UNA, DOS Y… ¡TRES! ¡COMENZAMOS!
ENFRENTAR AL PODER… II
Sinopsis: En mi anterior entrega le dejé en claro al lector que el autor intelectual y financiador del perverso plan de robarme los títulos de mis periódicos TRIBUNA LIBRE y Página 24, no es otro que el exgobernador, exsubsecretario de Gobernación, exsenador de la República y abarrotero de oficio, Felipe González González.
Para ello contrató los servicios del mercenario licenciado Baudelio Hernández Domínguez, exasesor del senado de la República, que se ostenta como dueño del “Grupo Mexicano de la Asociación Internacional para la Protección de la Propiedad Intelectual” (AIPPI), asociación afiliada a CONCAMIN, con domicilio en Cerro de la Estrella No. 375 Col. Campestre Churubusco, Ciudad de México.
Ducho en materia de “Marcas y Derechos de Autor”, Baudelio Hernández fue contactado por el subsecretario de Gobernación, Felipe González, y le encargó el “trabajito, para robarle los periódicos a ese… Ramiro Luévano López, que se la pasa criticándome y revelando mis negocios desde el poder”.
Fue entonces que Baudelio puso manos a la obra y con facturas y periódicos falsos, con fechas anteriores a la aparición del semanario TRIBUNA LIBRE (1983) y el diario Página 24 (1997) logró registrar, a su nombre TRIBUNA LIBRE, y a nombre de Ana María Franco Romo, el de Página 24, ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI).
Hecho ya el registro ante el IMPI, los demás les fueron más fáciles, para Baudelio y su cómplice Ana María, y el exasesor de la Cámara de Senadores se dirigió al recinto para reportarse con su cliente, convertido ya en senador de la República.
“Misión cumplida, senador Felipe González”, le dijo Baudelio a su multimillonario e influyente cliente y le mostró la documentación que amparaban los registro de Página 24 a nombre de Ana María y el de TRIBUNA LIBRE a nombre de Baudelio.
Por razones obvias, Baudelio ya no quiso continuar con la farsa: no quiso arriesgar su “prestigio y buen nombre” y hasta sería el hazme reír de sus colegas: el crimen era demasiado evidente, burdo.
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Siendo gobernador de Aguascalientes, Felipe González supo de dos personas que se dedicaban a la construcción: Rodolfo Franco Ramírez, que se hacía pasar como “ingeniero”, merced a una cédula profesional ajena que la hizo pasar como propia, y Ma. del Refugio Martínez Guardado, que, de saliva, presumía ser “licenciada”.
En mente de Felipe estaban grabados Rodolfo y Cuca, que habían defraudado con decenas de miles de pesos a su administración: contrataron obra con su gobierno, pero la dejaron tirada y se embolsaron el anticipo.
El descarado fraude provocó la ira de Felipe que demandó penalmente a Rodolfo, que estuvo en un tris de parar, nuevamente, en la cárcel, pero como “el ingeniero”, ya era comentarista en la BI, y lo lisonjeaba, se hicieron “amigos”; y lo utilizó para atacar a Luis Armando Reynoso Femat, a cambio de “archivarle”, la demanda penal .
Posteriormente Felipe contrató los servicios de Rodolfo y Cuca: la pinza del maquiavélico plan de robarme los títulos, comenzaba a cerrarse: habló con ellos y les puso sobre la mesa su perverso plan: fue entones que Rodolfo y Cuca fueron al entonces Distrito Federal a entrevistarse con Baudelio, a quien no conocían.
Ahí hablaron largo y tendido sobre el plan; Felipe y Baudelio harían la labor de zapa: tráfico de influencias entre funcionarios del IMPI, Indautor, Gobernación y los que darían la cara serían Rodolfo y Cuca.
Así las cosas, las cuatro partes: Baudelio, Ana María, Rodolfo y Cuca, acordaron “la cesión de derechos”: Baudelio cedió los de TRIBUNA LIBRE en 6 mil 500 pesos, y Ana María los de Página 24 en 4 mil pesos, a nombre de la “Agencia Noticiosa del Centro”, creada por Rodolfo y Cuca, con un capital de 50 mil pesos.
Desde ese día, comenzaron a presumir que ellos, y no yo, eran los dueños de los periódicos por mí creados y dirigidos desde 1983 y 1997, respectivamente, y ambos registrados ante el Instituto Nacional de Derechos de Autor (Indautor) y la Secretaría de Gobernación (Segob), en 2001.
