Por Monserrat Vázquez

Javier Lozano y Fernando Belaunzarán: escaso nivel argumentativo (Fotos: Archivo/Enrique Ordóñez/Cuartoscuro)

Javier Lozano y Fernando Belaunzarán: escaso nivel argumentativo (Fotos: Archivo/Enrique Ordóñez/Cuartoscuro)

SER OPOSICIÓN ha tenido en la praxis significados muy confusos. En la época del partido hegemónico, el Partido Acción Nacional de aquel momento representó la construcción de una suerte de contrapesos, que finalmente derivó en la apertura del sistema político mexicano y la construcción de diversos frentes que llevarían a cabo la formación del Partido de la Revolución Democrática en el 88 y hasta 1997, la creación del otrora Instituto Federal Electoral. Este último organismo representó la culminación de un proceso de democratización de más de 30 años, pues recordemos que antes de conformarse como un organismo autónomo, quien estaba a cargo de las elecciones era la Comisión Federal Electoral, donde el Secretario de Gobernación en turno era quien estaba al frente de la institución. Gracias a una oposición sólida, transversal, crítica y comunicada, las grandes instituciones económicas del país lograron consolidarse, y la apertura del sistema político contribuyó a la alternancia en el 2000.

EL PASADO 19 de febrero, el PRD perdió ocho diputados federales que se unieron a las filas de Morena. En aquella ocasión se votó por la modificación al art. 19 de la CPEUM, donde entre otras cosas, se buscaba tipificar como delito grave y sin derecho a fianza la corrupción, el robo de hidrocarburos y los delitos electorales. Con una oposición fracturada, la mitad de las otras bancadas aprobó la propuesta de López Obrador. Los coordinadores parlamentarios han entablado alianzas con respecto a dictámenes de gran importancia, como el de la Guardia Nacional y a 91 días de la llegada de la izquierda al poder, los cambios en la forma de conducir al país comienzan a hacerse visibles.

QUÉ DIFERENTE es el diálogo que se dio a lo largo de los años en las cámaras, dentro de las agrupaciones civiles y diversos frentes de las discusiones que se entablan en redes sociales. Basta explorar un poco el feed de Twitter o revisar de manera somera los comentarios en alguna publicación periodística de Facebook que hable sobre alguna actividad del gobierno de AMLO para que simpatizantes y no simpatizantes se enfrenten. Y evito utilizar la palabra “críticos” u “opositores” porque ya he argumentado en columnas previas la diatriba en la que radican personas que se oponen al nuevo gobierno, quienes desde el primer enunciado suelta un sinfín de falacias ad hominen y comentarios condescendientes. Cuando se le requiere a la oposición pensar más allá de su status quo tambalean, pierden sincronización, es muy difícil pedir que salgan del insulto para llegar a la comunicación; de pronto se encuentran en una zona desconocida porque nunca en su vida tuvieron que esforzarse en elaborar una crítica constructiva sobre quien siempre ha sido considerado inferior.

PODRÍAMOS APRENDER tanto de la oposición que logró cambiar el proyecto de ley sobre la Guardia Nacional, de quienes descubrieron la corrupción en asociaciones civiles que recibían cuantiosas cantidades del erario en los gobiernos panistas y priístas, de quienes lograron cambiar el presupuesto asignado a universidades públicas. No hace falta echar un vistazo a los timelines de personajes como Javier Lozano, Jorge Triana, Fernando Belaunzarán para darse cuenta del escaso nivel argumentativo de esta nueva oposición. En verdad espero que logren esforzarse, se consolide y se fortalezca, cualquier gobierno democrático posee una oposición digna, y en México se encuentra disminuida, enardecida, confundida. No imaginaban la ola que iba a llegar y aún no llegamos a los 100 días de gobierno.