Felipe González González ...le abrió las puertas al narco... | Luis Armando Reynoso Femat ...no pudo cerrarlas...

Felipe González González …le abrió las puertas al narco… | Luis Armando Reynoso Femat …no pudo cerrarlas…

* UNA, DOS Y… ¡TRES! ¡COMENZAMOS!
DE AYER A HOY…

Entre narcos y delincuencia común.

Gobernaba Otto Granados Roldán y la tierra de la gente buena vivía sin zozobra, tranquila, colorada y cachetonamente.

Caminaba usted de noche y de día con la plena seguridad de que nada malo le pasaría, aunque de repente por ahí saltaba la liebre.

Pero no podía llamársele “inseguridad”; los ladrones locales eran conocidos por la raza gracias a la prensa, principalmente a esta su TRIBUNA LIBRE, entonces de aparición quincenal, en la que se publicaba una galería de esa caterva de ratas, por lo que nuestros lectores se cuidaba de ellos.

Aunque esporádicamente aparecía la delincuencia foránea, a la que jefes policiacos corruptos, venales, como el toluqueño criminal Víctor Hugo Mercader Jurado, les vendía protección para que hicieran de las suyas, eso sí, por corta temporada para no “calentar” la plaza: “pagas, pegas y te vas”, era lo pactado.

Identificados los malandros, reitero,  nuestros lectores tomaban sus providencias y lograban, casi siempre, esquivarlos.

Por eso el llamado “Niño Sabio del Campestre”, no tuvo broncas grandes con la delincuencia, y el entonces incipiente narco, al que por lo regular Mercader Jurado lo “bailaba” con el billete verde, no era de cuidado.

Así estábamos en Aguascalientes, hasta que llegó al poder el nefasto, represor, intolerante, vengativo y criminal abarrotero de miércoles, Felipe González González (sí, el de “las nalgas al revés”), priísta renegado, que a las primeras de cambio le abrió las puertas de par en par al narco, y el estado se llenó de cocaína y, por supuesto, de narcos de varios cárteles, comenzando las ejecuciones y el nacimiento de ríos de sangre.

Años muy cabrones aquellos de 1998 a 2004, cuando el familiar político del abarrotero, Pablo Noriega Aguilar “Pablito”, era el narco intocable del sexenio.

Esto lo debe recordar muy bien el connotado abogado Eduardo Antúnez Lauguier, entonces delegado de la Procuraduría General de la República (PGR), quien, al menos una ocasión, metió a “Pablito” a la cárcel y ordenó la inmediata clausura de uno de sus prostíbulos, donde decomisó drogas y armas.

Claro, “Pablito” más tardaba en entrar a la cárcel que salir libre, pues el narco era tío de los nietos de Felipe González: poderosísimo el abarrotero, que movía los hilos del poder desde Palacio de Gobierno.

Luego lo sucedió Luis Armando Reynoso Femat, quien bailó con la más fea durante seis años, pues por más que se esmeró en acabar con la criminalidad que le heredó el vendedor de galletas de animalitos –cambió de procurador en tres ocasiones y trajo al general Rolando Eugenio Hidalgo Eddy, a la Secretaria de Seguridad Pública Estatal– no logró cerrar esas puertas que su antecesor abrió al peligroso narco, que trajo a nuestra bella tierra la horrenda y sangrienta inseguridad.

Después llegó Carlos Lozano de la Torre –de quien la raza esperaba fuera el mejor gobernador en la historia de Aguascalientes–, y con él, el terrible torturador y represor Felipe de Jesús Muñoz Vázquez “El Procurador de Hierro”, que en su guerra contra el cártel de “La Oficina”, perdió a dos de sus sobrinos: Alberto y Joseph Israel Marmolejo, narcos de poca monta a quienes “levantaron” y torturaron bestialmente, para exigirle a Felipe Muñoz que renunciara a la procura-duría y se regresara a la Ciudad de México.