Si el reciente lector tuviera cualquier duda al respecto, los fieles lectores, los expendedores, los voceadores, anunciantes y cualquier funcionario de gobierno le responderán que Ramiro Luévano López “es el auténtico dueño de TRIBUNA LIBRE (1983) y Página 24 (1997)”.
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Carlos Lozano de la Torre pierde la alcaldía ante Martín Orozco Sandoval; el priísta se dice robado y culpa a Luis Armando Reynoso Femat.
Luis Armando arrasa con todo: triunfo que solamente el viejo PRI con sus trampas había logrado en sus grandes días: carro completo.
Desde Rodolfo Landeros Gallegos, ningún otro gobernador de Aguascalientes era tan querido como Luis Armando, su don de gente, su amabilidad y su capacidad para gobernar eran reconocidos por propios y extraños.
Pero tenía un enemigo tradicional, perverso y de peligro Felipe González González, quien le echó el PAN encima y le estorbó en todo lo que emprendía: los diputados panistas todo le cuestionaba y obstaculizaba: aquello parecía una cena de negros.
Después, Carlos Lozano de la Torre llega al Senado de la República por el Principio de Primera Minoría, y le tiende una hipócrita red a Luis Armando, a quien no para de alabar y ofrecer su “apoyo” en el Senado, “para bajar apoyos y aumentar el presupuesto”.
LOS TIEMPOS DE LA SUCESIÓN GUBERNAMENTAL…
Luis Armando, huérfano del PAN, hace migas con todos los partidos políticos, incluso con el PRI (Beatriz Paredes) y hasta con Enrique Peña Nieto.
Beatriz deseaba que Lorena fuera la candidata, Peña Nieto se inclinaba por Gabriel Arellano: ¿Tú que dices?, le preguntan.
“Sin lugar a dudas, Carlos Lozano de la Torre es el mejor candidato, si va él, yo lo apoyo para que sea gobernador”, dijo Luis Armando, en una cena en Texas, y no rajó: su apoyo fue firme, reiterativo: “Si es Charly, yo lo apoyo”.
Carlos, siempre “agradecido” se sacaba fotos con “el señor gobernador” y presumía su chingona amistad.
Así, Carlos Lozano, gracias al apoyo de Luis Armando, fue el candidato del PRI al Gobierno del Estado.
Ya como candidato del tricolor, Luis Armando redobló su apoyo y Carlos Lozano ganó la gubernatura: esto lo sabe todo Aguascalientes, pero Carlos no mostró agradecimiento alguno; se le saltaban los ojos y se ponía rojo coraje cuando en el estadio de beisbol la raza le gritaba: “¡Hijo de Luis Armando Reynoso!”, porque sabían que la gubernatura se la debía a su antecesor.
“Yo gané porque la gente votó por mí”, respondía.
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La primera acción de Rodolfo Franco Ramírez y Ma. del Refugio Martínez Guardado, para dar a conocer que TRIBUNA LIBRE y Página 24 eran de ellos, fue pagar un anuncio en diarios de Aguascalientes, Zacatecas y Jalisco, diciendo que ellos eran los dueños de TRIBUNA LIBRE y Página 24, conminándome a no utilizar “sus” marcas, para no enfrentar la ley.
Nunca en mi vida había reído tanto.
“¡No mamen, pinches rateros!”, expresé en mi despacho de la Catedral del Periodismo, cita en Zaragoza 205.
Posteriormente recibo un citatorio de la PGR, para que fuera al entonces Distrito Federal a declarar: “Rodolfo y Cuca, me habían denunciado por haberles robados los títulos de TRIBUNA LIBRE y Página 24”.
Y debería de acudir el “próximo viernes”.
“Ah, chingá –me dije–, me huele a sabadazo. No acudí, por supuesto. En seguida recibí otro, y otro. Insistían que fuera el “viernes”.
Amigos del Gobierno Federal me ayudaron para que yo fuera a declarar un lunes –si no mal recuerdo– a la Delegación de la PGR aquí en Aguascalientes.
Ahí me enteré de toda la perversidad que llevó a cabo el mercenario Baudelio Hernández, para lograr el registro ante el IMPI: periódicos y facturas falsas, “made in Santo Domingo”, las famosísimas imprentas que hasta le imprimen títulos de nobleza, falsos, por supuesto.
