Tú sí escribes muy bonito…” (pinche muchachito, ¿no será puñal?) Con Agustín Morales coincidimos en dos ocasiones: la primera en el restaurante El Campeador y la segunda en casa de Miguel Romo Medina.

Con Agustín chico en tres ocasiones cruzamos algunas palabras: en la plaza de toros San Marcos (me invitó una cerveza), en una fonda de mala muerte en la Feria Nacional de San Marcos, con “El Descamisao” (Juan Manuel Aguilera Navarro), y en otra ocasión en Max de López Mateos: ahí estaban con “El Chamuco” Varela y Armando Alonso; ignoro quién de los dos traía algo conmigo, porque Agustín me agarró de los brazos y me dijo: “No le vayas a hacer caso”.

En los últimos años hemos coincidido en restaurantes, pero como si no nos conociéramos.

Agustín Morales Padilla ...luego vendía su silencio... José Luis “La Víbora” Morales ...urge lo internen... Juan Manuel Flores Femat ...nuevo cliente de “La Víbora”...

Agustín Morales Padilla
…luego vendía su silencio…
José Luis “La Víbora” Morales
…urge lo internen…
Juan Manuel Flores Femat
…nuevo cliente de “La Víbora”…

¿Cuándo Agustín Morales Padilla y José Luis Morales Peña, comenzaron a “chingar la borrega”? Sí, atinó el lector: cuando nace Página 24. Ahí comenzó a incubarse el huevo de la serpiente: “Gañán”, “granuja”, me insultaba en su columna; y en seguidita comenzó José Luis.

Yo jamás he sido dejado, así que a partir de ahí he estado enfrentado con “don Viborón”, y “La Víbora” (antes “La Viborita”, pues ya creció). Hace unos años hubo una tregua. Ya lista la portada para TRIBUNA LIBRE me llamaron cuatro, cinco amigo comunes.

“Oye, supe que tus reporteros de policía agarraron borracho a… y que acosó sexualmente a una chavita de 16 años y que tienes toda la información con fotos; échame la mano, no la vayas a publicar, se va a desintegrar la familia”.

Me negué. Pero luego llamó otro amigo, otro, otro, otro y otro y cedí: “Ojalá y después no me arrepienta”, les expresé. Días después me invitaron a comer. José Luis, y la otra persona, “agra-deci- dí-si-mos”. Recuerdo que Felipe González estaba encabronadísimo con “La Víbora” y me mandó a su secretario general de Gobierno, Abelardo Reyes Sahagún, quien me invitó a comer.

El tema era José Luis Morales, pues “el señor gobernador está muy molesto por todas las mentiras que dice y ya está echándonos encima a las estudiantes de Cañada Honda, esto ya parece subversión contra su gobierno”, yo me concreté a escucharlo y hasta ahí. Tal vez esperaba de mí un “yo los apoyo”, pero no.

También había otra cosa que había puesto furioso a Felipe González: Morales Peña agarró una campaña en contra del gobernador: “Su esposa Conny está ‘turulata’ por las madrizas que le ha puesto con un bate”, decía un día y otro también como es su estilo.

Referente a la tregua, ya ni recuerdo cuándo se rompió, pero fue “don Viborón” el que siguió, semanas después, a “chingar la borrega” nuevamente y lo tuve que poner su lugar; fue entonces que “La Víbora” regresó a dar lata nuevamente, pero más incisivo.

Vomitaba al cielo y le caía en la cara: “¡Yo les voy a decir una cosa –comenzó a decir hace un par de años o más–, yo no soy un santo, pero no robo ni miento, pero yo reconozco que sí soy un verdadero hijo de la chingada”.

Y desde entonces, doña Irma Peña, allá en el barrio del Encino es conocida como “La Chingada”.

Caray, si a su madre no respeta, ¿qué me puedo yo esperar? Así las cosas, José Luis está loco de atar, por eso tengo años diciéndole a “don Viborón”, que interne a su hijo consentido en una clínica mental, porque quien quita y Pepe tenga remedio. Pero AMP, no quiere soltar el varo, porque sueña con ser el más rico del panteón. Pero bueno, como dijo un hermano de “don Viborón” que cacha granizo allá en la Ciudad de México: “Ay tú”.

 Y CON ESTA ME DESPIDO...

 Cheque usted cuan loco está “La Víbora Morales”: no hace ni un mes que el abogado Juan Manuel Flores Femat agarró hueso como secretario general de Gobierno.

Su nombramiento como tal fue muy bien recibido por el locutor de marras, o sea “La Víbora Morales”: “Es –dijo de Femat Flores– una persona honesta, trabajadora, decente, muy bien educado, profesional cien por ciento.

Y si es por Aguascalientes, yo me siento con él para rescatar todo lo que se pueda rescatar de este gobierno. Flores Femat es un abogado de los más prestigiados que hay en Aguascalientes. Con él, reitero, yo sí me siento, con él yo si jalo.

Pasaron los días y Flores Femat hizo mutis: ni por enterado se dio. Hoy miércoles, como el “brillante abogado” no ha dado señales de vida, “La Víbora” le lanzó sus primeros chisguetes de veneno:

“Yo creí que Flores Femat era una persona inteligente, pero me equivoqué: ¡Es un pobre pendejo!”.

* (Columna publicada inicialmente en el semanario hermano TRIBUNA LIBRE el pasado jueves 9).