Por Enrique Halder Castillo

Nicolás Maduro: resistencia (Foto: Agencia Venezolana de Noticias)

Nicolás Maduro: resistencia (Foto: Agencia Venezolana de Noticias)

VENEZUELA SIGUE en la mirada internacional, la crisis en el país sudamericano parece no tener un final cercano, especialmente después del aumento de las tensiones entre el auto proclamado presidente Juan Guaidó, y el gobierno bolivariano presidido por Nicolás Maduro.

LAS SOLUCIONES planteadas hasta el momento y la continua presión de las organizaciones internacionales no han brindado el efecto esperado, el gobierno venezolano se ha mantenido firme en su posición y los militares han juramentado una vez más lealtad a Maduro, situación que ha complicado el escenario que parece enfrentarse a una prueba contrarreloj en la que ninguna resolución tiene tintes pacíficos. Desde su autoproclamación como presidente Juan Guaidó tenía conocimiento de que la única forma de llegar al agrado del pueblo venezolano que apoyaba a Maduro, era combatiendo y dando solución a la crisis humanitaria que existe en el país.

DOS RAZONES son importantes para entender esto, por un lado los bloqueos económicos de las potencias europeas y especialmente de EE.UU., han orillado al país a una escasez y a una crisis alimentaria de graves consecuencias, y en segunda instancia, las políticas gubernamentales del gobierno bolivariano han fracasado en arreglarlo y han terminado por agravar la hambruna innegable en el país sudamericano, sin duda son responsabilidades compartidas que lejos de observarse desde el punto de vista humanitario son claramente impulsadas por intereses políticos.

HACE ALGUNOS días se realizó en la ciudad colombiana de Cúcuta (1) un concierto benéfico que reunió a artistas de todo el mundo en un intento más por combatir y luchar en contra de la crisis humanitaria que vive en país venezolano. Envuelto en la polémica el concierto tuvo un éxito relativo, la ayuda humanitaria sigue sin poder entrar al país y los esfuerzos en vano sólo terminaron por aumentar las tensiones existentes entre Colombia y Venezuela, rompiendo este último relaciones diplomáticas con el país dirigido por Iván Duque. En respuesta el gobierno bolivariano de Nicolás Maduro realizó otro concierto para mostrar la unidad de sus partidarios, pero no tuvo el éxito esperado. Al contrario, enfrentamientos entre la frontera colombiana y la venezolana tuvieron lugar al incendiarse dos autobuses que supuestamente contenían ayuda humanitaria dirigida al pueblo venezolano.

TANTO JUAN Guaidó como Nicolás Maduro han chocado en sus declaraciones tratando de culparse el uno al otro de dichos eventos, por su lado Guaidó declara que la policía bolivariana reprimió e incendió los autobuses que contenían la ayuda humanitaria, por su lado Maduro declaró que fue la oposición y sus grupos de choque los que incendiaron intencionalmente los vehículos, causando y provocando el enfrentamiento entre manifestantes y las autoridades bolivarianas. Guaidó ahora se enfrenta a una situación que si bien fue pensada, tal vez no haya sido calculada en sus correctas dimensiones, con motivo del apoyo brindado en el concierto de Live Aid, el autoproclamado presidente abandonó Venezuela para así cruzar la frontera y asistir al evento, el gobierno de Maduro le ha prohibido regresar al país y esta situación lo ha dejado ahora gobernando desde el exterior un país que poco o nada le importa la política y se sumerge cada vez más en la crisis.

POR OTRO lado, la ONU y la OEA han tomado rumbos distintos, mientras en la máxima institución diplomática con sede en Ginebra, Suiza, ha encontrado un fuerte contingente de países que no apoyan las medidas impulsadas por los EE.UU., y la gran mayoría de los miembros de la Unión Europea, en la OEA, máximo órgano diplomático del continente americano, ha encontrado el apoyo suficiente y un claro dominio de la presencia norteamericana en la organización. Su secretario general Antonio Guterres es uno de los principales aliados políticos de los Estados Unidos (2) y en conjunto con el bloque de países sudamericanos liderados por Brasil, Colombia y Argentina, han ejercido presión desde el primer momento.

POR SU lado, el gobierno venezolano se muestra confiado por el contundente apoyo de sus dos más importantes aliados en los últimos años, Rusia y China. Han sido los préstamos, los intereses económicos y políticos los que han fundido esta unión. A ello habría que añadir lo que hasta el momento mantiene a Nicolás Maduro en el poder, el apoyo militar de ambas naciones al pueblo venezolano es algo que no se puede ocultar y tanto un país como otro han mostrado públicamente sus intenciones de ayudar al gobierno de Maduro si existiese la mínima posibilidad de una intervención militar por parte del gobierno de EE.UU., en su intento de colocar a Guaidó como presidente.

