Por Un Aislamiento y una Soledad

Por Carlos Alberto Sánchez Villegas*

El camino solitario, de Alexander Mann

El camino solitario, de Alexander Mann

Un regalo para una gran amistad: Jessica Vargas.

EL VIENTO hace vibrar levemente las hojas de los árboles y las plantas, el sendero que lleva a la pequeña casa se llena de hojas y residuos, como si nadie habitara por aquellos lugares, sin embargo, en aquella casa una pequeña luz se enciende cada noche delatando la presencia de un inquilino. Aquel misterioso inquilino se oculta de la vida, de todo lo que hay alrededor suyo, de la gente de las personas, a veces es mejor estar en un mundo donde sólo existe el propio yo, y claro aquella soledad, ella es una fiel acompañante que sigue la pista de cada persona, y cuando el momento lo precisa hace su triunfal aparición.

A VECES no importa el porqué, para qué mencionar todos aquellos dolores que llevan a un hombre a aislarse del mundo, para qué enlistar cada uno de esos recuerdos que habitan en la mente de uno, pequeños recuerdos que astillan el alma de una persona. Además de esto también uno se puede asquear del vibrante ritmo del mundo, un mundo que cada vez exige más de cada ser humano, que exige sin fijarse en los nombres ni en los sentimientos de todos esos hombres.

A MEDIA luz aquel hombre solitario piensa en lo estigmatizada que está la soledad de un hombre, para el mundo aquel que convive solamente con sus pensamientos es señal de anormalidad, es algo malo, sin fijarse que uno mismo es la mejor medicina contra todas las decepciones que la propia vida nos destina. En muchas ocasiones las personas no traen consuelo a las almas, y el estar esperanzado a encontrar algo en el cielo tampoco trae paz, subestimamos el poder de nosotros mismos y de lo que podemos encontrar en nuestro interior.

ÉL PIENSA en todo esto mientras la cafetera anuncia que otra carga de buen café está lista; a veces perder cosas nos trae lo mejor que uno puede encontrar, a uno mismo, el poder conocerse y encontrar significado a nuestro interior es el mejor tesoro que uno puede encontrar en la soledad propia. La verdad se encuentra en el fondo de la taza de café, y las ilusiones propias se vislumbran en el humo del cigarrillo, el mejor vicio que uno puede encontrar es hallarles gusto a nuestros propios pensamientos sin importar lo que los demás puedan decir.

EL HOGAR de nuestro personaje está rodeado por todo aquello que nos puede brindar una soledad buena y duradera, árboles, el alejamiento del mundo, un viento que golpea en todas las cosas que rodean el entorno, el sonido de una naturaleza que se aleja del mundo urbanizado, de toda aquella vibración de la soledad. No hay nada mejor que abandonarse a una vida donde tus acompañantes sean aquella taza de café, aquel tabaco, y en las noches el buen whisky que adormece la nostalgia y todos aquellos pensamientos que son una trampa para el corazón.

TAL VEZ la vida no sea tan complicada si no nosotros mismos no nos empeñamos en hacerla así, a veces las pequeñas cosas y los pequeños detalles sirven para nutrir nuestra vida, sólo debemos ponernos más atención a nosotros mismos. La soledad no es tan mala como el hombre la considera, una soledad puede hacernos el protagonista de nuestra propia vida, de nuestras propias decisiones.

* Historiador, escritor, y fotógrafo y amante de las letras. “Dame una palabra y te dedico un verso”