“El Procurador de Hierro” les contestó con un no rotundo –contaba con todo el apoyo del gobernador– y los criminales degollaron a sus dos “narco-sobrinos”: sus cabezas aparecieron en sendas hieleras de Oxxo;  lógico, el procurador comenzó a diezmar a “La Oficina”, y la echó de Aguascalientes, pero eso costó caudalosos ríos de sangre.

Se puede decir que “La Oficina”, como tal desapareció, pero a la tierra de la gente buena llegaron o enraizaron otros cárteles que “pactaron” con el gobierno no más ríos de sangre.

Durante el tiempo que Felipe de Jesús permaneció en el cargo de procurador, sembró el terror en todo el estado: miraba con ojos de “te voy a partir la madre”, infundía temor.

En mí, rabia e impotencia. Le comentaré al lector por qué:

Esquizofrénico, inventó complicidades con narcos a reporteros de policía incómodos y los metió a penales de “alta seguridad” en estados como Chihuahua, Nayarit y Tamaulipas para dificultar aun más su defensa.

Así, los reporteros de esta casa editorial: Esteban Bonilla López y Carlos Alberto Limón, al igual que el director del semanario “El Circo”,  Alejandro González Muñoz –y uno de sus trabajadores, encargado de la distribución del periódico– fueron encarcelados y exhibidos a nivel local y nacional como “narcoperiodistas”;  infamia, a la que el locuaz locutor José Luis Morales Peña “La Viborita”, se unió perversamente para calumniarlos en su estación de radio, mientras alababa la perversa actuación del procurador Muñoz.

Justicia…

Tiempo después el juez ordenó la liberación de los compañeros periodistas, pues comprobó su completa inocencia: todo fue armado con el único fin de aterrorizar a los medios y evitar críticas a su infame “trabajo” y, por supuesto, al desgobierno de su jefe “El Patrón… del mal”, Carlos Lozano.

Carlos Lozano de la Torre ...ocultó el aumento de la delincuencia... | Felipe de Jesús Muñoz Vázquez ...ruin, perverso, torturador..

Carlos Lozano de la Torre …ocultó el aumento de la delincuencia… | Felipe de Jesús Muñoz Vázquez …ruin, perverso, torturador..

Felipe de Jesús también utilizó gran parte de su tiempo para perseguir perrunamente –claro, obedeciendo la órdenes del Gobernador– a Luis Armando Reynoso Femat y a casi todo su gabinete.

El lector ya conoce de sobra la perversa historia.

Hasta la fecha nada le han comprobado al llamado “Señor de los Rayos”; eso sí, “El Patrón… del mal”, logró meterlo en prisión en dos ocasiones –aunque por pocos días– y boletinar a nivel estatal, nacional e internacional su “ficha de identidad”.

Tan entretenidos estuvieron  Carlos Lozano y su “procurador de hierro” en hacerles la vida pesada a esos dos, tres grupos de “enemigos” –y hacer un chingo de dinero– que dejaron que la delincuencia común aumentara mil por ciento: “robolfos” y “cucas” se movían con total impunidad.

La gente vivía extrañada de que en la prensa, radio, televisión e internet no se hablara de la gran cantidad de robos, asaltos, fraudes, violaciones, etcétera, que padecía, aunque de repente se filtraban dos que tres casos, nomás para entretener a la raza.

¿Por que no se informaba a la raza de bronce de tantos robos, asaltos, atracos, fraudes, barones del narco, etcétera? Pues porque 90 por ciento de esos crímenes se escondían para dar la sensación de inexistencia y de que, gracias a “El Patrón… del mal”, Aguascalientes era la Suiza de México; mamadas, pues.

Sale el decepcionante, atroz, criminal, corrupto, desleal y traidor gobernador, y entra Martín Orozco Sandoval, dando órdenes de que no se oculten los hechos delictivos: “¿para qué seguir escondiendo la basura que nos dejan debajo de la alfombra?”, diría.

No tiene caso: hay que llamar pan al pan… y al pri, pri.

