Miguel Romo Medina ...pero no la dignidad... Javier Aguilera García ...“pinche viejo decrépito”... José de Jesús Ramírez Benavides ...muchas muertes en choques...

Miguel Romo Medina
…pero no la dignidad…
Javier Aguilera García
…“pinche viejo decrépito”…
José de Jesús Ramírez Benavides
…muchas muertes en choques…

* UNA, DOS Y… ¡TRES! ¡COMENZAMOS!
¡COMENZAMOS!

Recuerdo muy bien cuando el PRI “perdió”, por primera ocasión, la gubernatura; en un principio nadie dudaba que Héctor Hugo Olivares Ventura derrotaría al abarrotero Felipe González González por la vía del nocaut, pues el hijo del profesor Enrique Olivares Santana, el político más encumbrado que ha tenido Aguascalientes, tenía adeptos hasta afuera del partido, por su gran carisma y trayectoria.

Felipe González González, audaz vendedor mayorista de galletas de animalitos, y constructor consentido de regímenes priístas anteriores, miembro de “Los Caballeros de Colón”, gozaba de buena reputación, a pesar de haber sido, como lo presumía a propios y extraños, “priísta con credencial”, pero no contaba ni con el voto de su madre, que le decía: “No vas a ganar, Felipe, no te metas a la política porque luego la gente va a decir que, lo poquito que tenemos te lo robaste”, esto Felipe me lo confió en reiteradas ocasiones, y presumió, posteriormente, su “olfato político”.

Pero no se trata, en esta ocasión, de recordar esa historia, pero sí, que Felipe, al “ganarle” al favorito, dejó al PRI hecho trizas.

En ese tiempo el presidente del CDE del tricolor, era Miguel Romo Me-dina, hombre cabal, que dijo: “Renunció a la presidencia del PRI”, avergonzado de la estrepitosa derrota de Olivares Ventura (ahora sabemos que dicha “derrota” fue por un convenio entre las cúpulas del PRIAN: Aguascalientes y otras vainas más, a cambio de que los legisladores del blanquiazul, voten a favor del vituperado Fobaproa, como lo había decidido el preciso Enrique Zedillo Ponce de León.

Así, fue pues, como Miguel tomó la decisión de hacerse a un lado y no aferrarse al poder por el poder: “Se perdió la gubernatura, pero no la dignidad”, diría.

Comento este breve pasaje porque hoy el PRI, aunque en otras circunstancias, volvió a perder no sólo la gubernatura y la Presidencia de la República, sino hasta la vergüenza.

Le tocó a Enrique Juárez, como presidente del CDE del tricolor, cargar con el peso de la segunda aplastante derrota y, contrario a Romo Medina, Enrique se aferra a succionar los tuétanos de ese cadáver insepulto.

Pero no sólo él pretende saciar su hambre con ese “banquete”, sino que muchos otros también pelean para apoderarse del cadáver tricolor, sin importar que ellos serán los responsables de enterrarlo por completo, porque como acaba de decirlo su flamante presidenta nacional, Claudia Ruiz Massieu, “nos ganó la soberbia”.

Hoy, priístas grises, mediocres, como Rafael Herrera, José Guadalupe Horta Pérez y Francisco Guel Sosa, entre otros peores, gritan a todo pulmón: “¡Quítense ustedes para ponernos nosotros”.

Ya veremos qué es lo que sucede en los próximos meses, pero muchos priistas aseguran que el interés de los grupos no es otro que vender el edificio de López Mateos y Cosío, recordando, tal vez, al porro ferrocarrilero Benjamín Zarzosa Díaz, quien remató el edificio sindical de Madero y Cosío (que coincidencia), a precio de regalo.

Cosas veredas, mío Cid.

“PINCHE VIEJO DECRÉPITO”…

Pues el abogado Gerardo Dávila Díaz de León, sacó la fiera que lleva dentro, y por poco le propina una severa madrina al “pinche viejo decrépito”, Javier Aguilera García, conocido político tenebroso y conflictivo que se pelea hasta con su propia sombra.

El motivo real y profundo sólo lo saben Gerardo y Javier, pero los medianamente enterados aseguran que la bronca viene desde que el “pinche viejo decrépito”, era el dedo chiquito del exgoberladrón Carlos Lozano de la Torre “El Patrón del Mal”, quien le creó el puesto de “Jefe de Gabinete”, pero que luego lo puso de patitas en la calle porque “el pinche viejo decrépito”, se creía más que el propio gobernador.

Lo cierto es que tanto el “indio” como el “compadre”, parecían competir a ver quién de los dos era “más hijo de puta”.

Mucha gente enterada, asegura que “quedaron empatados”.

Pero veamos: Los insultos y realidades que Gerardo le profirió a Javier, lo presenciaron los alumnos de “El Señor de las Canas”, por lo que en un dos por tres el purrún se regó como pólvora: “¡Madrearon al maestro Javier Aguilera, lo madrearon!”.

La mayoría felicitó y le echó porras a Gerardo, otros se condolieron del “pinche viejo decrépito” y casi condenan a la horca al exsubsecretario general de Gobierno.

Pero lo cierto es que las buenas conciencias satanizaron la actuación de Gerardo, que además perdió su chamba de asesor en el feudo del súper espía Enrique Morán Faz.

Esa fue la venganza del “pinche viejo decrépito”.

Y CON ESTA ME DESPIDO…
SON MUCHOS LOS ACCIDENTES DE TRÁNSITO…

Ni el narco, ni los suicidios, ni el cáncer, ni la diabetes matan tanta gente como los accidentes de tránsito aquí en “la tierra de la gente buena”, y es que las autoridades responsables de meter al orden a los conductores valemadristas, corralones o beodos, no hacen absolutamente nada por evitarlo.

Salir a la selva de asfalto es jugar un volado porque no se sabe de qué lado saldrá un estúpido que si no le quita la vida le arruinará su patrimonio o el día.

Es un chingo de gente la que le mete el acelerador hasta el fondo y se pasa la luz roja del semáforo sin siquiera fijarse si viene o no otro carro en condiciones normales.

Así que la raza consciente se tiene que poner muy almeja y manejar a la defensiva para intentar que no lo choquen, aunque en ocasiones ni así se salva, pues hay ojetes que al punto burro chocan por alcance, ya sea porque andan hasta la madre de borrachos o porque se la vive pensando en la inmortalidad del cangrejo, o se creen “profetas”.

Pero eso sucede porque no hay ni jefes de tránsito, ni jefes de transporte público que hagan su chamba de manera responsable y profesional, como José de Jesús Rodríguez Benavides “El Miss Clairol”, que se la pasa viéndose en el espejo para que, en cuanto comienzan a surgirle, aplicarse de inmediato su Miss Clairol, porque el hombre les tiene pavor, y quiere verse “pelirroja” todo el tiempo.

Le sugiero al tal “Miss Clairol” deje su chamba de jefe de Tránsito, y busque otra en alguna estética unisex, chance y opte por salir del clóset.

* (Columna publicada inicialmente en el semanario hermano TRIBUNA LIBRE el pasado jueves 23).