La Columna de la Plaza Principal en el Siglo XIX

Por Vicente Agustín Esparza Jiménez / Centro INAH Aguascalientes

Plaza Principal de la ciudad de Aguascalientes, Ca. 1890 (Fuente: Fototeca del Archivo Histórico del Estado, Fondo Concurso de Fotografía Antigua)

Plaza Principal de la ciudad de Aguascalientes, Ca. 1890 (Fuente: Fototeca del Archivo Histórico del Estado, Fondo Concurso de Fotografía Antigua)

EN LOS albores del siglo XIX la Plaza Mayor, de ser el espacio de los mercaderes, las procesiones, las fiestas religiosas y civiles, se convirtió en la Plaza del Rey, dado que se erigió una columna jónica de aproximadamente 15 metros de alto en la que se colocaría la estatua del monarca español para que fuera visible a toda la población y legitimar su poder.

TENIENDO COMO base las ideas ilustradas del Siglo de las Luces, la corona española pugnó porque las ciudades y villas además de bellas, fueran ordenadas; por tal motivo, en 1809 Fernando Martínez Conde, alcalde de primer voto y encargado de la subdelegación, mandó que el mercado público que se instalaba en la Plaza Mayor se trasladara a un solar frente al convento de San Diego cedido al Ayuntamiento por Pablo de la Rosa desde 1806, dado que sobre una columna se iba a colocar la estatua de Fernando VII “y no se creyó conveniente dejar el mercado en el mismo emplazamiento en donde se veneraría al rey”. Además de este argumento, los miembros del ayuntamiento promovieron el cambio por el “defecto de inmundicias” que había en el lugar y “por exigirlo así la nueva policía que tanto recomienda su majestad en el artículo 68 de las reales ordenanzas de intendentes,” referente a la limpieza de las calles y mercados públicos.

COMO SE sabe, la columna se colocó pero no se tiene certeza si también la estatua, a pesar de que en una litografía de Karl Nebel aparece una figura humana sobre la base, pero ello no es un indicativo de su existencia. También se desconoce quién fue el ejecutor de la columna, pues se dice que fue obra de Manuel Tolsá o bien de Eduardo Tres Guerras, puesto que construyó una en Celaya, Guanajuato. En años posteriores se siguieron introduciendo mejoras a la Plaza Principal de la ciudad de Aguascalientes, ya que entre 1842-1843 se instaló sobre el zócalo de la columna cuatro cisnes metálicos que arrojaban chorros de agua por el pico, “hacia igual número de tazones en cuyas bases figuraban en relieve cuatro cabezas de perro (una en cada jarrón), cuyas bocas a su vez soltaban agua dentro de la fuente que había alrededor de la base”. Por esa época el viajero norteamericano Albert M. Gilliam pasó por la ciudad y nos dejó una excelente descripción de esta fontana: “en el centro de la Plaza, frente al mesón, se encuentra una hermosa fuente construida bajo la forma de un monumento. Se trata de un sólido pilar de piedra, de aproximadamente veinte pies de altura, colocado sobre un basamento cuadrado de diez pies de alto, sobre cuyas cuatro esquinas se ven cisnes en posición de descanso, arrojando agua por el pico”.

EN 1867 la fuente de los cisnes fue reparada porque se encontraba en mal estado, ya ni siquiera vertía agua y las cabezas de perro que la adornaban estaban totalmente destruidas, por lo que fueron objeto de una compostura. Empero, en 1880, la fuente de los cisnes fue clausurada por el deterioro que el agua estaba ocasionando al basamento de la columna jónica y que amenazaba derruir paulatinamente “ese precioso monumento” histórico, como lo apuntó el periódico oficial. Asimismo, los gobiernos porfiristas colocaron placas sobre la base de la columna que rendían honor a Aguascalientes y a los héroes patrios. Representaban fechas importantes que conmemoraban a Aguascalientes como entidad política y como parte de una nación libre e independiente.

POR EJEMPLO, en mayo de 1897, en el marco de la celebración del natalicio de Miguel Hidalgo, se colocaron cuatro placas conmemorativas de mármol de Carrara, Italia, en la base de la columna que se localizaba en el “costado E de la Plaza de la Constitución de esta capital, al frente del Palacio Municipal”. Las placas en la parte superior tenían alegorías y en sus ángulos un gorro frigio que simbolizaba la libertad, con las siguientes inscripciones: “Aguascalientes.- Obtuvo el título de Villa 22 de octubre 1575; Aguascalientes.- Erigido en Territorio 23 de Mayo de 1835. En Departamento 30 de diciembre de 1836. Hidalgo.- 16 de septiembre de 1910; Independencia Nacional.- 27 de septiembre de 1821”.

POR FINAL, en 1899 la Plaza Principal sufrió una reforma total que incluyó la remoción de los cisnes y jarrones. En el siglo XX diferentes gobiernos revolucionarios también utilizaron a los héroes y símbolos liberales para legitimar su poder, pues grabaron sus nombres en la base de la columna, que también fue objeto de reformas entre 1945-1950, ya que se instaló una exedra de cantera en la que más tarde se ubicó una fuente de agua dedicada al compositor Manuel M. Ponce. Tiempo después la fontana sería reformada y sobre la columna se colocó la figura de un águila real.

Fuentes: AHEA-FPN, Not. José Luis Ruiz de Esparza, Caja 38, Exp. 6; BPEJ, JJA, RAC, RA, Caja 252, Exp. 18; AGM-FH, Caja 105, Exp. 17; El Republicano, 27 de junio de 1867, 18 de enero de 1880 y 9 de mayo de 1897. Beatriz Rojas, Las instituciones de gobierno y la élite local. Aguascalientes del siglo XVII hasta la Independencia, México, El Colegio de Michoacán-Instituto Mora, 1998; Alejandro Topete del Valle, Aguascalientes. Guía para visitar la Ciudad y el Estado, Aguascalientes, propiedad del autor, 1973; Albert. M. Gilliam, Viajes por México durante los años 1843 y 1844, México, Siquisirí-CONACULTA, 1996.