HACE ALGUNOS días el ministro de seguridad ruso Nikolai Patrushev denunció que tiene información de que el gobierno de los EE.UU., prepara una intervención militar en el país venezolano, al asegurar la llegada de tropas y comandos norteamericanos a Colombia y Puerto Rico. (3) Es así que por su parte también el autoproclamado presidente Guaidó ha ido escalando la agresividad de sus declaraciones argumentando que “se están contemplando todas las opciones posibles para restaurar la democracia en Venezuela.” (4) Por su lado el apoyo del gobierno de Donald Trump ha ido también en aumento, las constantes e incluso más periódicas declaraciones de Mike Pence dan por entendido que el apoyo de los EE.UU., irá hasta sus últimas consecuencias.

POR SI esto fuera poco, hay por otro lado una situación que es más preocupante de lo que se imagina, la alianza Guaidó-Bolsonaro genera al mismo tiempo una preocupación más que justificada en lo que es el aumento de la extrema derecha en el mundo. Bolsonaro, aliado fundamental en esta cruzada del gobierno estadounidense con Guaidó como elegido, es uno de los presidentes que se suman a la ola de crecimiento de los gobiernos intolerantes y con fuertes tendencias fascistas en el mundo, su estado de salud le ha impedido estar presente públicamente mostrando su apoyo a la causa, pero cierto es que su participación es más importante de lo que parece en un gobierno que es claramente impulsado por los antecedentes militares del hoy presidente brasileño.

POR SU parte el gobierno mexicano ha declarado una vez más su intención de fungir como mediador y el presidente ha ofrecido el territorio nacional como lugar de una posible reunión que ayude a solucionar la crisis, a ello se suma que en días pasados el periodista mexicano de grupo Univisión Jorge Ramos, fue retenido por elementos de la policía de inteligencia bolivariana, después de realizar una entrevista al presidente Nicolás Maduro que generó incomodidad y demostró su ya conocida intolerancia a la crítica. Ello ha provocado una lluvia de declaraciones que tildan de dictador al mandatario y avivado la crítica al gobierno mexicano por no declararse en favor de Guaidó.

POR SI fuera poco, los ejercicios militares del gobierno bolivariano han crecido en frecuencia y el fantasma de una nueva intervención militar por parte de los EE.UU., en Sudamérica acecha una vez más. Esto ha despertado el miedo y las críticas de algunos países que apoyan a Guaidó pero se rehúsan a ser cómplices de una intervención militar. Pareciera que desconocen un poco o un mucho de la histórica relación de los EE.UU., con los gobiernos en Latinoamérica. El secretario general de la OEA declaró hace unos días que las intervenciones militares del gobierno de Trump, eran cosa del pasado, pero con el constante aumento de las tensiones y el férreo e incondicional apoyo de las potencias económicas y militares de China y Rusia el gobierno de Maduro parece no inmutarse.

EXISTEN ASÍ en el presente, dos soluciones cada vez más probables, alejadas desgraciadamente de ser pacíficas, ambas involucran actos de violencia que no serán mínimos, por un lado Venezuela puede ser escenario de una guerra civil, en la cual como usualmente sucede, la mayor víctima será la sociedad civil, y donde mostrarán músculo las potencias militares más avanzadas del mundo si esto sucede. Por otro lado, existe a su vez la posibilidad de que el golpe de Estado culmine con el asesinato de Nicolás Maduro y esto se considere como el mínimo derramamiento de sangre, antecedentes existen, y por mencionar alguno está el caso de Salvador Allende en Chile en el año 1973. Dos caminos existen por el momento para Venezuela, guerra civil o muerte, parecen inevitables si la tendencia sigue su curso, espero equivocarme.

Notas

1. https://noticieros.televisa.com/historia/fotos-venezuela-live-aid-concierto/ Consultado 27/02/2019 8:00 pm
2. http://www.trt.net.tr/espanol/mundo/2019/02/22/mike-pompeo-se-reune-con-antonio-guterres-en-medio-de-tension-sobre-venezuela-y-yemen-1150393 Consultado 27/02/2019 8:15 pm
3. https://www.elmundo.es/internacional/2019/02/26/5c754995fdddff18828b4588.html Consultado 27/02/2019 8:36 pm
4. https://www.portafolio.co/internacional/guaido-no-descarta-autorizar-intervencion-militar-de-ee-uu-en-venezuela-526154 Consultado 27/02/2019 8:40 pm