Por Alfonso Morales Castorena

La Secretaría de Gobierno asignada a Javier Luévano para algunos “fue el premio por su descarada compra de votos” (Foto: Eddylberto Luévano Santillán)

La Secretaría de Gobierno asignada a Javier Luévano para algunos “fue el premio por su descarada compra de votos” (Foto: Eddylberto Luévano Santillán)

AL SER DEL dominio público la designación del presidente municipal con licencia, Francisco Javier Luévano Núñez, como secretario general de Gobierno en la administración que a partir de hoy encabezará Martín Orozco Sandoval, la ciudadanía se dividió en sus opiniones y mientras que para algunos “fue el premio por su descarada compra de votos que llevaron a la primera magistratura del Estado a su padrino político”, para otros representa una incógnita su desempeño como funcionario de primer nivel en el Gabinete estatal, cuando Javier sólo estudio hasta el 7º semestre de… ¡diseño gráfico!

PARA SUS críticos, su papel como jefe de la comuna dejó mucho que desear, las obras que realizó fueron de relumbrón, que en nada beneficiaron a la sociedad, su deterioro está a la vista, fue dinero tirado a la basura o que paró en sus bolsillos y todavía se dio el lujo de anunciar la realización de otras obras, “a sabiendas de que no concluiría su administración por integrarse al nuevo Gobierno Estatal”, de acuerdo a comentarios.

 PRUEBA DE su mala administración, continuaron diciendo, son las obras que se están realizando en la calle Centenario, en el tramo de Jesús Gómez Portugal a 20 de Noviembre, en plena zona centro y temporada de feria, la mecánica que siguen los trabajadores no es la adecuada para este tipo de trabajos de rehabilitación de la red de agua potable y alcantarillado, ni para la construcción de guarniciones y banquetas.

 LOS PEONES y ayudantes de la empresa constructora no apisonan la tierra como debe de ser, por el afán de terminar lo más rápido posible, en cuanto colocan un tramo de tubería, de inmediato lo cubren con la tierra que obtuvieron de la excavación, pero sin usar la famosa “bailarina” o sea la máquina para compactar la tierra y, de esa forma, al paso del tiempo los tubos se van reventar, el pavimento se va a fracturar y el trabajo malhecho va a saltar a la vista.

 EN CAMBIO los vecinos y comerciantes establecidos en el andador peatonal de la calle Centenario, aparte de reprocharle a Luévano Núñez su terquedad por no rehabilitar las fuentes de ornato de esa arteria y las que se encuentran en la plaza principal, que solo son usadas como depósitos fijos de basura y desperdicios de todo tipo, con el argumento de “no contar con el dinero suficiente”, mantienen la esperanza de que ahora sí “el presidente municipal suplente, Mario Alberto Morales Contreras, tome el toro por los cuernos y haga cumplir la ley a la usufructuaria del prostíbulo Punto y Coma, Edith Cristina de Lara Martínez, para terminar de tajo con su ilegal actividad”.

 ASEGURARON QUE no creen que la mujer siga gozando de la “protección oficial” que le dispensaba Luévano Núñez para que continúe explotando la compacta zona roja en la que ha convertido esa emborrachaduría, a menos que el jefe de Reglamentos Municipales, Juan Roberto Delgado González, continúe acatando las instrucciones de su exsuperior inmediato para “no molestar a la señora”, sobre todo ahora que la mujer pretende instalar mesas de atención al público al aire libre y frente a las puertas del prostíbulo, aprovechando la temporada anual de feria para incrementar sus ganancias”.

 ESA MISMA actitud iba a asumir la comerciante Gloria Marín, viuda del dueño de los billares colindantes con el antro de Punto y Coma, ofrecer servicio de bar en pleno andador peatonal y a las puertas de su negocio aprovechando la fiesta anual, pero cuando acudió con el “dueño de Reglamentos Municipales”, se llevó la ingrata sorpresa de que “tenía que tramitar un permiso mucho muy especial y muy costoso para extender su actividad comercial a la entrada del billar”.

 ADEMÁS, ANTE la insistencia de la mujer para que le explicara la razón por la que a Punto y Coma no se le trataba con el mismo rigor, Delgado González salió por la tangente y le advirtió que “de vender cerveza a las puertas del billar sin ese documento, le clausuraría de inmediato su negocio”, sin que contestara la causa “de la protección descarada que le brinda al tristemente célebre prostíbulo Punto y Coma”.