En la Delegación de la PGR declaré que yo era el dueño de los dos títulos, que lo que ellos estaban presentando eran documentos apócrifos y que ambos, Rodolfo y Cuca, era unos raterazos que habían estafado a medio Aguascalientes: alrededor de 60 averiguaciones previas abiertas por fraude, robo, abuso de confianza, etcétera.
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En la clásica mesa de amigos: Carlos Lozano de la Torre, Miguel Romo Medina, Moisés Rodríguez Santillán, Óscar López Velarde, Sergio Reynoso Talamantes y este tecleador, nos confió el gobernador electo: “Voy a nombrar a un procurador muy cabrón, de esos que no se tientan el corazón, ni se arrugan para allanar casas…” Todos se quedaron callados; yo no: “No vayas a hacer eso, sería un error”.
– Tengo que imponer orden.
“Pero no con el desorden”, le contesté y, molesto por mi opinión, cambio la plática. Después me dijo el nombre de esa “maravilla”, infernal: Felipe de Jesús Muñoz Vázquez.
Me sorprendió: le dije que era el agente del Ministerio Público que me había querido meter a la cárcel, y que muchos abogados coincidían en que Felipe “es un auténtico cabrón, está enfermo, es un peligroso psicópata”. Por supuesto que me bateó.
Fue después de una comida en su casa de la Colonia Obraje, que ya comenzaba a crecer, cuando Carlos me presentó a Felipe: “Los dejo, platiquen ustedes dos”, dijo, y se dirigió hacia otros invitados.
Entonces le lancé el reclamo: “¿Por qué, licenciado, quería darme el clásico sabadazo para meterme a la cárcel?”.
– No, no era así: eso sería actuar fuera de la ley, y si alguien la respeta soy yo; lo que yo quería era que usted declarara para archivar en definitiva la averiguación; yo siempre supe que usted era y es el dueño de ambos periódicos; yo soy de aquí de Aguascalientes, y de estudiante, cuando venía a pasar aquí las vacaciones, siempre veía a mi papá leer TRIBUNA LIBRE.
– Yo no acostumbro a detener sin declaración previa, sin órdenes de aprehensión… (Continuará)
Y CON ESTA ME DESPIDO…
¿Se Imagina usted, caro lector, una zapatería sin zapatos? ¿Una dulcería sin dulces? ¿Un restaurante sin alimentos? ¿Una panadería sin pan? ¿Una carnicería sin carne? Si la zapatería no vende zapatos, si la dulcería no vende dulces, si el restaurante no vende alimentos, si la panadería no vende pan.
¡¿Qué demonios son entonces?! Pues auténticos fraudes, cuyos dueños son timadores en espera de gente incauta para estafarla.
Hace varios años, a los delincuentes de cuello blanco, Rodolfo Franco Ramírez y su socia Ma. del Refugio Martínez Guardado se les ocurrió la gran idea de constituir una agencia de información y la bautizaron pomposamente, como “Agencia Noticiosa del Centro”, pero ¿qué es una agencia de noticias? Wikipedia nos ilustra: “Una agencia de noticias es una organización que recoge noticias de sus corresponsales en distintos lugares de su área de actividad y las transmiten inmediatamente a la central, donde, después de tratar la información la envían, lo más rápido posible, a sus clientes (radios, diarios, revistas, televisoras o portales), conocidos en el argot periodístico como abonados.
“Estos pagan en función de los servicios recibidos, que pueden ser de muy distinta índole (noticias en formato texto, fotografías, videos o infografías), aunque habitualmente se paga mensualmente en forma de abono por los servicios pactados: información nacional, internacional, servicio gráfico”.
O sea, la susodicha “Agencia Noticiosa del Centro”, propiedad de Robolfo y su socia Cuca, no es más que membrete que utilizan para sorprender incautos, pues no producen noticias para vender a radios, diarios, revistas, televisoras o portales, pero sí robos y fraudes al por mayor: “Quesadillas sin queso”, lo definiría el obispo de la Diócesis de Aguascalientes, José María de la Torre Martín.
¡Carne de Presidio!
…hasta de una cédula ajena se apropió… Su verdadero oficio, robar y robar
* (Columna publicada inicialmente en el semanario hermano TRIBUNA LIBRE el pasado jueves 5).