Colofón: Dedicados a eliminar a “La Oficina” y “pactar” con otros cárteles de la droga, con el compromi$o de bajar el nivel de los ríos de sangre, reprimir y encarcelar a los periodistas “incómodos”, inventándoles perversas y falsas historias –para intentar suavizar las críticas a su nefasto gobierno–, y perseguir perrunamente (no se sabe por qué motivo) a quién lo apoyó incondicionalmente a llegar a gobernador, “El Patrón… del mal” olvidó combatir a la delincuencia común, delincuencia que aumentó ostensiblemente, y heredó a Martín Orozco, a quien en principio se le está complicando combatirla por la nueva ley que favorece a los hampones.

Así están las cosas en este momento.

Por eso, la raza de bronce, cansada de tantos “robolfos” y “cucas”, que roban al que se deja y al que no a güevo, ha comenzado a hacer justicia por su propia mano: lleva ya dos muertos y muchos golpeados, a los que así entrega a la policía.

¿Qué sigue?

Seamos realistas: los robos, asaltos, fraudes y demás vainas nunca van a terminar –pero sí podemos reducirlos al máximo– por lo que tenemos que luchar para darle fin a esa pinche y maldita impunidad que es la que protege a los  ”robolfos” y a las “cucas”.

“Robolfos” y “cucas”, con los que algunos gobernantes mantienen ilegales y perversos negocios.

¡Cuidado, las cosas tienden a cambiar!

Y CON ESTA ME DESPIDO…

El cobarde asesinato del periodista y escritor Javier Valdez Cárdenas caló hondo no solamente en el gremio y la sociedad, sino también en algunos gobernantes.

Y es que el periodismo en nuestro país se ha vuelto el oficio más peligroso, apenas unos puntos abajo de Afganistán, al que se pudiera superar en poco tiempo.

“¡No hay democracia sin libertad de expresión!”, fue la consigna periodística que –al parecer– caló hondo en la figura presidencial y fue la gota que derramó el vaso.

Los periodistas asesinados, secuestrados, desaparecidos, golpeados, encarcelados, plagiados, vejados, humillados, calumniados, etcétera –me cuento entre ellos– somos los patitos feos de los políticos corruptos y venales, por eso nos “chingan”.

Ayer miércoles Enrique Peña Nieto anunció una serie de acciones para proteger a periodistas y defensores de derechos humanos, pues “la violencia contra los reporteros ha abierto una profunda herida en nuestra sociedad: la violencia no puede ser parte de nuestra vida cotidiana, cada crimen contra un periodista es un atentado contra la libertad de expresión y de prensa”, expresó el vituperado “preciso”.

Por otra parte, Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, dijo que los estados y la Federación trabajarán para garantizar condiciones de libertad y seguridad, y anuncio nuevos esquemas:

1.- Se fortalecerá la estructura y el presupuesto asignado al mecanismo que protege a activistas y a periodistas.

2.- Se establecerá un esquema nacional de coordinación con las 32 entidades y un protocolo de operación, a fin de coordinar acciones para hacer frente y reducir situaciones de riesgo contra reporteros y defensores de derechos humanos.

3.- Fortalecer la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión.

4.- Más contacto y diálogo con la sociedad civil y el gremio periodístico que impulse la confianza y colaboración.

5.- Revisión e impulso permanente de investigaciones en proceso, garantizando el derecho a la verdad, acceso a la justicia y combate a impunidad.

6.- Coordinación entre autoridades locales y federales para garantizar la inmediata atención de los delitos con perspectiva de derechos humanos.

7.- Apoyo del gobierno federal a estados en la creación de unidades especializadas en la libertad de expresión.

8.- Creación de protocolos homologados a nivel nacional para la investigación y atención a víctimas de los delitos cometidos contra la libertad de expresión.

Ya veremos de qué color pinta el pintado.

* (Columna publicada inicialmente en el semanario hermano TRIBUNA LIBRE el pasado jueves 18).