Por Adrián Gerardo Rodríguez*

Andrés Manuel López Obrador, en en el acto de la Unidad por la Dignidad y la Amistad (Foto: Omar Martínez/ Cuartoscuro)

Andrés Manuel López Obrador, en en el acto de la Unidad por la Dignidad y la Amistad (Foto: Omar Martínez/ Cuartoscuro)

 ES VERDAD que el gobierno obradorista está en un constante asedio de parte de los medios de comunicación. Es normal que algunos ataques sean legítimos, pero es guerra sucia que muchos más sean una capirotada de fakenews, medias verdades y amarillismo. Un buen ejemplo es el tema de los uniformes. Lo que se informó en la ciudad de México sobre la opción de que en los planteles de educación básica las niñas pueda usar pantalones en lugar de faldas, en su pleno derecho de estar cómodas, en los medios se tradujo que AMLO obligaría a los niños a usar faldas y a las niñas pantalón.

LO MISMO pasa con el recién acuerdo entre el gobierno mexicano y su par norteamericano en torno a la cancelación de los aranceles, con los que Trump amenazó castigar a México si éste no ponía orden en su frontera sur. De entrada, es lamentable, pero no sorprende, que el presidente de Estados Unidos mezclara ambos temas: los impuestos y la problemática migratoria centroamericana. Es claro que su ademán fascistoide es un guiño a su base electoral para buscar la reelección. No le queda de otra. Después de su estrepitoso fracaso de levantar un muro en la frontera con México, así como en general con su política exterior (especialmente con el caso de Venezuela), Trump intenta desesperadamente hacer creer que aún puede cumplir con sus promesas.

LA DERECHA y un puñado de analistas y lectores –detractores obradoristas consumados–ven un fracaso total, porque el tratado exhibe supuestamente que México “dobló las manos” ante Trump, cediendo a su idea de “combatir” a los migrantes con la Guardia Nacional en la frontera sur (véase por ejemplo la portada de la revista Proceso de este domingo, que por el encuadre de la fotografía hace pensar deliberadamente en otro Acteal), con lo que estos actores se volvieron de un momento para otro en activistas  a favor de la causa migrante. Otros –una mayoría heterogénea, representada en el acto de la Unidad por la Dignidad y la Amistad, convocado por el presidente AMLO en Tijuana el pasado sábado– ven un éxito en el nuevo tratado ¿cómo poder saber quién tiene razón? Respuesta: viendo el bosque completo para después hacer un zoom sobre los árboles.

YA SE DIJO cuál es la fracasada política internacional de EUA, a la que se debe agregar una amenaza de guerra comercial con China y Rusia. En el plano local, el país norteamericano pasa pronto por elecciones. México, en su política internacional se negó a sumarse a la intentona golpista en Venezuela, encabezado por su vecino del norte.  Por otra, y lo que la derecha olvida en el plano local, es que desde hace meses López Obrador ha reconocido la problemática de la migración en México hacia EUA, tanto de mexicanos como de centroamericanos. Una parte de sus programas sociales y proyectos regionales, van en gran medida encaminados a evitar la migración por necesidad hacia EUA, y en crear opciones de empleo y oportunidades en esta región. Todo esto está plasmado en el Plan de Desarrollo Nacional, del que la derecha sólo se río y que el Presidente volvió a mencionar en el acto del sábado.

EN EL PLAN se dice claramente que estos programas y los proyectos no buscan arreglarle sus problemas a EUA, sino garantizar a los migrantes extranjeros “los derechos al trabajo, la vivienda, la seguridad y la salud” que aquel país les ha negado, y con ello recuperar la tradición de México como país hospitalario y tierra de asilo. Por lo tanto, la amenaza de Trump con los aranceles fue el momento óptimo para que AMLO negociara su Plan de Desarrollo para Centroamérica y para obligar al mismo gobierno norteamericano a que se comprometiera en colaborar en él, como ya se había planteado desde hace meses a través de la CEPAL.

SE DIRÁ que México cedió a las presiones de Trump porque miles de efectivos de la Guardia Nacional fueron desplazados a la frontera sur para detener a los migrantes. Quizá sí, pero cabe mencionar que ya estaba contemplado que a la brevedad la Guardia Nacional comenzara a operar en todo el territorio mexicano. Se dice que con ello se militarizará la frontera sur. Tal idea es parte del candente debate de los últimos meses sobre las funciones de la Guardia. Ya quedó claro: por ley este es un cuerpo policiaco-militar de paz y proximidad, que en el caso de la frontera sur buscará desarticular las redes de trato de personas y velar por los derechos de los migrantes. Ya se verá cómo este cambio de paradigma en seguridad lo informan los medios. Por lo pronto no dicen que los gobiernos de Centroamérica poco hicieron por sumarse al acto convocado por AMLO.

* Historiador